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¡Más madera!

Pues eso, más madera de la guapa. Otro grupazo de aquella época que llegó a tener una gran influencia en el "Hard Rock" y el "Progressive Rock" (o sea, en el rock duro y el rock progresivo, como se decía por estos andurriales). Se trata, nada más y nada menos que de Uriah Heep, una banda británica nacida a finales de los sesenta y comienzos de los setenta del grupo Spice y cuya alma eran el cantante David Byron, y el guitarrista Mick Box (una fiera el tipo, con la guitarra queremos decir). Despues de varios cambios, la banda se completa con Ken Hensley, proveniente de The Gods, que se ocuparía de los teclados (y compuso además muchos de los temas del grupo) y con Gary Thain y Lee Keerslake al bajo y la batería respectivamente. De sus álbunes destacan "Salisbury" (1970),  "Look at yourself" (1971), Demons & Wizards (1972) que se convirtió en un éxito rotundo, "The Magician´s Birthday", que salió tan solo unos meses después del anterior y "Sweet Freedom" (1973), además de otro disco en directo. Con el tiempo llegaron a conseguir un sonido muy característico y siguen siendo una banda de culto para muchos (entre los que estamos nosotros) aún hoy en día.




En este vídeo se aprecia muy bien la calidad de sus interpretaciones. Esperamos que os haya gustado y volvemos un día de estos (o cuando nos de la gana)

Final de curso

Habia llegado por fin el final de curso. Y había tardado lo suyo, que cuando se es jovenzuelo el tiempo aún no pasa deprisa, sino de forma pausada. Habían pasado ya los exámenes, otros exámenes más, y ¡sorpresa! no solo había aprobado todas las asignaturas sino que hasta habia sacado algún notable y algún sobresaliente que otro. ¡Que cosas!, ¿me estaba convirtiendo en un empollón?, tipos que siempre me habían caido gordos..., pero la verdad es que estaba bastante tranquilo y bastante seguro no haberme convertido en un tipejo de esos. Bueno había estudiado mucho los meses de los exámenes, hasta el punto de recluirme en casa con la consigna dada de que no me llamase nadie para salir por ahí, ir al cine o montarse una juega (cosa que por supuesto no respetó absolutamente nadie, pero yo me mantuve en mis trece la mayoría de las ocasiones). Y habían sido dos meses en total de todo el curso, así que de empollón nada de nada. El resto me lo había pasado bastante bien con los amigos del barrio y los nuevos amigos de la uni. Ahora llegaban las vacaciones de verano y era hora de divertirse de lo lindo. Aquel verano me lo quería pasar en grande.



Y la cosa prometía. Para empezar Salva nos había invitado a pasar unos días en la casa que teníen en sus huertas y sus naranjos de Picassent. Y Emeterio estaba empeñado en que fuéramos también a su pueblo. Así que de momento ya se avistaban dos buenas oportunidades de pirarnos al campiri, que como ya hemos explicado antes (usa el buscador si no te acuerdas donde), nos molaba mogollón, como buenos jipis de barrio periférico que estábamos hechos. ¡El campiri!, ¡ah!, a flipar con la naturaleza esa y a olvidarnos de los agobios y los ruidos de la gran ciudad. ¡El campiri!, para estar a tu aire todo el día, con un par de guitarritas, eso sí, y pasarlo cojonudamente. Levantarse temprano par ver los amaneceres y oir el despertar de todos los innumerables bichos y esperar a la puesta de sol para flipar de lo lindo con los colores del cielo. Y las noches claras y estrelladas, y las florecitas.. ¡Una gozada!, oyes. Solo que aquel verano había de depararnos otras muchas sorpresas más. Pero bueno, cada cosa a su momento.

Conocí una chica

En realidad conocí algunas más, pero para el caso que me hacian... No, no se trata de ligoteos (para lo que siempre estuve especialmente mal dotado), ni de infortunios amorosos (que se me daban especialmente bien, cuando conseguía ligar, claro), sino del título de una de nuestras primeras canciones. De aquellas que cantábamos con las guitaras en la plazoleta del barrio.  Como no ha quedado ninguna grabación de aquello (y me consta que hicimos alguna con el casete del Bola) hemos decidido, una vez más, recrearla por medios digitales. O sea a base de ordenador. La canción original era cantada, pero ahora hemos hecho una versión instrumental como si nuestro amigo Juan Lacal colaborara en ella tocando la flauta. Quique a la armónica, como entonces, y lo demás, pues ya se sabe, a echarle morro y varios ratos de curro con el ordenata y los samplers. El resultado se puede oir en el player de aquí abajo y aunque no es el sonido original, simula bastante bien una posible versión en nuestra época, no ya de chavalines, que es cuando la compusimos y la tocábamos, sino de rockeros progresivos y psicodélicos de esos.




Pues nada, esperamos que os haya gustado el engendro que nos ha salido y que a alguno le haya traido algún recuerdo de aquellos tiempos, y que sea bueno. ¡Ah!, se me olvidaba, este tema o más bien su recreación, es una exclusiva para nuestros fans, así que los que no lo sois no podréis más que escuchar un pedacito del principio.

¡Diablos!

