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¡Feliz año nuevo! (nos vemos en la farola)

En Nochevieja teníamos la costumbre de, poco después de las campanadas y las uvas, reunirnos todos los amigos en la farola que había en la isleta central de la Avda. Donostiarra.,que era por así decirlo como el centro topográfico, o sea el verdadero centro, del barrio. Digo que había, porque con el tiempo acabaron quitándola debido al empecinamiento de algunos conductores de estrellar su vehículo contra ella (que parece que le habían cogido gusto, oyes, y no pasaban tres meses sin que ¡zas!, batacazo contra la pobre farola que solía quedar maltrecha). No solo los de MOH y la baska, también acabaron sumándose amigos y colegas del barrio y nos juntábamos una peña considerable con ganas de golgorio y de celebrar como es debido el Año Nuevo. Bacilábamos un rato, nos deseabamos y deseábamos a todo el que pasara por allí feliz año, entre el ruido de petardos y algún cohete (¡alegria, coño!) y luego se disolvía la festiva cuadrilla y cada grupo se iba a lo suyo.

La tradición, que eso es lo que nos parecía a nosotros, una tradición en toda regla, no era muy antigua. Veamos. Yo aquel año había cumplido los dieciocho añitos y salía en fin de año desde los quince, así que este era el cuarto año que salía. El primero fue a un guateque en casa de los padres de mi amigo Pato, que estaba monopolizado por los amigos y amigas de sus hermanos mayores que ponían una música de lo más hortera. El segundo a otro guateque en casa de los padres de su novieta, la novieta de mi amigo Pato se entiende, allí la música la poníamos nosotros: mucho Canned Head y mucho "Llena tu cabeza de Rock" y los padres entrando cada dos por tres para ver que demonios estabamos haciendo (y la verdad es que no estábamos haciendo nada de nada, salvo escuchar música). El tercero en la discoteca de la asociación de antiguos alumnos de nuestro antiguo colegio, a nuestra bola, aunque el cura también entraba de vez en cuando, pero menos que los padres de la novieta de Pato el año anterior. Y este era el cuarto.

Así que, seguramente, y a no ser que alguién se acuerde de otra cosa, la añeja tradición de quedar en la farola de mitad de la Avda. Donostiarra se remontaba nada mas y nada menos que ¡al año anterior!, pero a nosotros nos parecía algo que habíamos estado haciendo toda la vida, así de raro fluye el tiempo cuando se es jovenzuelo (y cuando se es un tarra, por cierto, que te da por acordarte de cosas que parecían olvidadas: los viejos amigos, las primeras chicas, las primeras fiestas... ). Lo cierto es que la costumbre perduró por lo menos los siguientes años, hasta que como digo, el Ayuntamiento retiró la dichosa farola que por lo que se ve era un poderoso imán para toda clase de conductores borrachos o simplemente distraídos. En fin, ¡feliz año nuevo!, y nos vemos luego en la farola...

No, si ya nos parecía...

De las cosas que se acaba enterando uno. Resulta que Papa Noel, no es en realidad Papa Noel, no confundir con Santa Klaus o San Nicolas, que ese es otro tipo que también acabó unido a la celebración de las navidades. No, yo me refiero al gordo ese de las barbas blancas que lleva una especie de pijama rojo, gorro de dormir incluido, se desplaza en un trineo tirado por unos renos ¡que vuelan!, se cuela por las chimeneas o por las ventanas en su caso, si no hay chimenea, y que al parecer vive muy cerquita del Polo Norte, por Laponia o por algún sitio de esos, donde no se iría uno a vivir ni loco (que hace una rasca que no veas).

Lo que ocurre, según dicen los enterados en estas cosas (que también hay enterados en estas cosas, oyes) es que finalmente se acabaron fundiendo dos leyendas, la de San Nicolas, un tal Nicolás de Bari que al parecer era un tío muy enrollao con los pobres y con los niños (además de obispo, según parece) y la del Abuelo Invierno muy celebrado entre las poblaciones del norte de Europa. Y también parece que fueron los colonos holandeses los que le llevaron consigo a America, aunque le llamaban, en su lengua, claro, o sea en holandes, algo así como Sinter Klaas (que, aunque parezca mentira no tiene nada que ver con los sintetizadores ni otros cacharros similares que solemos usar los rockeros).

