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¡Feliz año nuevo!

Cuando se es tan joven como lo éramos nosotros entonces, el paso de los años no te preocupa ni te inquieta, sino que más bién es motivo de jolgorío y de algarabía ( y de mucha coña). Si la Noche Buena y la Navidad nos solían poner tristes, o al menos un tanto taciturnos, Noche Vieja era otra cosa. Tenía desde el principio un aire de fiesta y de cosa prohibida (la primera vez que la celebré fuera de mi casa fue con quince años en el guateque que organizaban en casa de Pato) que solo se hace una vez al año. Como de poner el mundo al revés y todo patas arriba. (transgresión, se llama, que lo he mirado en el diccionario). Sin duda, nos parecía por ello la noche más especial de todas y era para compartirla con l@s amig@s. Después de cenar (cada uno en su casa solía ser lo más habitual) quedábamos en encontrarnos, tras las campanadas, en la farola que había en el cruce de Donostiarra (que si, que ya se que ya lo he contado, hace doce meses para más señas, pero es que lo hacíamos todos los años, oyes) y luego, pues el plan que hubiera.


¡Fin de año del 74!. Una cosa era segura, ya no disponíamos de la discoteca de nuestro antiguo colegio. Si no recuerdo mal, el fin de año anterior lo celebramos en casa de Carmelo, las dos baskas, la de sus amigos y los MOH y alguno de los nuestros, en plan más bien tranqui, escuchando musikeli y cosas de esas. Asi que este año, ¡no tengo ni puñetera idea de donde fuinos a pasar la noche! (que cosas, ¿eh?), que no me acuerdo bien, ni mal, que no me acuerdo y ya está. Si que recuerdo una Noche Vieja en casa de los padres de Juan, que no estaban claro (que si llegan a estar habría sido otra cosa, o sencillamente no habría sido allí), nosotros y sus amigos de la Uni, que Emeterio estaba en la mili y se escapó el tío para poder estar con nosotros (vestido de militroncho y todo), pero se me antoja que fue después, otro fin de año (Eme, tronco, si andas por ahí me podías echar un cable con lo de las fechas). Otra cosa es también segura, nunca fuimos (al menos que yo me acuerde) a la Puerta del Sol con todo el gentío en plan borrachuzo, que lo de las grandes multitudes solo nos molaba en los conciertos (y a veces ni eso). Pero aquella noche no se que hicimos.

Lo que si sé es como lo voy a a pasar este año. Me quedaré en casita, tranquilito, y despues de cenar y encender la chimenea aunque no haga frío (que una vez tuvimos que abrir la ventana y todo que un poco más y terminamos en gallumbos de la calorina que se había montado) veremos alguna película antigua mi tronca y yo, mientras recuerdo a los viejos amigos y amigas con los que lo pasamos tan bien duarente aquellos ya lejanos años. Como siempre, me entrará la tentación de llamar a alguno de ellos para desarle un feliz año nuevo, pero luego desistiré ante el temor de ponerme en plan moña. Luego me acostaré no muy tarde (para ser esa noche, que yo casi siempre me acuesto tarde, noctambulo que es uno) y un poco beodo. Un fin de año tranquilito y lleno de recuerdos agradables (ya llevo algunos cuantos así) me parece ahora un plan estupendo, que ya bebí suficiente garrafón, hice el payaso hasta las tantas y me pille unas tajadas de espanto (con sus correspondientes resacones por cuenta de la casa) cuando tocaba. Y me da en la nariz que ahora ya no toca más de lo mismo.

Pues eso, ¡Muy feliz Año Nuevo a tod@s! (¡ah!, y no pienso volver por aquí hasta el año que viene).

Noche mágica y estrellada (y II)

Después de estar a punto de palmarla de congelación mientras flipábamos de lo lindo con las estrellas de colorines, nos fuimos a sentarnos junto a la estufa de leña por aquello de entrar en calor. Al poco rato ya se nos había pasado el biruji y estábamos tan contentos. Alguién (Rulo o Guillermo, que no me acuerdo ahora bien) trajo un par de naranjas de la cocina y nos las lanzó para que las cogiéramos. A modo de coña se las devolvimos y al instante estaba toda la habitación llena de cientos de naranjas que iban y venían de una mano a otra vertiginosamente y como por arte de magia. Así que también flipamos mogollón con aquello. ¿Estaría aquella casa encantada?. Luego, de repente, todo volvió a la normalidad y nos comimos nuestras naranjas tan ricamente. Encerder un cigarro empezaba al volverse una tarea complicada y no digamos lo de liarse uno.

Pensamos que era el momento de ponerse a escuchar musikeli en el loro que habíamos traído mientras hacíamos tiempo hasta que amaneciara. Porque queríamos ver el amanecer. Ver las estrellitas del cielo nocturno en el campito y verse un amanecer con todos los ruidos de los bichos despertándose eran cosas que nos molaban mogollón y que, básicamente, eran el objetivo de aquella escapada invernal. La cosa es que no amanecía nunca y empezamos a preguntarnos cada vez más perplejos que es lo que estaba pasando. Por muy raro que parezca ninguno llevabamos peluco así que tampoco podíamos saber que hora era. Pero debía de ser ya muy tarde y seguro que tenía que haber amanecido hacía rato, sin embargo la noche continuaba tan oscura como antes. Empezamos a intranquilizarnos pensando que tal vez el sol no volvería a salir jamás y que nos tocaba vivir una noche eterna.

Como no había forma de saber lo que estaba pasando nos fuimos a la piltra a descansar un rato y allí, despues de unos sueños de lo más extraño, nos pilló la primera y tenue luz de la mañana. ¡Estaba amaneciendo por fín!, o sea que no había ocurrido ningún cataclismo cósmico sino que el tiempo se había dilatado insospechadamente. Luego caímos en la cuenta que teníamos una radio y que podíamos haberla puesto para enterarnos de la hora. pero no se nos había ocurrido. ¡Que cosas!. Dimos un paseo alrededor de la casa y nos embriagamos con los olores de la montaña. Desayunamos. Mucho más tranquilos, descansados y despejados empezamos a recogerlo todo y a prepararnos para el viaje de vuelta al barrio. Había sido una sola noche pero la experiencia había merecido la pena. Una larga noche mágica y estrellada de la que nunca podremos olvidarnos.

Una cancioncilla navideña

Con esta canción de Navidad de Jethro Tull queremos desearos a todos muy felices fiestas. Y no puede faltar un recuerdo emocionado para Quique que nos dejó hace seis meses. ¿La letra?, bueno es un poco peculiar (si, ya sabemos que está en inglés, ¿que no la entiendes?, ¡anda!, ¡ni nosotros!, pero nos la ha soplado un amiguete), típico de ellos, pero tampoco está mal una visión alternativa de la Navidad, ¡no?. Pues eso, felices fiestas a todos nuestros lectores y amigos y el que no quiera celebrar la Navidad pues puede celabrar el Solsticio de invierno, como hacían antiguamente (la cosa es celebrar algo, oyes).



Y para estos últimos (los que prefieren celebrar el Solsticio de invierno, que seguro que hay unos cuantos) va dedicado este vídeo que se llama precisamente "Ring Out Those Soltice Bells"



Sea como sea, ¡felices fiestas a tod@s!

Noche mágica y estrellada (I)

Aquel fin de semana, Rulo, Gullermo y mi menda lerenda nos fuimos a pasarlo tan campantes a la casa que la madre de Rulo tenía en Mijares, un pueblecito de la Sierra de Gredos. (lo que no recuerdo es si su madre lo sabía o no). Así que nos pillamos el autocar o guagua (que era el único medio de transporte disponible) y una botella de vino tinto y un loro (entonces aún no se llamaban así) para entretener el viaje que duraba un güevo (y parte del otro). Allí estábamos, embarcados rumbo a la aventura. Habíamos salido temprano despues de comer y cuando por fin llegamos se estaba haciendo de noche, claro que estábamos en invierno que ya se sabe que se hace de noche antes. Así que cuando empezamos a subir la cuesta para llegar a la casa, después de un viaje de más de dos horas en el que unas chavalas nos estuvieron vacilando un poco (pero nosostros impasibles, como si nada, que a pazguatos no nos ganaba nadie), que nos parecía mogollón de empinada y mogollón de larga, ya iba quedando muy poquita luz.


Nada más llegar y después de coger algo de leña en el cobertizo (que se me antojaba un tanto gaudiesco, por aquello de las paredes curvas y tal) para la estufa de hierro que había en medio de la habitación principal, me sentí repentínamente chungo, con ganas de potar y todo, así que me fuí al baño y poté a gusto (uds. perdonen, pero lo exige la fidelidad al relato) y me llevé un susto de muerte al ver que había potado algo liquido y de color rojo oscuro. Salí corriendo y profiriendo vaguedades entrecortadas acerca de que había vomitado sangre y debía estar muy, muy malito. La carcajada de Rulo y la siguiente sagaz observación me tranquilizó bastante: "¡lo que has potado es el vino, tronco, que te ha sentado mal!". ¡Uf!, que alivio, así que era eso, bueno, eso estaba mejor, yo ya casi pensaba que me iba casi a morir apenas iniciado nuestro fín de semana serrano. Ya relajado y en plana posesión de mis facultades mentales (o casi) enpezamos a acomodarnos.

Decidimos entonces salir a dar una vuelta fuera, a pesar de que hacía un biruji que te cagas, por aquello de ver las estrellas (que siempre nos han gustado los cielos estrellados, oyes, y en Madrid no había mucha oportunidad de verlos). Y allí estábamos los tres, como tres pasmarotes bien embelesados contemplando el firmamento nocturno que en aquella despejada y fría noche de invierno tenía un aspecto inusual. Las estrellas brillaban con un fulgor casi mágico (o eso nos parecía a nosotros) y cada una tenía un color bien distinto. ¡Cientos de estrellas con cientos de colores y tonalidades!. Y parecáin increíblemente cercanas, como si pudiéramos cojerlas alargando la mano. Estábamos flipando de lo lindo, nunca habíamos visto así un cielo nocturno estrellado, ¡si resulta que eran de colores!, de unos colores vivos y brillantes como si se trataran de piedras preciosas colgadas de la bóveda celeste esa. Permanecimos así un buen rato, hasta que, al final, nos dimos cuenta de que estábamos empezando a congelarnos (lo de no sentir los pies fue la señal definitiva).