Empezaba a hacer buen tiempo, lo que en Madrid significa que es uno de esos pocos días de primavera avanzada (mes de junio) que no te congelas de frío ni te achicharras de calor y que duran menos que un pico en la casa de un yonki. ¡Una gozada!. Volvíamos aquella noche de sábado andando al barrio por aquello de gozar de la temperatura agradable y de paso despejarnos un poco con el paseo, que a lo tonto habíamos pillado un buen pedo y aún nos sentíamos un poco confusos. La caminata nos vendrá bien, habíamos decidido. ¡Y además es que nos apetecía andar!, ni que fuera tan raro oyes, que es algo que solíamos hacer a menudo.

Andando y charlando nos topamos en una esquina con un tipo de mediana edad, cara rasgada, ojos penetrantes y vestido con vaqueros y una chupa de cuero negro. Cuando llegamos a su altura, nos dijo mientras sosteía un cigarro apagado en la boca: "¿tenéis fuego chavales?". "Aquello de "chavales" nos picó un poco, aunque pensamos que solo quería hacerse el simpático. ¡"Chavales"!, ¡un repeto!, que somos rockeros de barrio periférico o es que ¿no se nota?, debímos pensar al unísono (o sea, todos a la vez, pero sin habernos puesto de acuerdo).

Nos acercamos y Salva le arrimó el mechero encendido al cigarro con lo que se le iluminó levemente la cara. ¡Aquel tipo nos resultaba familiar!. "Gracias", respondió con una media sonrisa y a continuación añadió "sois músicos, ¿verdad?, y no os van muy bien las cosas". Pensamos que nos conocía y le conocíamos, solo que con aquella oscuridad... "¿Quién eres?", dijo Rulo, "¿nos conocemos?", añadió rascándose la barba. "Habréis oido hablar de mi y seguro que no son cosas buenas", repondió aquel tipo con tono enigmático mientras soltaba el humo de una calada. Mentalmente, intente hacer una lista rápida de todos los tíos chungos que conocíamos o de los que habíamos odido hablar, solo que este no parecía encajar con ninguno de ellos. Nos miramos un instante desconcertados dispuestos a seguir nuestro camino.

"Soy el demonio", espetó de pronto el tipo aquel a media voz soltando otra vocanada de humo. "¿El Liborio?", le espetó Rulo que aún no se había despejado lo bastante. "¡Ah, ya!, el diablo", dijo Quique, "bueno, pues ¡mucho gusto!, colega", añadió con el tono de quién se ha a  dado cuenta de que se estaba quedando con nosotros, "¡que te vaya muy bien, tronco". "¡Nada de Diablo!", contestó entonces como si le hubiera molestado realmente, "Demonio, si no os importa, y no tengo la culpa de nada de lo que os pasa. ¿estamos?", dijo. Estaba claro que nos estaba bacilando. Nos miramos un momento y cuando volvimos a dirigirle la mirada, sencillamente había desaparecido. ¡Que cosa más rara!. ¿Donde se había metido el tipo aquel?. "¡Que flipe, ¿no?", dijo entonces Salva resumiendo muy bien lo que todos estábamos pensando. ¡Diablos!, ¡que pedal habíamos pilado aquella noche!.

300

Pues no, no tiene nada que ver con la peli esa o el comic de los espartanos (o lacedemonios, como también se les llama, no confudir con lanzademonios que es otra cosa) dando caña como si tal cosa. Es que con esta ¡hacen 300 entradas en el blog!. ¡300 estraditas de nada, oyes!, que solo hemos tardado unos dos años en llegar hasta aquí (bueno en realidad seguimos estando básicamente en los mismos sitios,  así que no es una cuestión de lugar o de tiempo sino de números, que siempre se nos ha dado muy bien montar buenos números). ¡300 entradas!, y parece que fuera ayer cuando empezamos a dar la barrila con los MOH esos de las narices.

Durante estas 300 entradas han pasado muchas cosas, unas alegres y otras tristes, muy tristes. ¿Las alegres?, pues que nos hemos visto sorprendidos de la buena acogida que hemos tenido en sitios como ReverbNation, donde el número de seguidores aumenta día a día, y en el MySpace ese, donde también tenemos un buen puñao de fans (es por no poner lo de "seguidores" otra vez que iba a resultar cansino). Gente de muchos sitios distintos que les mola nuestra música y que, como hoy mismo nos han escrito, es escucharla y se ponen a bailar. ¡Dabuti!, y eso que nunca pretendimos ser una banda discotequera que nos iba más el rollo ese psicodélico y progresivo, pero que parece que ritmo no nos falta.

Solo una cosa triste, la más triste de todas. Hace ya más de un año que Quique se marchó para siempre y nos quedámos huérfanos de él y de su guitarra. Durante todos estos meses no hemos hecho más que acordarnos de tí muchas veces y echarte de menos. ¡Que cosas!, ahora que todo empezaba a pitar otra vez tantos años despues... Por eso ahora queremos ofrecerte, más allá del tiempo y de la lejanía, este vídeo del Jimmi Hendrix, al que tanto admirabas, con la canción que escuchábamos de casi chavales en la maquina de discos de aquel bareto en el que nos reuníamos, ¿te acuerdas?.


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