El menda, al principio montaba un caballo que volaba, lo cual no deja de ser un flipe, aunque todos sabemos que en realidad se desplaza en un trineo tirado por renos, como he escrito antes. Además, antes de convertirse en un abuelete gordinflón de mejillas sonrosadas, parece que se le represantaba más bién delgaducho y escuchimizado, como una especie de duende que además vestía de verde. Y parece ser que fue un dibujante de tiras cómicas norteamericano, que se llamaba Thomas Nast, quién primero lo representó de esta guisa, como un duende o gnomo que, habiendo bajado de su trineo, se colaba cargado de un saco por las chimeneas el día de Navidad para dejar sus regalos, que el tipo puñao enrollao también era, pero tenía que subirse en un silla de puro chiquitajo.

Luego lo fueron dibujando cada vez más gordo y más grande (que al parecer le sentaron bien los cereales y los dulces que le dejaban) y le cambiaron el traje verde por uno rojo como el que lleva ahora. Pero siguió usando su trineo tirado por renos que vuelan. O sea, que un gnomo, convertido luego en regordete abuelo bonachón, va por ahí en un trineo mágico gracias a que los renos vuelan, como si tal cosa. Los gnomos viven normalmente en las setas, fundamentalmente en esas rojas con pintitas blancas que, mira tú por donde, son las que se zampan los renos y los ciervos para cogerse unos colocones que no veas. Así que ya sabemos como volaban los renos, que cuando llevas un colocón de espanto también te dicen que vas volao (a saber lo que va fumando en la pipa). Además, las setitas en cuestión suelen crecer debajo de los pinos y los abetos, que también hay que poner y decorar con bolas de colores y lucecitas muy majas para que venga Papa Noel. No si ya nos parecia...

P.D. Los gabachos le llamaban Bonhomme Noël, de donde viene Papa Noel, y la imagen actual tan hortera se la debemos a la Coca Cola (como tantas cosas...)

¡Felices Fiestas!

Eso, felices fiestas y mucha juerga, parranda y cachondeo del bueno, que no era precisamente lo que hacíamos nosostros, que ya os he contado que nos daba, por lo general, por ponernos melancólicos y hasta un puntito místicos (que siempre nos pareció, por lo menos por aquel entonces, unas fechas muy apropiadas para ponerse un poquito místicos). Como había sucedido ya el año anterior, que la tarde de Nochebuena estuvimos Rulo, Juan Carlos y mi menda escuchando música en la disco de la asociación de antiguos alumnos de nuestro antiguo colegio, en plan místico y depre como si tal cosa. Y luego nos fuimos a casa todo cabizbundos y meditabajos (¿o se dice al revés?).

Bueno tampoco conviene exagerar, no es que fueramos a sucidarnos ni nada parecido, que ni se nos había pasado por la mollera, oyes, sencillamente que eso de tener que alegrarse por decreto empezaba a parecernos una chorrada tremenda y como éramos un puñao contestatarios, pues no nos daba la gana, ¡ala!, que ya nos alegraríamos cuando nos saliera de las narices, o de cualquier otra parte del cuerpo menos pronunciable, y no cuando marcara el puñetero calendario. Aunque para mi las navidades si tenían algo positivo, y es que como ya estaba crecidito en vez de hacerme un regalo, mi vieja me soltaba pasta para que me comprara lo que quisiera y así iba y me pillaba algún disco.

Es por eso que algunos los relaciono con la Navidad, porque me los compré y empecé a escucharlos por esas fechas, como el "Stand Up" de Jethro Tull, el "Boogie con Canned Heat", el "Obscured by clouds", de Pink Floyd, el Living in the Past" también de Jethro, o el "Raw Sienna" de Savoy Brown. Así que un par de días antes de la Navidad me piraba al centro, a la tienda que había en los sótanos de la Gran Vía y cumplía uno de mis sueños preferidos, hacerme con un disco nuevo. Y ese era para mi el mejor regalo, música, música para escuchar y flipar con todos aquellos grupos que nos acompañaron durante esos años. Y para aprender. Atrás había quedado la época en que tocábamos villancicos en la misa del gallo de la parroquia del barrio. Ya no eramos unos chavalines. Eramos unos jovenzuelos muy dispuestos a comernos el mundo con nuestra propia música. Y aquellos discos eran alimento espiritual (y no exagero un pelo).

Y como ahora estamos en vísperas de las navidades os pongo otro villancico del disco de Joan Baez que teníamos (y aún tengo) en casa. Es la versión francesa (vamos, que la canta en gabacho, ve tu a saber porqué, que a mi por lo demás me daba lo mismo que mis conocimientos de la lengua de Chespir eran tan escasos como con la de Molier), con sus campanitas y todo (que lo de las campanitas es una cosa muy navideña) de "Away in a manger", una canción de navidad tradicional anglosajona, que los villancicos de siempre ya los estamos oyendo todo el día por ahí.