(Continuara... )

No está tan mal (para unos carrozones)

¡Quien nos lo hubiera dicho!. Si alguién nos asegura cuando empezamos esta aventura ciberespacial que íbamos a conseguir en menos de un año más de mil seguidores (o fans, que es como se dice en pikinglis) habríamos pensado que se le iba un puñao la olla y que necesitaba urgente atención de un loquero. ¡Venga ya!, ¿de que vas?, ¿no ves que no nos conoce ni dios y se nos pasó el arroz (musicalmente hablando, bueno el otro tambien, ¡ejem!, ahora que caigo) hace un porrón de años. ¿A quién carajo le va a interesar la música y las historietas de un grupo de rock progresivo de barrio periférico madrileno de los años setenta?. Asi que si empezamos con esta matraca fue sobre todo por darnos el gusto de estar en la red y de paso a ver que pasaba con los viejos amigos y amigas (que sabemos que estáis ahí, que nos lo ha dicho un pajarito, aunque no os hagáis notar de puro discreto o que os habéis vuelto más cortados que las mangas de un chaleco).

Pues resulta que no llevamos ni un año apuntados en MySpace y en ReverbNation (y en el Face Book ese también) y en total sumamos más de mil seguidores (y de todas las partes del mundo, oiga). Que si hubiéramos tenido en Madrid por aquella época mil fans, o la mitad, habríamos partido la pana, que incondicionales teníamos, pero sumando conocidos, amiguetes y amigos de toda la vida no debían llegar a cuarenta. Lo que no quiere decir que no nos escuchara más gente, sobre todo al principio y luego, al final, antes del parón que supuso la mili de Salva y una vez que por fín conseguimos otro local para ensayar y tirarnos el rollo. ¡Que sí!, que ya se que mil seguidores no es nada para una banda de rock que se precie (o que se desprecie que en esto nunca se sabe), pero es que se trata de unos carrozones que tocaban hace más de treinta años (algunos más, sin ir más lejos). Y la cosa va subiendo, lentamente, pero va subiendo, por lo que no descartamos de ninguna de las maneras llegar al millón cuando estemos en el geriátrico. ¡Todo un record!, oyes, una panda de viejales con un millón de fans. Asi ¿que la peña no está loca, eh?.

P.D. El dibujo es de un chavalote que se hace llamar Malaimagen y que hace cosas así de guapas.

Cuando el grajo vuela bajo...

...hace un frio del carajo. Pues si, oyes, que la sabiduría popular es muy sabia (por eso se llama "sabiduría") y aunque por Madrid no es que se vieran muchos grajos, de verse irían volando bajo los pobres bichos porque ya hacía un frío del carajo (bendito). Cosas de vivir en la puñetera meseta, como ya hemos explicado. Así que nada, a refugiarse en un bareto, si es que había pasta, o a pasar frío por la calle que por aquel entonces no había ni "plumas" ni la ropa esa tan dabuti para no pasar frio que hoy se estila. Ni termodactil ni nada. A pasar frio se ha dicho con las trenquillas o los abrigos de paño (estos eran más calantitos pero menos rockeros) o alguna chupa de pana o sintética de esas que dejaban pasar todo el biruji. Así que a ponerse camiseta y dos o tres jerseises, fufanda, calcetines gordos y guantes (fundamental, que se te quedaban las manos que no sentías los dedos) o a quedarse en casita para no congelarse.


La verdad es que preferíamos congelarnos a quedarnos en casita, salvo que la casita fuera la de Rulo y estuviera disponible. En ese caso, terciaba un acople de los guapos y ¡ale!, a escuchar música tan calentitos. Si no, paseitos por la calle hasta que aguantara el cuerpo, que lo de sentase en el parque o en la plazoleta ya no era cosa por aquello de que con los dedos tiesos de frio nompodías tocar la guitarra y lo que si podías es pillar un trancazo de no te menees (que más de uno hemos cogido tan ricamente en similares trances). O a acoplarse en algún portal, el de Salva era el preferido, para echar un truja (y lo que se tercie, si es que se terciaba algo) al abrigo del relente. O meternos un rato en el coche de alguien bien aparcaditos para no gastar gasofa pero que tambiñen solían estar congelados y no era plan. En fín, ¡maravilloso!, ¡dabuti!, ¡que viva el invierno y el frio y la madre que los parió!, que nosotros eramos más de clima templado, pero ¡que le íbamos a hacer! cuando el grajo enpezaba a volar bajo. Pues eso.

Nada, que estamos vagueras

Pues si, estamos algo vagos últimamente, y además tenemos mogollón de curro, así que además de vagos estamos rilaos del to (lo cual es una excusa muy maja para vaguear). Que tampoco nos preocupa mucho, oyes, que eso de la fama de vagos siempre la hemos tenido los rockeros, que siempre se ha dicho que somos unos vagos, unos guarros y unos degenerados (y algunos añadían "maricones"). Ya ves tú, que no hemos currado en la vida como cuando había que prepararse un concierto y encima teníamos que cargar con los cachivaches del equipo y montarlo y desmontarlo, y que aunque nos ayudaban algunos amiguetes, pues había que currar de lo lindo, que es lo que tiene ser rockero de barrio periferico sin un duro y todo eso. Así que de vagos, ná, que bien que nos lo hemos sudao porque no quedaba más remedio y si querías tocar pues ya sabías lo que te tocaba.

Lo de guarros también es un infundio de lo más chungo (y además es mentira) que aunque lleváramos las greñas desordenadas, el personal iba bien limpito y se cambiaba de gallumbos y de camisa a diario (o casi) y, sobre todo, no olía a nada raro, que no se puede decir lo mismo de algun@s que iban en el metro, que un día me tuve que bajar en mitad del trayecto del pestazo que había en el vagón que me estaba poniendo malo y todo. Que había gente que le tenía más miedo al agua que al mismísimo Belcebú ese (si, el tipo ese de los cuernos y el rabo y el pijama rojo, que a nosotros nos caía, el pobre, hasta simpático). Que también le teníamos yuyo al agua, pero solo a la que se bebía, que para que vas a beber agua cuando la birra está tan rica, pero a lavarnos todos los días no le hacíamos ningún asco (y nunca mejor dicho) que eso de ir todo pringoso nunca ha sido cosa de rockeros sino de otros oficios que no voy a mentar para que no se mosquee nadie.

Y de degenerados, pues ¡que ya quisiéramos!, que no era tan facil degenerarse en el muermo y la birria de país que era este por más empeño que le pusiéramos, que esto no era Francia, ni Inglaterra ni Suecia, que allí si que se habían degenraado a gusto y a sus anchas, que no había más que ver lo lustrosos que andaban poe ahí y lo felices que se les veía, que por lo que se ve el degenerarse debía de ser una cosa muy buena y que sienta muy bien a la salud, que por eso estaba prohibida y no les gustaba al clero. Que la experiencia nos había enseñado que lo que no les gustaba al clero solía ser casi siempre algo guapo y divertido y no hacía falta tampoco ser un lince para darse cuenta. Pero que por más que queríamos degenerarnos no había manera. Pues eso, que ni vagos, ni guarros, ni degenerados (esto último por falta de ocasión más que nada, que aquí la cosa estaba muy malita para degenerarse).

Bueno, pues hasta otra, que andamos en plan vagueras (aunque no se haya notado mucho)

Y llegó (otra vez) diciembre

Pues si, como si no quisiera la cosa, había llegado otra vez el mes de diciembre y con él el frío y el no poder estar en el parque tocando la guitarrita y tener que buscarse la vida para pasar las tardes y noches del fín de semana calentito (que con congelarse unas cuantas noches por semana ya era suficiente). Por aquella época Quique se había ido a vivir a casa de Carmelo y Delia, en el barrio de Lavapies, uno de los barrios más castizos de Madrid, sino el que más, con buenas tascas y garitos y con el cine Olimpia en la plaza del mismo nombre (por cierto que el barrio, según se cuenta tenía un origén judío y la fuente en la plaza era para que se lavaran los pinrreles aquellos que no lo eran y así poder entrar en el mismo, ¡que cosas!, ¿eh?). Y allí, que quedaba cerca de Atocha y de la Cuesta de Moyano, otros dos de nuestros referentes en la geografía de los madriles, junto con El Retiro o El Rastro, a casa de Carmelo solíamos ir algún viernes o sábado por la noche y nos entreteníamos jugando el speedy, que es un juego de cartas de origen mexicano (según creo) que es una auténtica locura y mogollón de divertido.


Lo bueno de diciembre eran las vacaciones que pillabamos los que estábamos estudiando (o los que hacían que estudiaban, que de todo había en la baska, aunque yo ya me había puesto las pilas, si bien tambien me había fumado, y nunca mejor dicho, un buen puñao de clases los dos pirmeros años en la uni) y lo jodido (huy, ¡perdón!, se me ha escapao) buscar un sitio chachi o dabuti (que viene a ser los mismo) para pasar las fiestas, esto es para salir (de casa) después de la cena de Nochebuena y la de Año Viejo. Y la cosa estaba jodida (¡anda!, se me ha vuelto a escapar otra vez) que a nosotros el rollo que más nos iba era el de juntarnos en la keli de algún amiguete a escuchar música y bacilar pero en plan tranqui, que los follones navidelos con los locales a rebosar de peña y la bebida de garrafón no nos tentaban mucho. Pero la oferta no era muy abundante que digamos y había que estar al loro a ver en donde nos podíamos apalancar. Bueno, pues ahí que había llegado, como si no quisiera la cosa, otra vez el mes de diciembre, que era proclive a que nos pusiéramos un punto nostálgicos y hasta místicos.