Pues eso, felices fiestas y larga vida al rock´n roll.

Cenando en el chino

Si ya se que hoy es algo absolutamente normal y que estaría fuera de lugar dedicarle atención al hecho en si de ir a cenar a un restaurante chino, que ahora los hay por todas partes, pero por aquellos años, estamos en 1972, no había tantos. Mejor dicho, no había casi ninguno, y si eso pasaba en Madrid que era la capital del país, imaginaos por ahí fuera. En Córdoba, por ejemplo, no se abrió el primero hasta mediados de los ochenta, o sea mucho después y fue objeto de gran regocijo para los cordobeses. Así que para nosotros, rockeros de barrio periferico que tampoco estábamos muy acostumbrados a ir por ahí de cenorrios, era todo un acontecimiento y de algo propio de alguna celebración especial. ¡Dabuti, al chino!.

Resulta que en el barrio teníamos un amigo, Esteban, que era chino (de que parte de China, ya no lo se, que el país es un rato grande) y su padre tenía un restaurante en la calle Reina, justo detrás de la Gran Vía, que aquí a pesar de la infame dictadura, seguímos todos los madrileños llamándola Gran Vía y nadie la llamaba Avda. de Jose Antonio como la habían bautizado los fascistas que mandaban, que se llamaba ·"Cantón" (hay como diez millones de resturantes chinos con este nombre por todo el mundo, sino mira en San Google, pero no creo que todos fueran de su padre) seguramente porque servían (iba a poner "daban", pero me he cortado porque dar no daban nada, que luego te lo cobraban antes de irte) comida cantonesa, que es una variedad de la comida china, pero por aquel entonces nosotros no estábamos al corriente de tales pormenores gastronómicos. Con ir a zampar, que estaba muy rico todo y era tela de exótico, bastaba.

Las veces que íbamos a cenar, que tampoco eran tantas, sino más bien escasas, que ya he dicho que era una especie de acontecimiento, Esteban, que estaba ayudando a su padre con el restaurante, salía a recibirnos muy contento y nos atendían dabuti. Era un local grande con muchas mesas y se comía muy bien, no como en otros chinos que abrieron más tarde y que eran bastante cutres y hasta un poco guarretes (por decirlo suavemente), aunque no todos. Este era uno de los mejores y era frecuente encontrarse allí con el "Ballet Lazarov" que eran unos mendas que salían bailando en la tele, pero que iban a cenar como todo kiski y no a darse un bailoteo, y de vez en cuando también había algún que otro famosillo.

Nos gustaba mezclar los platos y comerlo todo junto, en vez de engullirlos por separado. Y nada de un vino bueno ni pijerías similares, ni siquiera uno malo, birra, mucha birra, que desde sempre es bien sabido la predilección de los rockeros por la cerveza. Así que mucha birra, que no falte, y rollitos de primavera, arroz tres delicias, cerdo en salsa agridulce, Tallarines con gambas, pollo frito al no se qué y cosas por el estilo, que nos sabían a gloria.

Lo más engorroso de todo era lo de los dichosos palillos, que no había manera de pillar bocado con aquellos trastos y, claro, podías usar el tenedor (que para eso lo habían inventado los romanos, oyes) pero no quedaba como muy propio, aunque ahora se ve de lo más normal (comer con tenerdor en un restaurante chino). A Salva, en cambio, se le daba cojonudamente, sería por lo de las baquetas, que para eso era el batería del grupo y siempre estaba tocando sobre algo cuando no tenía la batería cerca, y el tio los usaba con una velocidad y limpieza que parecía que no hubiera comido en su vida de otra manera. Y no solo agarraba con ellos los trozos del cerdo agridulce sino que se zampaba también de la misma guisa el arroz tres delicias, ante el pasmo y el asombro de todos. Y hasta los rollitos de primavera, que no se como se las apañaba para trocearlos sin usar el cuchillo. Y por más que yo le pedía que me explicara como se hacía, riéndose me lo enseñaba y decía: "es muy facil, mira, este se sujeta con el índice y este otro lo mueves con el pulgar", a mi no me salía ni a tiros. Y sigue sin salirme (cazurro que es uno).

Tiempo después abrieron otro restaurante chino más cerca del barrio, por el final de Bami o la Elipa, no recuerdo bien, y también fuimos unas cuantas veces (tampoco me acuerdo del nombre, sorry, "Jardín... de lo que sea). Allí es donde vimos y bebimos por primera vez el licor de lagarto, ¡con lagarto y todo dentro de la botella!, que a los chinos les debe parecer muy normal pero a nosostros nos daba un poco de yuyu. Lo cierto es que me supo a garrafón que te cagas (bueno, no me gusta el licor de arroz, que se le va a hacer), así que no me extraña que el pobre bicho estuviera muerto dentro.

No pasa nada (y villancicos rockeros)

No preocuparse, que no pasa nada. No es que se haya ido al carajo ahora "ReverNation" (que también sería un cantazo después del último fiasco, y de lo más chungo). Sencillamente es que he trasladado el "player list" que había aquí arriba a la barra lateral del blog, porque me parecía que quedaba más estético, que uno también se preocupa por esas cosas. Me gusta ver el título de la primera entrada justo debajo de la cabecera, que le vamos a hacer. Lo encontraréis facilmente y funciona exactamente igual. Lo bueno que tiene este sistema (y no recibo comisión alguna) es que según vaya añaniendo temas a nuestra lista en su página se publicarán automáticamente en el player, lo que es cojonudo, oyes. ¡Ah!, ¿que ya lo sabíais?, pues lo podíais haber dicho antes (claro que aquí no dice nadie ni mu, y sin embargo se que estáis ahí, que os veo en el mapita de abajo).

Bueno, para que veáis que no estoy enfadado (aunque supongo que tampoco ibais a dejar de dormir por ello) os voy a poner ahora un villancico de rockeros, aunque no es un rock`n roll (que en mi oponión no pega mucho para hacer villancicos, aunque ya se que hay más de uno por ahí). Este lo tocaban nada menos que Jethro Tull, uno de nuestros grupos favoritos, en su doble album "Linving in the past" y se llama "Christmas song", que originales fueron un rato con el título. Me encantó cuando lo descubrí por aquella época y todavía sigue sonando muy bien. Pues nada, que os guste y felices navidades rockeras.



Y por si fuera poco aquí tenemos al Ian Anderson con algunos añitos más, menos pelo pero igual de bacilón tocando con su banda y un pedazo de orquesta otro villancico, que es una pasada como suena.



Y para que veáis que hoy me siento generoso, y tela navideño, os pongo por último otro tema de los Jethro de su "Christmas Album", que es un pedazo de disco muy apropiado para oir y regalar por estas fechas (y tampoco me llevo comisión, sino que me encanta).


Canción de Navidad

Cuando llegaban estas fechas pillábamos vacaciones, primero en el cole, luego en la universidad, o en la escuela de turno, que casi todos éramos estudiantes además de rockeros y muy jipis. Aunque nos habíamos descreído bastante (no os vayáis a creer) desde hacía algún tiempo (en lo que los curas del cole realizaron con algunos una labor encomiable) la Navidad todavía guardaba un puntito de emoción para nosotros y sobre todo, nos daba, a algunos, por ponernos melancólicos. Además de eso, solíamos ir a la Plaza Mayor a ver el ambientillo de los puestos navideños. Todavía me acuerdo de una vez que pillamos el microbus (¡que era muy moderno!) en vez del metro y nos chupamos un atasco de más de dos horas.

Por mi parte, desde que lo descubrí de adolescente me encantaba leer esos días "Canción de Navidad" de Dickens (si ya sabéis, el del fantasma de la navidad pasada, presente y futura) que es el que ha inventado las navidades modernas tal y como las conocemos (y el que escribió el mejor cuento de Navidad de todas las épocas), además de la inestimable colaboración "desinteresada" de Coca Cola y El Corte Inglés. Así que me imbuía de tierno espíritú navideño y de una dulce melancolía que solía acompañarme hasta la noche de fin de año (de eso ya hablaremos más adelante). De pequeño, la vieja solía recitarme el cuento de "La pequeña cerillera", de Andersen, en una versión en verso (¡vaya que mal suena esto!) que ella se sabía. Pero, aunque me gustaba, me ponía muy triste. Prefería Canción de Navidad, donde el mezquino llega a convertirse en buena gente.