Colours of Fall

Pues si, nos gustaba el otoño. ¿Que pasa?. Es muy sencillo. En la ciudad donde vivíamos (o sea en Madrid) el verano y el invierno resultan insoportables. El verano poque es una torradera, vamos que hace un calor de espanto, una solanera asesina, que por eso Madrid, en el fondo, no es más que un poblachón manchego venido a más (a capital, sin ir más lejos, que no se sabe muy bien que es lo que vieron los próceres aquellos en semejante lugar para convertirlo en capital del reino de las Españas, a no ser que se estubieran cachondeando, que es una posibilidad, aunque bien pensado a lo mejor solo querían tocar un poco los güevos, que ya se sabe como eran los monarcas por aquel tiempo). Y el invierno porque hace un frio que te cagas, que es una pasada la rasca que corre. Que por eso se dice que tiene un clima extremo (aunque más bien habría que llamarlo exterminador), o te asas o te congelas, menos en el otoño. ¿La primavera?. Sencillamente no existe. No aquí, en los madriles. Que un día te estas congelando y al día siguiente estás sudando como un gorrino (y eso que los gorrinos no sudan ¿lo sabías?. El otoño, en cambio, aunque breve, es la única temporada del año templada, que no tienes que ir forrado de ropa como un esquimal, ni en camiseta y gallumbos por la calle (que aún así, te sobran en plena canícula madrileña).



Pero además el otoño tiene otras cosas guapas. Los colores, por ejemplo. ¿Que qué colores?. Pues los de las plantas y los árboles, oyes, ¿cuales van a ser?, que aunque vivíamos en un barrio periférico de gran ciudad desarrollista (esto ha quedado bién ¿eh?), teníamos dos parques muy dabuti y las calles eran amplias y llenas de árboles y setos con sus plantitas, que solo se sabía que era un barrio periférico porque estaba a tomar por c... del centro y porque las casas eran una mierda (dos sutiles detalles que bastaban, sin embargo, para indentificarlo al momento). Bueno, volviendo a los colores, era un disfrute, para unos amantes de la psicodelia como éramos nosotros, la combinacion de verdes, ocres, tonos rojizos y demás que podían verse en otoño sin salir del barrio. Y las hojas por el suelo, se nos antojaba que le daban un toque de cuento céltico que evocaba un paisaje de duendes, trasgos y demás criaturas que pueblan los oscuros bosques del norte (la verdad es que nunca habíamos estado en ninguno, pero imaginación no nos faltaba). Que parecía la foto interior de la carpeta del "Trilogy", al álbum de Emerson, Lake & Palmer que hizo las delicias de nuestros orejos tantas tardes en casa de Rulo. Y si te ibas al Retiro o al parque de la Fuente del Berro (que caía más cerca) podías flipar con todo esto de lo lindo. ¡En fín!, cosas que tiene el ser espíritus sensibles... Y además en otoño nacen las setas. Pues lo dicho.

Finales de noviembre (reposición por el morro)

Para estos finales de mes nada más a güevo que una canción de Sandy Denny, que venía en un albúm doble que se había pillado el Rulo y se llamaba "El Pea", y que había sido grabado enteramente por gente de la Island Records. El título de la canción era "Late november" y pertenecía, aunque de eso nos enteramos luego, a un disco mágnifico que grabó en 1971, cuando ya había dejado Fairport Convention, y que se llamaba "The North Star Grassman and the Ravens", sencillamente genial.

Resulta que oíamos el disco de Rulo en todas partes, que nos había dado fuerte oyes, en su casa por supuesto, pero además lo habíamos grabado en una cinta de casete y lo escuchábamos aquí y allá, que tenía un montonazo de temas muy guapos y enrollaos. La canción de Sandy Denny, que a mi desde el principio me dejó conmocionado por su belleza, era la segunda de la cara A del primer disco, después del no menos magnífico "Empty Pages" de Traffic, un grupo a donde había ido a parar el teclista Steve Winwood, que antes había tocado en el Spencer Davis Group. Así que era la segunda que escuchábamos cuando Rulo ponía el disco o cualquiera de nosostros la cinta de casete.


No me negareís que es un temazo de los buenos y además tiene, no sé, como un lírica especial, además de su maravillosa voz, que me recordaba algo a la de Grace Slick de los Jefferson Airplane, pero mucho más suave y cálida sin perder por ello nada de fuerza. Como digo, escuchábamos la cinta en cualquier parte y aún recuerdo una tarde de otoño en el coche del Eme, perdidos en mitad de un campo en medio de ninguna parte, y la sensación de ser transportado por la canción de Sandy Denny, que luego cantó con Led Zeppelin en su cuarto album en "The Battle of Evermore".

Luego, un día en casa de un conocido de Quique que nos había propuesto tocar los tres en la fiesta de fin de curso de su colegio que estaba en Alcalá de Henáres (cosa que al final hicimos por aquello de que tocar era tocar aunque fuera en plan acústico y no sacáramos un duro, aunque a comer nos invitaron) escuchamos el albúm entero, que el tipo era forofo, y flipamos de lo lindo. Así que ahora no puedo resistirme a la tentación de poneros otros video de la Sandy. Este en directo con su anterior banda, Fotheringay, con la que había grabado otro disco estupendo pero que duró muy poquito (la banda, no el disco) pero sonaba igual de bien.


P.D. Pues eso, que no teníamos ganas de currarnos el blog este finde y hemos puesto un post de hace un año (un poco tuneado, eso si) por todo el morro, sorry.

Una guitarra nueva

Habia dejado mi viejo y cascado Panther, junto con mi Hoffner eléctrica y mi ampli en el local de Don Falismin aquel verano y nunca volví a por ellos. No echaba de menos mi viejo órgano con el que había aprendido a tocar, porque ahora tenia un flamante Yamaha de doble teclado en mi casa que molaba un mogollón del bueno. De mi vieja guitarra eléctrica, más antigua aún que el Panther, tampoco me acordaba mucho y cuando lo hacía de lo que me acordaba es que era bastante durilla (por no decir otra cosa), comparada con las guitarras que había probado luego por ahí, y no tenía ganas de volver a despellejarme los dedos (justamente por las llemas que es lo más blandito y lo que más duele), que ya me los había despellejado bastante al principio (cuando comenzamos con lo del grupo). ¿Y el ampli?, bueno pues que solo tenía cuarenta watios de potencia y con eso no ibas a ningún lado (y menos tocando rock progresivo y sinfónico).

Sin embargo echaba de menos tocar la guitarra, ya que mi trayectoria musical había empezado con ella, ya que lo del teclado vino después (como sabrán tod@s aquell@s que siguen este blog y ell@s sabrán porqué, que a mi no se me ocurre ni me alcanza). No era cosa de pillarse una guitarra eléctrica por la sencilla razón de que no tenía pelas ni para una de segunda mano. Y luego estaba lo del ampli, que una guitarra eléctrica si su amplificador pues que no tiene mucha utilidad, oyes, que no se oye un carajo y tampoco era cosa de enchufarla a la radio, como se hacía antes, que las radios modernas, o sea los transistores a pilas, no estaban preparados y en eso habíamos salido perdiendo claramente, para que luego digan que toda mejora tecnológica es un avance, que a veces si y a veces no, pero no me voy a enrollar más con esto que veo por ahí a algun@s que están a punto de la desbandada (¡poca paciencia tiene el personal!).

Así que me decidí por pillarme una guitarra española, que me gusta llamarla más así que "clasica", y me fuí con el Quique una tarde a Leturriaga (que ahora no me acuerdo si fue a Leturriaga o a la Unión Musical, que para el caso...) y allí estuvimos un buen rato, que nos sacaron unas cuantas que se apañaban a mi modesto presupuesto (que tampoco iba a comprarme la guitarra de Paco de Lucía, ni la del Maestro Segovia, ni aún la de Narciso Yepes) y Quique, que era el que mejor la tocaba con diferencia (pero con mucha difrencia) las fue probando tranquilamente hasta que al final dijo: ¡esta!, y la pillamos y nos volvimos para el barrio tan contentos. Que ya teníamos otra vez guitarra española (y aún la conservo que ha salido cojonuda y con ella ha aprendido a tocar mi cuñado y aún ahora todavía la toca mi hijo y eso que un invierno que hizó una rasca que no veas y que me la había olvidado en el cuarto de abajo se me rajó por el mastil y hubo que hacerle un apaño) y podía volver a dar el coñazo en plan cantautor, que distraía mucho mientras no hubiera local para ensayar. Y en esas estábamos.

Una de monstruos

Aquel otoño del 74 fuimos una noche al cine Canciller, que era uno de los mejores cines del barrio, en plan estreno y todo, oyes, a ver "El jovencito Frankenstein", una peli de Mel Brooks con Gene Wilder, Peter Boyle y Marty Feldman (el "ojos de huevo") en el reparto y nos partimos de la risa. Vamos, que nos estuvimos riendo más de una semana seguida. Mucho tiempo después, nos sigue pareciendo una de las mejores pelis de Mel Brooks, que ya se había distinguido por ser el productor del "Superagente 86" que también era bastante desternillante (aunque mi menda, como no había tele en casa, solo había visto algunos capítulos en casa de algún amigo), junto con "La última locura" y "Que asco de vida". Las otras no molan tanto (por lo menos a nosotros, que ya sabemos que hay gustos para todos y seguro que hay alguien por ahí que le gustan más alguna de las otras, pero no vamos a discutir por eso ¿eh?). Aquí abajo podéis ver la secuenciua en que el Dr. Frankestein se encuentra con Igor (seguramente una de las mejores de la peli, junto con la del ciego, la pártida de dardos y en fín, ¡tantas otras!).



Bueno, pues resulta que hemos encontrado un sitio de esos donde su puede volver a ver por la cara, así que si a alguien le apetece (y no la tiene en casa, o la tiene en video y se le escacharró el aparato hace tiempo), ya sabe, solo tiene que pinchar en este link:

http://www.divxonline.info/pelicula-divx/299/El-jovencito-Frankenstein-1974/

Y a lo mejor cae esta noche y todo.

¡Ya hemos vuelto!