Las celebraciones en casa eran bastante modestas (antes pasábamos la Noche Buena, Navidad y Noche Vieja con mis primos) pero siempre había algo especial y nunca faltaba la rama de abeto que decorábamos con esmero con bolas rojas, verdes y azules, y algodón para simular la nieve. Hasta que me hice mayor y nos dejamos de chorradas, pero aún me seguía gustando oir villancicos. En casa no teníamos muchos discos de villancicos, pero años atrás había pillado el "Noel " de Joan Baez que me parecía una joyita. Aún lo conservo y aún me sigue gustando (creo que mis ancestros germánicos, por más que yo fuera un castizo madrileño de barrio periférico, han tenido bastante que ver en eso). Así que he ido y lo he buscado en el YouTube y ¡bingo!, ¡estaba!, bueno no completo, pero si algunos de los temas. Os pongo a continuación su versión del "Noche de Paz" que para mi es el villancico por excelencia (¡ah, los ancestros!) y lo canta estupendamente.



Aprovecho para desearos a todos unas felices fiestas y un buen año 2009, pero no os preocupéis, o preocuparos, no se, que yo seguiré estando por aquí dando la tabarra con la incomparable historia de MOH y de todas las cosas sin par que por aquellos lejanos años les sucedieron. Y con más música, por supuesto.

¡Listo! (y feliz Solsticio)

Bueno, acabo de volver a poner en el blog los tres temas de nuestra época más temprana, que como ya sabéis no son grabaciones originales, sino recreaciones hechas por mi mucho tiempo después. ¿Donde?. Donde habían estado desde un principio antes de que BooMp3 se fuera al carajo y nos hiciera la pascua (como era gratis, tampoco podías protestar). Si he tardado un poquillo es que además del curro que tengo me he pillado un trancazo de espanto que me ha dejado algunos días grogi. Ya estoy mejor, gracias.

Espero que el nuevo servicio, que todo sea dicho tiene mucho mejor pinta que el antiguo, sea más fiable, y no se vuelva a ir todo a la porra dentro de unos meses. Por si las moscas, me he apuntado a "ReverNation", que este si que está guapo y te permite hacer listas de reproducción y todo, como la que he puesto aquí arriba. Por cierto que tendré que cambiar la encuesta (bueno, un día de estos, ¡eh?), porque ahora hay más temas para elegir y votar. Ahora que se me ha pasado el trancazo seguiré explorando sus posibilidades, que parece que tiene bastantes. Y además también es gratuito, que es lo que más mola. Bueno, vuelta a la normalidad, quiero decir al normal funcionamiento del blog, que la normalidad esa no estoy muy seguro de cual es.

Como compensación a todo lo que habéis tenido que estar esperando (¡je!) entre sudores frios, noches en vela y nerviosismo agudo (oye, que este tipo es muy capaz de volver a ponerlas otra vez) os dejo aquí esta versión que he hecho con mis viejos teclados de la célebre "Gaudette", que se me antoja, mira tu, muy apropiada para estas fechas, mientras os vais preparando para celebrar el Solsticio, de invierno los de este hemisferio, (¡que no se diga!), que es cuando el sol está mas bajo y hace un frio que pela como en la fotico que he puesto arriba (que debe ser la tundra o algo parecido, ¿Laponia tal vez? por lo pelao que está), o el de verano, los que estáis en el otro hemisferio (¡que no se diga tampoco!) así que espero que os guste, o por lo menos que nos os disguste mucho.





P.D. Pues no, no tengo nada que ver con Waldo de los Ríos, ¿porqué lo dices?.

Bueno, ya esta arreglado (o casi)

Si, o casi, que ya he vuelto a poner todos nuestros temas tocados por nosostros (podéis encontrarlos en "nuestra música", si claro, es una etiqueta), para lo que me he tenido que currar el html ese, pero ya suenan otra vez. No así, las reecreaciones que había hecho de antiguos temas de los que (desgraciadamente) no se conservan o no encontramos las grabaciones.


Resulta que los tenía en el GarageBand ese y los convertí en mp3, pero luego, después de ponerlos en el blog, pues los borré (error tremebundo que no volveré a cometer). Así que, en cuanto tenga otro rato pues ya los pondré otra vez.

Para que no tengáis tanto trabajo en buscarlos os pongo (mientras veo como cae la nieve enmi pequeño jardín un acceso o player list en la lengua del Chespir (que me he pillao en una página muy guapa que he encontrado de pura potra y que aún me tengo que currar cuando tenga otro momento, hoy es domingo, ya se sabe, y son las tantas de la noche) a todos ellos (y aún faltan algunos, que iré poniendo con el tiempo, o sea poco a poco, para que no se me acaben en un pis pas) justo debajo de la cabecera del blog que está (por si algun@ aún no lo sabe, que de todo hay por ahí tan panchos y tan campantes como si nada) encima, justito, de esta misma entrada, que es lo que ahora estáis leyendo. No están en el mismo orden en que los puse la vez anterior, pero es que ¡no hay nadie perfecto!