Ya estamos otra vez aquí, que nos hemos tenido, por cuestiones del curro, que bajar unos días al moro (¡que no!, que no somos camellos, ni nada de eso, oyes, que tenemos unos curros bastante respetables para unos viejos rockeros como nosotros), no al de aquí enfrente, sino al que caé un poco más a la derecha (en el mapa, claro), o a la izquierda según desde donde se mire, y hemos estado allí y nos hemos dado una jartá de currar con madrugones a diario, que había que levantarse a las seis y media de la mañana (que es una putada como un piano, que llevamos muy mal eso de madrugar, que nunca ha sido cosas de rockeros ni de gente desaliñada como nosotros). Pero bueno, que también nos hemos zampado algún cuscus que otro (que están buenos, pero estarían aún mejor si le pusieran algo de gorrino, pero ya se sabe, que al bicho le tienen mucha tirria por ahí y no quiren ni verlo ni olerlo, y ni que decir de zamparlo) y nos hemos bebido algunos tés de menta de esos con sus piñones y todo.

Y que ya estamos de vuelta, dispuestos a seguir dando la tabarra con la cosa esta del Manicomio, que ya le hemos cogido el gustillo y no hay quién nos pare. Así que, una vez que se nos pasa la cagalera que nos hemos traido de recuerdo, pues que seguiremos por aquí, como siempre, para deleite de algun@s y deseparación de otr@s (que son tont@s, oyes, que si no les va el rollo, con no volver a leernos ya lo tienen arreglado). Pues eso, que hasta muy pronto, que esta va de mosqueo y para deciros que no nos hemos rajado ni nada, asi que seguimos en la brecha (que no sabemos muy bién que es lo que quiere decir, porque aquí no hay ninguna brecha por ningún lado, pero es algo que hemos visto que se suele usar en estos casos).

Estamos de vuelta en un pis pas (o casi)

Pues nada, que vamos a estar ausentes uno días, pocos (¡mira!, ya hay alguién por ahí que se está alegrando), porque tenemos un montón de curro, oyes y no nos va a dar tiempo pa na. Esperamos que no sea más que una semanita, así que pronto (que el tiempo pasa volando menos cuando estas currando) estaremos de vuelta, en un pis pas vamos, o casi, para seguir dando la barrila como es habitual. Mientras tanto, podéis echarle una miradita (o varias) a este blog tan majete que hemos encontrado por ahí (bueno, por ahí no, lo hemos encontrado en internet, para ser exactos). Se llama la terraza progresiva y mola mogollón: http://laterrazaprogresiva.blogspot.com/

Y también os podéis ver este video de los Jefferson Airplane (unas de nuestras bandas favoritas de siempre) tocando en una terraza (que la cosa hoy va de terrazas, a lo que parece) y en plena calle, que es una cosa rarisma, pero está muy bién:



¡Anda!, y ahora resulta que nos entran dudas de quienes habrían sido los primeros (en tocar en una terraza) si los Beatles o la panda de jipis estos. Bueno, pero eso cuando volvamos en unos días.

De concierto en concierto (pero menos)

Debió de ser más o menos por aquel entonces (otoño de 1974) cuando los Soft Machine vinieron a Madrid y dieron un concierto una noche en M&M, el único garito que se atrevía a hacer esas cosas por aquel entonces. Digo que debió de ser por aquella época, porque recuerdo los comentarios de Moisés sobre el batería y fundador de la banda, Robert Wyatt, que, al parecer, tocaba algunos temas a cuatro baquetas, estos es con dos baquetas en cada mano (aunque ahora no estoy seguro que no fuera John Marshall, que entró en el grupo en el 73, después de que Wyatt se hubiera marchado). También recuerdo que hacía frío pero no era invierno (había aún hojas en los árboles, lo cual es un indicio bastante seguro, al menos entonces que ahora ya no es fiable), y puesto que habíamos conocido a Moises aquella primavera, debíamos estar en otoño (y a esto se le llama agudeza mental). Lo que ya no recuerdo tan bién es quien fue al concierto. Yo desde luego, no, aunque creo que si fueron Quique y Juanjo que vinieron flipando de lo lindo. No en vano era una de nuestras bandas favoritas.

De alguna manera, aquello vino a inagurar lo de los conciertos de grupos extranjeros, de los que hasta entonces andábamos más que escasos. Otro grupo al que vimos por aquella época (y en esta ocasión si que fui yo al concierto) fueron Blood, Sweat & Tears, que también nos molaban lo suyo, aunque no hicieran rock progresivo ni psicodélico y estuvieran mucho más cerca del jazz. Pero es que el jazz mola, tú. En aquella ocasión fiomos toda la baska a verlos al teatro Monumental, que estaba (y supongo que seguirá estando) en la Plaza de Antón Martín, cerca de Atocha, uno de nuestros lugares de encuentro favoritos por aquelllo de que al lado, justo al lado, está (y estaba la Cuesta de Moyano), y era una especie de segundo barrio para nosotros. El concierto en cuestión fue una pasada, que aquella gente tocaba de puta madre, oyes, y sonaban en directo mejor y con más fuerza que en los discos (que nos los habíamos oido todos).

Por cierto que en el Monumental también fuimos a un concierto del John McLaughlin y la Mahavisnu Orchestra que fue un peñazo que no veas. Para empezar los tíos tardaron más de media hora en salir al escenario (sin teloneros ni nada) y la baska empezó a impacientarse. Luego, cuando por fín aparecieron, va el menda, que iba de místico por la vida y vestido con túnica y tod, y pide unos minutos silencio para meditar y rezar. ¡Y se lió la gorda!, que le llamaron de todo, pero nada bonito. Así que empezaron a tocar, pero aquello sonaba fatal y se les veía como desganados y a mitad del concierto fuimos y algunos nos marchamos. Y ahora que lo pienso, pues no se si esto ya lo había contado, que a veces se me va la olla y me hago un lío. Bueno, pues no sé, si lo había contado ya os aguantáis.

Se ha petao (nosotros no hemos sido)

Pues que se ha petao el invento este del Blogger, que no había forma de entrar ni de ver ningún blog (o bitácora, que también se les llama pero suena mucho más cursi y además aquí nadie tiene un barco) y así ha estado casi toda la tarde, que queríamos haber escrito antes, para luego irnos por ahí a tomarnos algo (que es Jaloguin, pero no viene al caso, que no nos vamos a disfrazar ahora de brujas, monstruos varios (algunos no lo necesitan) y vampiros porque lo hagan los yankis esos, sino que es sábado y apetece darse un rule por el pueblo, oyes, que es mucho más castizo y de aquí de toda la vida), pero no ha habido manera hasta hace un rato, así que ya no vamos a escribir lo que teníamos pensado (que tampoco era gran cosa, que no vamos a estar comiéndonos el coco para las chorradas que solemos contar aquí de vez en cuando). Y es que es una faena cuando se peta la internet, que ya estamos todos enganchados y se nos queda una cara de tontos que no veas.

Que ya podíamos haberla tenido (la internet esa) en aquella época (cuando éramos unos jovenzuelos y andábamos zascandileando como unos locos), aunque tampoco habría servido de mucho que los ordenatas del momento tenían el tamaño de un carromato de feria (y no exageramos ni un pelo), como el que sale en la peli de "Juegos de guerra" (que no veas como mola la peli esa y si hay alguién por ahí que no la haya visto pues que se anime que más bodrios se habrá tragado sin rechistar ni nada), y no te cabían en casa por más que te empeñaras, y venían a costar un pastón de los buenos. Y además tampoco se había inventado el güindos ni nada que se le pareciera y para manejar un cacharro de aquellos tenías que irte a la escuela de informática y pasarte allí cuatro o cinco años dándole que te pego a la sesara, que el Salva empezó y todo pero luego se lo pensó mejor y dijo que aquello lo iba a estudiar su padre (no el suyo, sino el del autor del invento) que por lo visto era un follón de numerajos que no veas y además no tenía nada que ver con el rock progresivo.

Bueno pues eso, que se había petao esta tarde y que nosotros no hemos sido, que basta que tengas pinta de rockero para que te echen las culpas de todo. Y ahora nos vamos a darnos un rule y a tomarnos unas birras, que para eso es fín de semana y no toca currar. Así que, hasta la vista.

Vendiendo Inglaterra al peso

Así se llamaba el sexto álbum de Génesis, grupo al que habíamos descubierto por pura casualidad unos años atrás (y que desde entonces se convirtió en una de nuestras bandas favoritas de rock progresivo) en el Discoplay que había en los Sótanos de la Gran Vía (no nos daba la gana de llamarla Avda, de Jose Antonio), una de las mejores tiendas de discos de Madrid durante bastantes años, y que solíamos visitar al menos una vez al mes. Bueno, así se llamaba traducido al cristiano que en inglés era "Selling England by the Pound". Se trata de uno de los mejores álbunes de Génesis, después de "Foxtrot", que tampoco era manco que digamos. Pues nada, que también lo escuchábamos mucho por aquella época y venía a confirmar nuestra pasión por el rock progresivo británico.

La portada (que se ve aquí arriba) era una auténtica maravilla, muy en la línea de las demás carátulas de los discos del grupo, aunque se trata de una pintura de Betty Swanwick (las anteriores eran de Paul Whitehead) llamada "El Sueño", y anda que no hemos flipado con ella.



En este video que hemos puesto se puede escuchar la mágnifica "Dancing with the Moonlit Knight", que es el primer tema del álbum y se aprecian muy bien las grandes cualidades de Peter Gabriel. Pues, ¡alé!, a disfrutarlo.

Mogollón de basca

Aquel año el planeta (si, este, no va a ser Neptuno, si te parece) había alcanzado la cifra de 4.000 millones de personas (bueno, algunos, como el que nos gobernaba aquí, era dudoso que fuera una persona, pero, en fin, para no liarnos... ) lo que por aquel entonces parecía todo un record. Mucha basca, basca por un tubo, mogollón de basca y eso que aún estábamos lejos de los 6.791.170.386 que venimos a ser ahora mesmo (¿que como lo sabemos?, ¡pues anda que es dificil!, porque lo hemos buscado en el San Google, oyes, y nos ha aparecido una paginita muy mona con los datos actuales de la población mundial, si te parece, no vamos a ir contando un@ a un@). En cualquier caso parecía que aquello estaba a punto de estallar y que ya no cabía un alma (aunque las almas ocupan poco espacio ¿no?, bueno eso el que la tenga, que tampoco estamos tan seguros de que todo el mundo tenga la suya), y, mira, casi 3.000 millones más desde entonces. Y aún quedan sitios vacíos. ¿Que donde?, pues aqui mesmo, sin ir más lejos, que está toda la gente apiñada en las grandes ciudades y el campo esta prácticamente vacío y abandonado. Y si no echarle una miradita al mapa nocturno este tan guapo que hemos pillao (por todo el morro) por ahí.


Como se puede apreciar facilmente, este país esta vacío, mucho más vacío que los otros países que se ven (el norte de Africa no vale, que es desierto, y los de arriba todo hielo). Eso, o la basca por aquí no enciende las luces por la noche y por eso no las pilla el satélite de marras cuando saca la fotico.

Y hablando de basca, aunque nos empezaba a preocupar el tema (no que hubiera mucha, sino que unos pocos vivieran de puta madre y el resto a verlas venir), lo que de verdad nos molestaban eran los sitios atiborrados de basca. Solíamos ir, de vez en cuando, a la Cervecería Alemana, de la plaza de Santa Ana, y también a los garitos de la calle Libertad. Hasta que estuvieron atestados de basca, que ya no te podías acercar a la barra a pedirte una birra y siempre había algún patoso que te pisaba o te tiraba media consumición encima. (eso si no te potaba, que también se han dado casos). Y con el mogollón de basca a tope y descontrolada (que cuanto más somos más nos descontrolamos, vete tú a saber por qué), siempre pasaba lo mismo, además de los patosos llegaban los chungos y los macarras en plan peleon y el sitio terminaba yéndose al carajo con las peleas y la poli que venía cada noche. En fín, que parece que la gente, sino está bien apretujada no se encuentra a gusto. ¡Que cosas!.

De un colega nuestro

Hoy os presentamos la música de un colega y amigo nuestro. Un colega y amigo de aquellos tiempos. Bueno, lo conocimos un poco más tarde, cuando nuestra última etapa en que además de MOH, teníamos otra banda que se llamaba Rompeolas. Pero bueno, que de todo eso ya hablaremos en su momento que aún nos quedan un puñao de cosas por contaros (así que hay tabarra para rato). Nuestro colega ha desarrollado un proyecto musical que se llama Erzsebet. Se trata de rock gótico que suena increíblemente bien. ¡Es una pasada!. La verdad es que estamos muy contentos y flipando con su música y esperamos que a vosotr@s también os guste. Podéis escucharla (u oirla tranquilamente) y hasta bajaros algún tema en el widget (¿que coño es un "widget"?, ¿se puede saber?, ¿no hay un palabro en cristiano para decirlo?) de aquí abajo.



ErzsebetQuantcast

También podéis visitar su página en el MySpace ese: http://www.myspace.com/erzsebetproject
Pues eso, a ver si os mola.

Una cinta en el pelo

Con una cinta en el pelo, que ya me había crecido bastante otra vez, y la barba casi recien estrenada. De esta guisa me presenté en la uni a las clases de mi recién inagurada (para mi) especialidad de Historia, casi como tres años atrás, que entonces también llevaba una cinta sujetándome el pelo, aunque por aquel entonces era bastante imberbe. La verdad es que lo de la coleta no se estilaba y lo de la cinta en el pelo nos molaba mucho más, que quedaba puñao de jipi, oyes, que aunque por ahí fuera lo de los jipis ya estaba pasadillo de moda, aquí, con lo del retraso que llevábamos en todas los cosas, todavía era un farde que no veas. Por ejemplo, Moisés, también se ponía de vez en cuando una cinta en el pelo. Y Cesar. Y Tony. Así que éramos unos cuantos los que nos poníamos (como los indios de las películas y los jipis de por ahí) una cinta en el pelo. Que además de para fardar, tenía su lado práctico, que había que sujetarse las greñas con algo si no querías que te estorbasen para escribir, tocar (un instrumento), comer y cosas por el estilo.

Además, aquel otoño me había dado por reverdecer al jipi que llevaba dentro, que últimamente lo había tenido un poco descuidado, y esto es como los animales de poder del chamán, si no reverdeces al jipi de vez en cuando se acaba marchitando. Lo cierto es que era el único de la clase que llevaba esa pinta, aunque no faltaban los barbudos y gente con pinta progre, que empezaba a estar muy de moda, de ambos sexos. Y alguna que otra pija (tres se sentaron detrás de mi ya en el primer día), pero yo pasaba mucho de las pijas, ¡y una monja!. Que sí, que si, que había una monja jovencita en clase y se las hacíamos pasar canutas a la pobre con toda una serie de chanzas, como aquella vez que, en mitad de la clase, alguien se tiró un pedazo de eructo que temblaron las paredes y otro alguién gritó de inmediato ¡ha sido la monja!. En fín, que no es que tuviéramos nada contra ella, solo que nos parecía una tontería que se hubiera hecho monja y de vez en cuando la tomábamos el pelo, bueno, la cofia.

Y empezé a conocer gente de la que me haría amigo y de algun@s lo soy todavía ahora, después de tantos años, y a otr@s pues les perdí la pista, como suele pasar muchas veces. Y lo más gracioso del caso es que había dos chicas de mi barrio (bueno de la parte de arriba, no de la ampliación) de lo cual nos enteramos al cabo de un tiempo. Y a una la sigo viendo a menudo, que curramos en el mismo sitio, y seguimos siendo amigos, aunque ya no llevo cinta en el pelo, entre otras cosas, porque cada vez tengo menos. Que el tiempo no pasa en balde, y no se si me he vuelto más sabio, pero lo que si se es que me he vuelto más calvo y más carroza. Pero el jipi de mi interior aún reverdece de vez en cuando, que si no de que estaría ahora contando estas chorradas (y tú, si tú, no te escondas tras la pantalla del ordenata, haz el favor de pasarme ya eso y no se te ocurra fumártelo todo).

La banda de los Hermanos Allman

Aquel otoño, seguramente como resaca del verano que acababa de terminar, nos dió por escuchar a The Allman Brothers Band, banda extraordinaria de rock sureño formada en torno a los hermanos Duane Allman (guitarras solistas y slide) y Gregg Allman (voces y teclados) y que también incorporaba a Dickey Betts (guitarras rítmicas y solistas, voces), Berry Oakley (bajo eléctrico), Butch Trucks (percusión) y Jai Johanny "Jaimoe" Johanson (percusión). Tras la muerte, en dos desgraciados accidentes de motocicleta de Duane (en octubre de 1971) y de Berry (en noviembre de 1972) siguieron cosechando éxitos, como el que consiguieron con su album "Brothers and Sisters", que aúnque había salido el año anterior aquí empezamps a escucharlo en el verano y otoño del 74. También escuchábamos su doble LP grabado en directo “At Fillmore East”, aún más antiguo, pero que por estos lares no había sido muy conocido. A todos nos encantaban, pero Cesar era un verdadero forofo.




Lo que más nos gustaba, además del cálido sonido de su rock sureño, era su capacidad para inprovisar, como quedaba demostrado en el disco en directo, no en vano nosotros nos considerábamos unos grandes improvisadores. Así que nos pasamos muchas horas escuchándoles y se convirtieron en otro de nuestros grupos favoritos, que aunque nos molaban un güevo el rock psicodélico y sinfónico, también nos gustaban mogollón el blues y bandas como Buffalo Springfield.

De nuevo en el camino

Terminado aquel verano del 74 (que no estuvo nada mal, oyes) veíamos la cosa con cierto optimismo, que aunque ya no éramos unos jovenzuelos imberbes (todos habíamos cumplido ya los veinte y algunos más) estábamos en la flor de la juventud (perdón por la cursilería, pero a estas horas ya no tiene uno ganas de andar rebuscando palabros), y si no eres optimista de joven, aunque no te vayan todo lo bien que querías las cosas, pues lo llevas crudo, que ya te harás un tarra con los años y te entrará el pesimismo (o se irá el optimismo, que viene a ser igual). El grupo seguía en stand by (como se dice ahora, ¿como que no se dice?, claro que sí, que lo pone en todos los cacharros esos que tenemos por casa, "stand by", o sea preparado, pero sin llegar a estar funcionando). Pues eso, que preparados estábamos, o al menos eso creíamos nosotros, pero seguíamos sin local para ensayar (que era un coñazo lo imposible que era encontrar un local donde poder ensayar) y con Salva aún en la mili, aunque cada vez le faltaba menos para acabarla y poder volver a tocar con nosotros (bueno, si encontrabamos un local para poder ensayar).

Por mi parte, me había dejado barba y, depués de tres años en la universidad, había llegado el momento de dec¡dirse por alguna especialidad y como no se podía escojer "tías buenas", ni "todo el día dando la tabarra con el rock" (que no se yo porqué no figuraban en los planes de estudio), al final me decidí por la Historia, no en plan vocación, sino de puro descarte (que todas las demás me parecían un muermo). Nueva gente, nuevos profesores y nuevos amigos (y algunos de los antiguos también). Pues que no estaba tan mal la cosa, mira tú por donde, y al final hasta acabó gustándome, que siempre he sido muy peliculero, y una película sin una buena historia, pues ya se sabe, une merde. Y no volví a aparecer por el local de Don Falismin (y allí se quedaron, como generosa donación, mi viejo y cascado Panther, mi guitarra Hoffner y mi no menos viejo ampli, que lo cierto es que pensaba ya me iré algún día a por ellos, pero lo fui dejando y dejando y hasta hoy). Pero lo bueno es que, de una forma o de otra, ya estábamos otra vez de nuevo en el camino ("On the road again", que decían Canned Heat, y que era uno de nuestros temas fetiche y se nos ponían los pelos como escarpias cada vez que lo escuchábamos) y dispuestos a comernos el mundo (y alguna otra cosa si hacía falta) como siempre.