Pues eso, que nos vemos

Se fue al carajo

No se porque extraña razón de repente han dejado de funcionar los reproductores (players) de los mp3 que con nuestros temas había ido poniendo en el blog.

Como les ha pasado a todos a la vez sospecho (que yo soy muy de sospechar) que tiene que ver con la página de alojamiento, que no es otra que BooMP3.

Así que lo investigaré en cuanto tenga un rato (que ando un poco pillado de tiempo) y si no me convence, buscaré otro alojamiento de mp3 en la red desde el cual se puedan escuchar nuestros temas.

Pido dsiculpas por el incoveniente (ya se que estáis todos locos por oir nuestros temas) y prometo solucionarlo lo antes posible.

Pues eso...

He consultado en "El escaparate de Rosa", mi blog de ayuda favorito, que de paso aprovecho para recomendaros a todos, y resulta que efectivamente, BooMP3 se fue al carajo como suponía, ya que le ha pasado lo mismo a mogollón de gente. Como no parece que lo arreglen voy a empezar a subir nuestros temas otra vez a un sitio que recomienda uno de sus lectores. Se llama MUZICONS y tiene buena pinta y es gratis como el otro (lo que es fundamental), aunque creo que no suena tan nítido. Espero que este dure más. Ya he puesto un player debajo de la cabecera del blog. Pero tardaré algo en subir todos los temas (ahora tengo mucho curro y poco tiempo), así que panciencia, please.

A hostiazo limpio

Por si no nos pasaran suficientes cosas chungas también nos cruzaron la cara. Vamos que nos dieron de hostias. A hostiazo limpio con Manolo, el hermano de Juanjo, y mi menda para más señas. Un tipo del barrio, al que conocíamos de vista. Un niñato guaperas de discoteca, todo moderno y a la vez hortera él, con su melenita recortada y sus pantaloncitos campana bien ceñidos, su chalequito abierto encima de la camisa con los picos del cuello por fuera, que se paseaba con dos chicas, cada una cogida de un brazo (que si las dos se cogían del mismo iba a resultar incomodo y tal vez hasta se escorara el tipo).

Parece ser que Manolo y yo, que íbamos a lo nuestro, tuvimos la tremenda osadía de mirar a las chicas según nos cruzábamos, así que el guaperas se nos acercó y nos inquirió en tono chulesco: "¿Qué, os molan las titis?", a lo que Manolo, pensando que estaba de coña le contestó: "Hombre, no están nada mal". Para que más. El guaperas le atizó un cabezazo en toda la naríz que lo dejó grogi y acto seguido se volvió hacia mí, que iba a espetarle algo, pero no me dió tiempo, ¡zas!, me endiñó un puñetazo y me puso un ojo a la virulé. A todo esto, una de las titis, nos decía a Manolo y a mi, "por favor no os peguéis, por favor no os peguéis", cuando hubiera sido más propio que se lo dijera a su furibundo acompañante.

No nos dió tiempo a reaccionar. El tipo se fue, con las titis cojidas del brazo, farfullando no se qué d así aprenderán estos a nos meterse con las chicas de los demás. ¡Pero si no habíamos hecho nada!. En todo caso una miradita de soslayo y nada más, que tampoco éramos un par de babosos que fueramos por ahí persiguiendo tías. Se ve que que quería lucirse y quedar de macho con ellas. Al poco llegó la baska y nos encontró en tan lamentable aspecto, Manolo sangrando por la nariz y yo con un ojo morado. Juanjo y Cesar querían ir a matarlo, bueno, un poco menos, a darle un par de hostias para que aprendiera el tío, pero ya se había esfumado. Así que aquella noche nos fuimos a casa conpungidos y doloridos.

Recuerdo que mientras iba en el metro a la uni a la mañana siguiente con el ojo que me escocía un güevo, iba pensando, lleno de rencor y de indignación, que aquello no me pasaría más. Tenía que aprender a defenderme y dejar de ser un ingenuo. Y un pacifista que huía de las broncas y las peleas. Y un cageta, que es lo que era en realidad, que lo de pegarme no me había molado nunca y había encontrado una justificación intelectual en lo del pacifismo. Pues no, aprendería karate, kung-fu, boxeo, lucha libre o cualquier cosa que me sirviera para romperle la jeta a tipos como aquel guaperas. ¡Vaya que si lo aprendería! (nunca lo hice en realidad).