Ahora estamos en el cuarto (y no en el oscuro)

Que si, que hemos vuelto a subir (y eso que es más dificil subir que bajar, porque todo lo que sube acaba bajando tarde o temprano pero no está tan claro al revés, ¿eh?) y ahora estamos en el cuarto puesto de la lista de bandas de rock de Madrid en Reverbnation. Como se recordará, habíamos bajado hasta el octavo puesto después de haber estado algún tiempo en el quinto (y en el tercero, e incluso en el primero, y no es ninguna bola). Luego subimos al sexto y ahora resulta que estamos en el cuarto ¿Alguién lo entiende?. Nosotros no, por supuesto, que ya estábamos tan contentos con estar entre los diez primeros, pero si se empeñan en que subamos tampoco nos vamos a mosquear por eso. Y como siempre hay algun@ que desconfía por ahí, aqui abajo está la prueba (que hemos hecho un pantallazo para ponerla en el blog tan ricamente). Y no, no lo hemos retocado con el Photoshop ese, que apenas sabemos usarlo, oyes (que con currarnos el blog y no equivocarnos mucho ya tenemos bastante).


¡Pues mira que bien!, en el cuarto (y no en el oscuro precisamente), que a lo mejor volvemos a bajar otra vez, quien sabe, o seguimos subiendo, que en estas cosas nunca se sabe lo que va a pasar y como te cuelgues mucho es un sinvivir y un mogollón que no veas. ¡Ah!, que se nos olvidaba, ¡muchas gracias a todos lo que nos visitan y escuchan nuestros temas! (que es la única razón por la que subimos o bajamos, y no hay más truco).

Más (siempre más)

Una tarde de aquellas fuimos a ver "More", una peli francesa cuya banda sonora era de Pink Floyd. Aunque la peli ya tenía unos añitos aquí había llegado tarde, como siempre, y además con muchos cortes en las escenas de sexo (que seguía siendo un pecado muy grande). Contaba la historia de un chaval aleman que se enamora de un chica francesa y juntos se van a Ibiza en plan jipis y todo eso. Ella se engancha (o estaba ya enganchada) con el jaco y de paso él se engancha también. Intentan desengancharse a base de una terapia de LSD (que por lo visto ya se había utilizado para curar el mono de la heroína), pero la cosa, que al principio parece que funciona, termina por no dar resultado, y acaban los dos enganchadísimos y ahora no recuerdo si el chaval va y la palma. La verdad es que no fuimos a verla por la historia, de la que no sabíamos muy bien de que iba (solo que era de jipis en Ibiza), sino sobre todo por la música de Pink Floyd, que también estaba en un LP y que seguían siendo unos de nuestros grupos favoritos. Y tampoco había tantas oportunidades de ver pelis con música que nos molara así que no era para desperdiciar la ocasión. Por cierto que no todas eran buenas, como una de Emerson, Lake & Palmer, que en realidad era la retrasmisión de un concierto en directo intercalada con muchas tiras de comics y un sonido bastante malo. Sin embargo la de Pink Floyd en Pompeya, que creo que la vimos tiempo después, nos gustó bastante.


Aquella, me refiero a la de "More", por lo menos estaba bien de imagen y sonido, pero salimos del cine un poco amuermados, porque la historia era un mal rollo de narices y además a nosostros nunca nos había ido el jaco y no nos habíamos puesto un pincho en la vida (ni nos lo pondríamos), lo que por cierto nos salvó el pellejo, que conocimos mogollón de gente que terminó enganchada y acabó con el tiempo yéndose para el otro barrio. ¡Chungo!, ¡muy chungo!. Y aunque había quién decía que era una historia muy romántica y bonita, porque todo tiene que ver con el amor, pues que no le veíamos la gracia, si al final uno tenía que morirse por muy enamorado que estuviera. Ahora, eso si, la música era estupenda, con unos Pink Floyd de la primera época que sonaban maravillosamente.

Pues este tampoco es manco

De un estilo diferente, más tradicional, si se quiere, este bluesman que canta y toca la armónica tampoco es manco. Se llama Gerry Pearson, y no, no es del año de la castaña como nosotros, que esta música la hace ahora y la hace muy bien. Podéis escucharlo aquí abajo y tambien bajaros los temas por todo el careto. ¿Que qué nos pasa últimamente con el blues?. Pues no se, tal vez estemos volviendo despues de tantos años a nuestras raíces (o a una de nuestras raíces), que mamamos Canned Heat por un tubo. Pero, ahora que lo pienso, ¿como que volviendo?, ¡vaya chorrada que acabo de escribir!, nunca nos hemos separado de nuestro querido blues, ni aún en nuestras épocas más psicodélicas y sinfónicas. Pues eso.


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Pues nada, esperamos que os haya gustado tanto como a nosotros (y ya iremos poniendo más de vez en cuando, que no todo lo que se hace ahora es pachaga y ruido, aunque haya mucho).

Más musikeli (nuestra)

En esta ocasión vamos a presentaros unos temas (que nos gustaba más lo de "temas" que "canciones", que "canciones" nos sonaba a cancioncilla, y además nuestros temas no eran exactamente canciones, que había muchas partes instrumentales y algunos duraban un güevo) que no son exactamente unos temas, sino que, más bién, uno es fruto de la improvisación (que ya hemos contado que nos gustaba mogollón lo de improvisar, tanto en el local como en directo) y el otro, si, es un trozo (o parte, o cacho) de un tema nuestro. Que estamos en plan rescatar todo lo que se pueda de lo que hicimos por aquellos años, así que hemos pensado ¡tira pa lante! (y dar gracias que no os ponemos las toses, los cuchicheos y las risotadas, por aquello de no abusar, que al fin y al cabo también es material sonoro de la banda).

En primer lugar una improvisación en el local (un día que no estaba Salva) y a la que llamamos en su momento "El rollo cósmico", pero que también se podría llamar "Una tarde sin Salva II), ya que pertenece a la misma sesión y estaba en la misma cinta y va de un desmadre parecido. A continuación un trozo de "Luces de colores" (¿como que qué empacho?, ni que la hubiéramos puesto tantas veces. ¿Que si la hemos puesto bastante?, bueno pues a aguantarse, que esta es la última, de momento) que pertenece a otra versión que no se conserva entera en la cinta (que el poarato de casete aquel se debío ir al carajo en mitad de la grabación, cosa que ocurría muy a menudo) y suena algo distinto, así que la hemos utilizado como corte de despedida en nuestra página de Reverbnation, y lo hemos llamado "Bueno, pues adios!" (que originales somos un rato, oyes).

Endíñale a este enlace para escucharlos

La verdad es que ya llevaban varios días colgados en los players de los widgets (que es un palabro anglosajón de esos que vete tú a saber que significa) del blog, pero nos da en la nariz (como podría habernos dado en cualquier otra parte) que la mayoría ni se había dado cuenta (que si un día quitáramos nuestra música y pusiéramos la de Atahualpa Yupanki, seguro que había muchos que ni se pispaban).

Está sonando ahora mismo (si quieres)

Se llama Randy Anderson y es verdaderamente bueno este guitarrista y cantante de blues. Por eso hemos decidido recomendárselo a tod@s l@s que frecuentan este blog, para que vean que seguimos estando al loro y no somos unos nostálgicos colgados de las bandas de antaño (bueno, un poco si). Blues de ahora mismo y del bueno. Recien hecho y calentito. Podéis escucharlo aquí abajo y, además, descargaros los temas. ¿Que más se puede pedir?, si, que además os invitemos a unas birras, pero ya sería echarle un poco de morro ¿no os parece?.



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¡Ah!, y pensamos volver de vez en cuando con más sorpresas como esta.

Como el barrio, nada

Aunque nos gustaba ir a otros sitios, conocer otros lugares, en el fondo como en el barrio, como en nuestro viejo barrio de la Concepción no estábamos tan a gusto en ningún lado. Allí estaba, en sus calles, esquinas, en la plazoleta, nuestra infancia y nuestra juventud temprana (que ahora estábamos disfrutando de lo lindo). Los baretos que conocíamos (Par-Dos, el Yantar, el Campanario, el bar Zurich, Los Rafaeles, la Chuletera) y donde nos conocían. Allí estaba el parque y los cines (El Canciller, el Concepción), las tiendas de siempre y los amigos de toda la vida. Alli empezamos a tocar, primero en la terraza de Salva para llamar la atención de las chicas de la plazoleta, luego con el coro de la parroquia, más tarde en el sótano de nuestro primer colegio, donde ensayábamos, y allí nos habíamos vestido de largo tocando en las fiestas. Era todo un mundo y era, sobre todo, nuestro mundo.


Por eso, aunque ahora estuviéramos ocupados, trabajando o estudiando y pasáramos buena parte del día fuera, cuando caía la noche siempre volvíamos al barrio (y también porque vivíamos allí y no íbamos a ir a domir a otro sitio) con tiempo de reunirnos, de quedar un rato para charlar y dar un voltio (¡la de voltios que habremos dado!). Y si no daba tiempo, quedábamos despues de cenar para salir un rato, ya hiciera frio o calor o aunque lloviera, en cuyo caso nos metíamos en el portal de alguno o nos refugiábamos en los soportales de la plazoleta, en frente del Yantar. Y aunque teníamos amigos de otros sitios, como el Bola o Juan Carlos, que eran del Parque de las Avenidas, Juan o Moisés que vivían aún más lejos, raramente íbamos a sus barrios, sino que ellos venían al nuestro y allí nos juntábamos todos, que el barrio era mucho barrio.

Pura plata

Otro grupo que nos molaba mogollón, aunque por aquí no eran muy conocidos que digamos eran Argent, una banda inglesa de rock progresivo fundada por el teclista Rod Argent, que antes había tocado con The Zombies, un grupo popero que había logrado cierto éxito (por ahí fuera, claro, que en estos páramos solo lo conocían los muy iniciados en el rollo, que por otra parte no eran muchos). El bajista era su primo Jim Rodford, que había tocado en The Bluetones, de los que aquí ni siquiera los más enterados sabían apenas algo. Robert Henrit se ocupaba de la batería y la guitarra corría a cargo de Russ Ballard, que también tocaba los teclados. Nos encantaban, sobre todo a Rulo y a mi, que como ya es sabido, tenía predilección por las bandas de rock que usaban órganos, pianos eléctricos, sintetizadores y esas cosas (no en vano, yo me consideraba sobre todo un teclista).


Su primer álbum se llamaba "Argent" y salió en 1970. Luego vinieron "Ring of Hands" en el 71, "All Together Now", en el 72, "In Deep " en el 73 y "Nexus " en el 74, en el que sacaron también otro LP en directo. Lo más curioso del caso es que había ciertas similitudes entre su sonido y el nuestro, que también se basaba mucho en los teclados (bueno, en el órgano, que era el único teclado que teníamos) y en la repetición de escalas y arpegios que sonaban a "clásico" (lo que jamás podrá demostrarse de no aparecer de una vez las dichosas cintas perdidas con aquellos temas).


Pues nada, espero que os haya gustado el vídeo (que me ha costado un güevo encontrarlo, que no hay muchos en el YouTube)

Un septiembre tranquilo

Bueno, finalmente me repuse de mi última decepción amorosa (que ya estaba bastante acostumbrado) y aquel resultó ser un septiembre bastante tranquilo. Fuimos (Moisés y yo) unas cuantas veces a ensayar con Don Falismin, aunque lo cierto es que no andábamos demasiado animados. Queríamos tocar en directo y Jose, el lider de la banda, consideraba que aún no estábamos preparados, en lo que tenía razón, especialmente en lo que a mi concierne, pues lo cierto es que apenas me había aprendido alguno de los temas a trancas y barrancas. El resto del grupo sonaba de fábula. Por mi parte estaba acostumbrado a nuestras improvisaciones en directo con el Manicomio y por aquel entonces no me parecía tan importante tener que sabernos los temas al dedillo. Con tener una ligera idea y poner buen cuidado de no meter la gamba era en mi parecer más que suficiente. Tiempo después comprendí que no era así, y que cuanto más ensayado se tuviera un concierto mejor que mejor.


Por lo demás, el tiempo pasaba plácidamente, rodeados de amigos y de la baska, con visitas algún domingo a la caseta de Quique en la Cuesta de Moyano, y cosas por el estilo. Y escuchando música en casa de Rulo siempre que se pudiera, lo que se había convertido ya en una tradición. Y oíamos, por ejemplo, el "Burn" de Deep Purple, que nos parecía algo más flojito que los anteriores. Mientras, me preparaba (es un decir, claro) para el nuevo curso. Empezaba tercero y y había escogido especialidad, Historia para más señas. También tomé una decisión importante que cambiaría mi apariencia para siempre. Decidí dejarme la barba. No, no se trataba de ninguna preferencia estética, sencillamente estaba hasta el gorro de afeitarme y ponerme la cara hecha un cristo. Asi que me dejé la barba, que tardó casi un mes en salirme y desde entonces soleo me la he afeitado en dos ocasiones y por muy poco tiempo. Con mis veinte añazos recien cumplidos estrenaba nuevo look (como se dice ahora) al que me acostumbré rapidamente. El pelo por la cara escondía mi nada prominente mentón y me daba un aspecto como más intelectual (o al menos eso me parecía a mí).

Y así fueron pasando los días. El verano terminaría y llegaría el otoño, que en Madrid es una estación larga y bastante agradable. Paseos por el parque de la Fuente del Berro, aunque muy pronto haríamos de otro parque, el que había justo delante de nuestro antiguo colegio, al lado de la M-30, que por aquella época nos parecía una cosa muy moderna, nuestro centro preferido de reunión. Allí, sentados en los bancos, chrlábamos, tocábamos la guitarra, cantábamos y otras cosas que no digo (pero que os podéis imaginar). A veces nos llevábamos un par de litros de cerveza bien fresquita y cuando terminábamos y nos marchábamos para el barrio, taníamos cuidado de dejar las botellas vacías en alguna de las papeleras que había por alrededor. Que seríamos jipis y rockeros progresivos de barrio periférico pero no éramos ningunos guarros.

Nueva versión

Pues si, nos hemos currado una nueva versión de nuestro tema "Luces de colores". No es que hayamos encontrado una cinta con material nuevo (la verdad es que cada vez hay menos esperanzas de encontrarla, aunque tiene que estar por algún lado) sino que hemos partido de la versión del vídeo, que a su vez es una versión corta de la versión larga (¡como que le hechamos mucho morro!, pues no será la primera vez ni la última que una banda de rock va y hace una cosa semejante). Eso si, la hemos remasterizado un poco (dentro de las escasas posibilidades con que contamos, esto es: un mac y el Sound Studio ese) añadiéndole un simulador de estereo (que dice que simula el estereo, pero tampoco es que se note mucho, la verdad) y un poco más de reverb, que siempre le da un toque. Podéis escucharla aquí mismo, diñándole a este enlace:

http://www.reverbnation.com/tunepak/1810966

Y si alguién se la quiere descargar (para escucharla a su aire o darle la barrila a los amiguetes, que hay mucho sádico suelto por ahí) pues también podéis hacerlo desde nuestra págima de Reverbnation. Al igual que las otras está bajo una licencia de Creative Commons, lo que quiere decir, que podéis hacer copias y pasérselas a quien os de la gana, pero no podéis hacer un uso comercial (o sea por la cara y sin cobrar un céntimo, como está mandado). También está permitido hacer versiones (si alguien esta tan majara y no tiene otra cosa mejor que hacer en la vida), pero entonces hay que citar a los autores (o sea, nosotros, más conocidos como Manicomio Onírico Hermético) y no vale hacer trampas.

Y mientras aparecen o no las cintas perdidas (que buscar las vamos a seguir buscando aunque ya no sabemos muy bien donde, bueno si que tenemos una idea de donde pueden estar, pero nos da cosa) y continuamos con las batallitas que os contamos aquí, también dedicaremos algunos ratos (aunque tampoco muchos que tenemos que currar para buscarnos la vida como cualquier hijo de vecino) a seguir mejorando, en lo posible, el sonido de los temas que ya conoceis. Bueno, pues eso, que volvemos un día de estos con la monserga habitual.

Ahora mucho mejor (y gratis como siempre)

Atendiendo a la multitud de peticiones que nos llegan de todos los rincones del planeta y otros lugares apartados de la galaxia (que gente rara hay en todas partes, aunque en realidad son bastante menos, las peticiones, no la gente rara) hemos decidido dar un paso adelante en la distribución de nuestra música. A partir de ahora mismo os podéis bajar muchos de los temas, tanto en la página de Reverbnation como aquí mismo, en los dos players que hay en el blog (uno en la columna lateral, según se mira a la derecha, y el otro abajo del todo). Para ello no tenéis más que ecoger el tema y pinchar y pinchar en la felcha de "download", que en cada uno está en un sitio distinto (se conoce que para facilitar las cosas). Y además gratis y por toda la jeró (que también se dice jeta o careto, que va en gustos). Además hemos gastado unas cuantas horas y nos hemos currado los temas que peor sonaban a base de equalizarlos y masterizarlos (¡que bien suena eso!, ¿eh?) con un compresor dinámico (que no sabemos muy bien que es lo que hace, pero el resultado suena mejor). Esperamos que sea para la satisfacción de tod@s, menos para aquell@s, claro está, que nos aborrecen y aborrecen nuestra música (que algun@ también tiene que haber).

Por otra parte, ya hemos vuelto a subir dos puestos en el ranking que comentábamos dos entradas atrás, así que ahora estamos situados en el número seis, que es mejor que estar situados en el número ocho (que son dos puestos más arriba, oyes) y a lo mejor seguimos subiendo o volvemos a bajar (que estas cosas nunca se sabe). Gracias a todos los que os habéis pasado por la página y habéis contribuido a ello. Y nada, que aquí seguiremos una temporadita más dando el latazo todo lo que podamos (que ya le hemos cogido el gustillo y hasta se nos empieza a dar bien y todo), contando, como siempre, todas aquellas cosas que nos sucedieron, para asombro de unos cuantos, deleite de los menos y desesperación de otros pocos (que si son masoquistas y aún nos siguen leyendo, pues es problema solo suyo y de nadie más). Pues lo dicho, hasta muy pronto y feliz domingo (que también es un día tonto donde los haya).

Recordando a Sandy Denny

Desde que escuché aquel "Late November" que venía en el LP de recopilación "Pea", quedé profundamente enamorado de su voz y de su forma de cantar. Se venía a sumar así a lista de cantantes femeninas que conseguían erizarme la piel y producirme escalofrios: Joan Baez, Grace Slick, Janis Joplin, Carol King, Melanie o la muy desconocida (y no menos magnífica) Judy Roderick. Pero Sandy Denny era especial, sumamente especial. Además de su maravillosa voz estaban los temas que interpretaba, muchos compuestos por ella misma, como los que se pueden escuchar en sus dos álbunes en solitario "Fotheringay" y "The North Star Grassman And The Ravens", dos auténticas joyitas que recomiendo con todas mis ganas, y que me parecen mucho mejores que el resto de sus grabaciones con Faiport Convention o The Strawbs, que todo sea dicho también tienen algunas piezas maravillosas. Asi que me ha dado por dedicarle mi pequeño homenaje (que para eso me estoy currando yo el blog, ahora, que es viernes por la tarde ¿no te parece?) en la casi absoluta seguridad de que quedaréis encantados con su música. Si, encantados, ya que produce un profundo hechizo.





La verdad es que no he podido dejar de estremecerme de nuevo al volver a escuchar la canción del vídeo y eso que la habré escuchado cientos de veces. Y para que no os quedéis con las ganas aqui abajo os dejo toda una recopilación de vídeos suyos y espero que los disfrutéis tanto como los estoy disfrutando yo.