En fín, al cabo de dos días estábamos en el barrio, que había sido el escenario de la escabechina, al mediodía (digo que entonces era al mediodía, el altercado había sido dos dias antes por la noche, sobre las nueve) cuando vimos llegar a Cesar muy sonriente. Le preguntamos que porqué estaba tan contento pero no nos lo quiso decir. Como insistimos bastante, que nosotros pesados podíamos ser muy pesados, nos contó que la noche anterior se había encontrado en un bareto con el susodicho guaperas y ni corto ni perezoso le había espetado "oye, ¿tu fuiste el que ayer pegaste a mis amigos?. No le dejó contestar, le soltó una hostia que lo tiró al otro lado de la barra. Luego salió del local. Desde entonces el tipo aquel, cada vez que se cruzaba con nosotros se cambiaba de acera (y no es broma).

P.D. 1 No os penséis que Cesar era un pendenciero. Jamás conocí nadie más pacífico y buena persona. Pero tenía la pegada de una mula.

P.D. 2 Ale, sin fotico hoy también, que no se guardan imágenes del evento y no era cuestión de poner cualquier ojo morado o similar alegoría sin más.

Un tunel sin fondo

Si, claro, podía haber dicho sin salida, pero no es lo mismo, si escribo sin fondo, significa que el tunel se parecía más a un agujero oscuro que a cualquier otra cosa. ¿Porqué no dije "agujero"?, sencillo, un agujero sin fondo evoca cosas (un desfalco, por ejemplo, y sin ir más lejos) que nada tienen que ver con lo que me pasaba. Y yo sabía bien lo que me pasaba. Qu estaba en un tunel sin fondo, lo cual quiere decir que el tunel iba hacia abajo y en caída libre. ¿Que, que me pasaba?. Estaba depre. Si, deprimido, amuermado, bajo, totalmente chafado de ánimos. y, ¿por qué?. Sus razones había, no os vayáis a creer. Y eso, que mi menda no ha sido nunca de tendencias depresivas, ni un ciclotímico de esos, por el contrario, los que me conocen creen que soy más bien un optimista. Pero ahora estaba jodido.

Para empezar, llevábamos meses, desde que Salva se fue a la mili, sin dar pie con bola musicalmente hablando. Todo lo que habíamos hecho desde entonces se me antojaba un desastre. O sea, lo que cualquier rockero desea con todo su alma, no tener batería y no poder tocar. Seguimos: no teníamos un local para ensayar. O sea que no ensayábamos. Y yo quería tocar (supongo que los otros, Quique y Rulo, también), pero es que yo, ¡quería tocar!, y sin local de ensayo estaba jodida la cosa. Muy jodida. No, no se podía decir que estuviera contento.

Mi flamente órgano Panther se había escacharrado, literalmente chasmuscado, y después del arreglo que me había hecho el Mauricio a precio de saldo, sonaba a cornamusa (y eso que yo nunca había oído hasta entonces una cornamusa, pero me imaginaba que no debía ser muy distinto). Así que un teclista sin teclado, sin local para ensayar, con un grupo mutilado (por la ausencia de Salva, oyes, que perder, no habíamos perdido ningún otro miembro, aunque yo me se de uno que para lo que me servía... )


Y además, ¡calabazas!. No, no me refiero a los suspensos en la uni y a tener que repetir curso, que eso me lo tomé en plan filosófico. Es que ese año se había consumado mi fracaso sentimental más profundo, hasta el momento, que luego tendría otros. Y es que la chica por la que me pirraba, Ernestina se llamaba, me había plantado (eso si, de muy buenas maneras) al día siguiente de darla yo un beso en toda la boca (que también se decía muerdo), que me había costado lo suyo, que mi menda era mogollón tímido además de cortado, porque el mamón del Bola había tenido la ocurrencia de declarasele la misma noche que yo (si, ya se que lo he contado en otro sitio, ¿y?, sucedió entonces, ese año, y era la gota que colmaba el vaso). Por si fuera poco, a los pocos día se lió (el Bola no, Ernestina) con un compañero de curso y aquello me dejó chafado totalmente.

Así que andaba depre, taciturno, amuermado, con el rostro torvo y el gesto chungo (¿o es al revés?). En fín, hecho una mierda. Metido en un tunel sin fondo. Sin ganas de nada, salvo que me dejaran en paz. El nuevo, y para mi, mismo curso empezaba, Salva no estaba, no teíaimos local de ensayo, y no íbamos a tocar en ninguna parte. ¿Quién da más?. Recuerdo que aquellos meses a menudo me cogía el rebote y me piraba a vagar por ahí sin sentido. O me sentaba en la plazoleta de Virgen de Lourdes bajo la lluvía hasta que me quedaba aterido. ¿Que podía hacer?. Nada, ¡a joderse tocan!.