Bueno, pues eso, que yo ahora me voy a ver a los Celtas Cortos que tocan en las fiestas del pueblo (y es que después de muchos años de rockero de barrio periférico acabé en un pueblo medio serrano) y tampoco están nada mal.

No seremos los primeros...

...pero aguantamos bien el tirón, lo que no deja de ser la monda (lironda, por más señas). Ahora mismo, jueves 10 de septiembre de 2009, estamos en el puesto nº 8 de la clasificación de bandas de rock de Madrid en Reverbnation donde hay nada menos que setenta y cinco apuntadas. El octavo de setenta y cinco, pues tampoco está tan mal, si tenemos en cuenta que se trata de una banda de hace más de treinta años que compite con bandas de ahora mismo. Por otra parte, eso significa que llevamos más de seis meses entre los diez primeros, lo que tampoco es moco de pavo, oyes, para unos carrozones como nosotros. Si además añadimos que las grabaciones de nuestra música son de aquella época y suenan como... bueno, pues como suenan (con un casete que si siquiera era estereo tampoco se podía hacer mucho más, y el Sound Studio es un programa de ordenador muy majete pero tampoco hace milagros) la cosa no deja de ser chocante. ¡Más de seis meses entre las diez primeras bandas de rock de Madrid de ahora mismito!.

En este tiempo hemos conseguido, según las propias cifras de Revernation, 959 fans (o seguidores más o menos dispuestos a todo, lo que es un decir claro, por la banda y su música sobre todo), se ha visto nuestro vídeo (que más casero no puede ser) noventa y ocho veces (que no es que sean muchas la verdad, pero algo es algo), se ha escuchado alguno de nuestros temas un total de 10704 veces (lo que no está nada mal) y hemos tenido un máximo de dos mil doscientas veintiuna visitas a la página, que no es que sea la repera, pero indica a nada que sepas contar un poco, que nuestros fans son bastante leales (¡muchas gracias a todos!) y escuchan varios de los temas cada vez que acceden a ella (y es que hay gente "pa to"). Así que, en general, estamos bastantes satisfechos. Y si alguien quiere que estemos más arriba, pues ya sabe lo que tiene que hacer, visitar la página y escuchar los temas, que también se pueden oir desde este blog. ¡Y todo por la cara! (o jeró, que también se dice).

Si no puedes estar con la que amas...

...ama a la que esté contigo. ¡Que graciosos los chichos estos de Crosby, Still, Nash & Young que lo canturreaban (aunque en inglés eso sí, que farda mucho más, oyes, donde va a parar, que no es lo mismo apellidarse, por poner un ejemplo, Hornblower que Soplacuernos, que en ingés queda mucho más fino) en una de las canciones que habíamos escuchado ese verano!. ¿Y que pasa, si da la casualidad que de no haya ninguna que esté contigo?. ¿O si están, pero son las novias de tus amigos?, que no se la vas a levantar, digo yo, por muy desesperado que estés, que no se trata de eso tampoco. ¿O si va una y está (que al parecer le molas, que ya es raro nene, vista la experiencia acumulada durante los últimos años) y vas tu y lo hechas a perder tan ricamente y sin remisión (que tampoco se lo que es pero yo he visto que se usa y por eso lo pongo, que algo significará) en un solo día?. Nada, que los chavalotes esos no tendrían, por lo que se ve, problemas para ligar (siendo famosos, así cualquiera) pero lo que es un menda lerenda...


Aunque habíamos estado rodeados de chicas en las vacaciones con el Bola (tranquilos, que no vuelvo sobre el asunto) no me había comido un rosco para seguir con mi bien poca saludable costumbre. ¡Y encima los jipis aquellos diciendo que te liaras con la que tengas al lado!, que dicho así suena muy bonito, ¡ale!, ¡que viva el amor libre!, tú, y aquí te pillo aquí te mato (es un decir) y si te he visto no me acuerdo (o vamos a hacer como que no nos acordamos), pero que la cosa no es tan sencilla, sobre todo cuando se es más tímido que los lobos de las montañas de Etiopía (antes Abisinia y no es broma, que lo he consultado en San Google y cualquiera lo puede verificar) y más cortado que las mangas de un chaleco como ya he dicho en otras ocasiones. Claro que solo me pasaba con las chicas y cuando había espectativas amorosas (reales o ilusorias) de por medio, que si no yo era, a pesar de la pinta que gastaba, un tipo bastante normal.

Aquel septiembre la cosa vino rodada, que mira tú que ya era extraño y aún así la pifié. Un día que estábamos en la plazoleta Menchu me dijo que le gustaba a una chica de la baska, no diré a quién, que uno era jipi y rockero de barrio periférico, pero también un caballero andante que para eso había sido Lord Black (que ese rollo ya lo he contado en otro sitio del blog y si quieres saber de que va, pues usa el buscador que para eso lo he puesto y no porque quede chulo y le de aspecto profesional). Total que quedamos para que me acompañara a la uni al día siguiente, que yo tenía que hacer unas gestiones de cara el próximo curso (que ya pasaba a especialidad) y allí que me fuí con ella y se la presenté a mis amigos, entre ellos a Seo que flipó de lo lindo al ver el pedazo colgante jipi que me había puesto al cuello y hasta me sermoneó al respecto (que él era comunista del PC y no le iban nada los jipis y los pacifistas chorras). Luego nos volvimos al barrio, pasamos la tarde juntos y ¡nada!, que no fui capaz de decirla nada, así que se debió pensar que yo era un jeta o un muermo o un gilipollas y así se acabó la cosa. Aquella misma noche se enrolló con Moisés (que al parecer era la segunda opción, pero pronto se convirtió en la primera) y yo me puse a cantar canciones tristes con la guitarra que eso si se me daba bien. ¡Todo un record!, como hacer el capullo más completo en un solo día. Y es que entrenamiento no me faltaba.

Un verano con el Bola (y III)

Aquellas vacaciones con el Bola y su familia dieron mucho más de si, pero tranquilos que no me voy a eternizar con el asunto (más que nada porque veo por ahí algunas caras de desesperación que no prometen nada bueno). Una tarde estuvimos en casa de una de sus amigas, una chica muy simpática, que quería escuchar mi repertorio de cantautor. ¡Hay que joderse!, que yo era sobre todo un rockero muy jipi y muy progresivo, oyes, y lo de cantautor lo tenía por ahí medio escondido, aunque a veces lo sacaba para ligar, a ver si colaba (que era que no, que ni por esas). Bueno, pues resulta que le gustaron las dos primeras que le canté y me dijo que si me podía grabar con el casete el resto del reportorio. ¡Alucinante!, aquella chica era masoca sin ninguna duda ya que, por lo demás, no demostraba el más mínimo interés por mí.

En otra ocasión, estabamos una noche en el bareto (allí le decían "club social"), que eran un pelin pijos) de la urbanización de marras y comenzó un pique entre varios tíos a ver quién aguantaba más bebiendo (yo, por mi parte, nunca me he picado con eso de a ver quién es capaz de beber más, en todo caso prefería -y alguno que otro he ganado- el de a ver quién es capaz de comer más) y un chaval de aquelllos fue y se bebió, el tío bestia (por llamarlo de algún modo fino), una botella de coñac de un trago y sin pestañear. Claro que luego se cayó en redondo y se lo tuvieron que llevar al hospital con un coma étilico del copón bendito (y nunca mejor dicho), del que afortunadamente pudo recuperarse pasados unos días. Supongo que desde entonces no le quedarían muchas ganas de hacer más machadas de ese tipo.

Otra noche, otro de los amigos del Bola nos invitó a la discoteca que se había montado en su casa. ¡Que si!, que se había montado una discoteca en el pedazo de bodega que tenía el chalet de sus viejos (que por lo que se ve, no les gustaba mucho el vino, o a lo mejor es que preferían tenerlo cerca en vez de dejar que se pirara de bailoteos por ahí). El tipo se había montado un tinglado cojonudo, con un equipo de música quen te cagas (con mesa de mezcla y todo) y hasta tenía juego de luces que funcionaba de forma automática con la música (así que no había que darle a ninguna planquita ni nada). Solo le faltaba la bola brillante esa que hay en todas las discotecas que se precien (y en algún que otro tugurio) y la barra del bar (que por más que me fijé no encontré ninguna). Y allí estuvimos un rato, escuchando a los Alman Brothers (que al chaval le gustaban mogollón) y flipando de lo lindo.

Y por fin llegó el día de volver a mi viejo barrio, del que me acordaba a menudo, y también fantaseaba con un grupo de rock porgresivo al que yo, en mi imaginación, había añadido aquel verano nada menos que un cuarteto de cuerda.

También escuchábamos...

...aquel verano el cuarto LP de Led Zeppelin (que no se llamaba de ninguna manera) y sobre todo nos encantaban "Stairway to Heaven", que sin duda es la mejor balada de rock que se ha escrito nunca (¿como que no?) y "Rock and Roll", que tiene una marcha que no veas. Aunque el disco es bastante anterior, lo cierto es que para nosotros se puso de moda aquel verano del 74, lo que nos hizo recordar a una banda que nos había influido mucho en los comienzos pero que se había visto algo relegada por el rock progresivo y sinfónico de Yes, Pink Floyd o King Crimson.


Tambien escuchamos bastante a Crosby, Still, Nash and Young, pues un amigo del Bola había conseguido el disco de recopilación "So far" que había salido ese mismo verano (que el tío tenía un enchufe por ahí y se lo había traido un amigo piloto -menuda fardada ¿eh?- de su padre directamente del extranjero ese, o sea, todo lo que había fuera de la caspa de aquí) y se encargaba de darnos la tabarra con él. Aquel chaval tocaba además la guitarra acústica y se sabía mogollón de temas de CSNY (para abreviar) y, además, los cantaba (y no lo hacía mal del todo). A mi particularmente me gustaban más Buffalo Sprinfield, que es de donde surgió el invento, pues estos me parecían un poco blanditos, aunque algunos de sus temas, como "Suite: Judy Blue Blues" y el del video de más abajo me parecen muy buenos.



PD. Como el que habíamos puesto al principio se fue al carajo, aquí está este que tampoco está nada mal.

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