Salieron los "grises" (pero se quedaron afuera)

Aquel otoño me matriculé en la Universidad de segundo de primero de Filosofía y Letras (ya he explicado que es donde había más tías y más melenudos, lo que para mi fue un argumento decisivo). O sea que repetía curso, pues me habían cascado tres suspensos gloriosos en griego (y eso que yo era de bachiller de letras), Historia del Arte y Lengua, por la sencilla razón de que me había tomado el curso bastante a cachondeo y me había fumado, literalmente, no pocas clases, sino muchas. Afortunadamente mi amigo Domingo repetía comigo y así no me sentía muy solo. Podía haber pasado de curso con tres asignaturas pendientes, pero no las tenía todas conmigo.

Cuando llegué a la Facultad el primer día de clase de ese curso, 1972-73, algo me llamó mucho la atención. Los "grises" que estaban en la puerta y nos pedían el carnet de estudiantes para dejarnos pasar, se habían ido. La verdad es que no se habían ido muy lejos, pero ya no estaban allí. Ni dentro, como antes, que tenían incluso un pequeño cuerpo de guardia según se entraba a la derecha en el edificio de Filosofía A, que es donde yo venía a mis clases. ¡Hombre, aquello ya no era los mismo!. Ahora, ¿como íbamos a llevar a cabo la acertada propuesta de Domingo de poner estudiantes en las puertas de las comisarias cuando cambiara la tortilla que les pidieran el carnet para dejarlos entrar?.

Pero como digo, tampoco se habían ido tan lejos. Se quedaron fuera de las Facultades, en el campus, bien visibles en sus jeeps y sus caballos y cuando había algún cachondeo que nos les molaba, ¡zas!, se liaban a palos como de costumbre, que era algo ya arraigado en ellos lo de deslomar a los pobres estudiantes, que éramos, como era sabido, unos rojos del copón y mogollón peligrosos. Así que, de vez en cuando, cuando la cosa se ponia fea, tocaba carrerita con los grises de perseguidores, aunque los que nos perseguían de verdad eran los antidisturbios, que eran mucho más bestias, y no habían echado, todavía, la barriga que distinguía a sus compañeros de armas.

Más de una vez tuvimos que ir jalando hasta Moncloa perseguidos por los susodichos antidisturbios con el único fín de que no nos tentaran losn huesos con sus porras y pasar una noche en los calabozos de la D.G.S., donde era noticia que las palizas también se prodigaban. Una vez en Moncloa, nos dispersábamos por las calles o nos metíamos en algún bareto, disimulando y poniendo cara de no haber roto un plato en la vida, como si la pinta no nos delatara como estudiantes, esto es, como unos rojazos muy, pero que muy peligrosos.

En una ocasión, Domingo, Jesús María, otro chaval y mi menda nos metimos en el primer bareto que vimos y, un tanto exhaustos, pedimos unas cañitas de cerveza como si tal cosa. Fuera se oía el fragor de la contienda (oyes, ¡que bien me ha quedado eso!). El dueño del bar, por precaución, cerró la puerta y puso el cartel de chapado, aunque dentro del local había gente. De repente a los pocos minutos, empezaron unos "grises" a aporrearla. Así que el hombre, con cara compungida, no tuvo más remedio que abrirla. Entraron y un cabo, entradito en años, que se ve que el hombre no tenía muchas luces para subir en el escalafón, empezó a gritar de malos modos que nos identificáramos. Y eso hicimos, bastante acojonados, la verdad, menos un señor mayor que al fondo de la barra siguió tomando su cerveza tranquilamente.

Ante tamaña desfachatez el furibundo cabo, se dirigió a él dando voces y le agarró por un brazo para que se volviera. Joder que si se volvió, y al tiempo que le pegaba un empujón que casi lo derriba, le puso un carnet ante las narices, ante lo cual el cabo, más pálido que un cadaver y medio balbuceando, solo acertó a decir algo así como: "...sus ordes mi, mi coronel. Ud. dis, disculpe, no sabía...". No pudo terminar. Le echó una bronca de órdago sobre que maneras eran esas de entrar en un establecimiento público avasallando a la gente, y acto seguido le pidió nombre y número. El cabo se los dió temblando y se fue con sus secuaces por donde habían venido. Hubo una explosión de aplausos, y también nos fuimos. Nos había salvado el pellejo. En fín, que me apetecía hoy contar alguna batallita.

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