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Un temazo para celebralo

¿Como que el qué?, las vacaciones, oyes, las vacaciones, que ya están aquí, que mañana es agosto y se acabó lo de currar (no para siempre, ¿eh?, no animarse que en septiembre hay que volver, pero mientras tanto ¡vacacionesssss!). Así que para celebrarlo hemos escogido este tema de los Allman Brothers Band, "Jessica", que es una pasada, además de un cásico y que suena realmente bien en el video que hemos encontrado en el YouTube (¡que chollo!) ese. Con él os deseamos (que se nos antoja muy de juerga, alegre y festiva y todo eso, y además muy veraniega, que está claro que no vamos a poner nada del Georgie Dann de los ....) a tod@as unas vacaciones muy dabuti, que nosotros también nos la vamnos a tomar (y todas las birras que podamos), aunque seguiremos dando la matraca de vez en cuando, que para eso nos llevamos el portatil (el ordenata, claro, ¿que va a ser si no?). Así que de vez en cuando (esto ya lo habíamos dicho, pero no se nos ha ocurrido otra cosa) os seguiremos dando la barrila, como viene siendo habitual desde hace más de dos años (que ya hay que tener ganas de aguantarnos, con la de cosas que se pueden hacer por ahí).




Pues eso, a pasarlo bien, que el tiempo vuela (nos vamos a hacer las maletas).



Un verano entre huertos... (La ida, una boda y un sepelio)

Al fín llegó el tan esperado día de ir a pasar nuestras vacaciones en el campiri, bueno no exactamente, pero si en un sitio que se le parecía mucho o al menos algo. Rulo ya se había pirado unos días atras, así que ya estaba allí con Salva, y yo me dispuse a marchar para lo cual me encaminé a la Estación Sur de Autobuses para coger uno con destino a Valencia. Salía por la mañana y llegaba por la tarde, como si me fuera a Katmandu, al Beluchistaán o a la mismísima Patagonia. Allí fue a despedirme Guillermo que me había traido un loro (ver vocabulario básico 2) para que tuviéramos algo de música que por lo visto en nuestro destino no se estilaban o eran muy difíciles de conseguir y,  de paso, unas provisiones para alegrar el espíritu. Nos dimos un abrazo y subí al trasto (no hay otra forma de llamarlo) aquel. El trasto aquel, por supuesto, no tenía aire acondicionado ni nada que se le pareciera así que, como iba de bote en bote, pronto empezó a hacer un calor de mil (o dos mil) demonios. Resignación, lo más que se podía hacer era abrir la ventanilla si tenías la suerte de que la que te pillaba más cerca no estaba atascada.

Cuando ya llevábamos un buen trecho del viaje (que parecía que no se iba a acabar nunca) me puse el loro bajito, por aquello de no molestar, con ánimo de distraerme un poco. Algo después, alguien, que iba detrás y que al parecer se había animado en ese instante, puso el suyo a toda pastilla con las típicas horteradas del momento. ¡Ah, no!, ¡hasta ahí podríamos llegar!, puse en el mio (bueno, en el que nos había prestado Guillermo) la cinta de la versión peliculera de Tommy y le dí al volumen a toda mecha. Y así hasta que se acabó la cinta. Luego paramos en un páramo con un bareto de lo más cutre para tomar un bocata y echar una meada (ambos optativo, no es que te obligaran) pero la mayoría de la peña andaba ya necesitada. Aproveché además para, en un aparte, endiñarle un poco a las provisiones que alegraban el espítritu. Vuelta al trasto y vuelta al viaje. Un calor de cojones (¡huy!, perdón que se me ha escapado). Tragito a la camtimplora que aún estaba fresquita. Más música en el loro (ahora más bajito). Todo muy dabuti y muy jipi.

Seiscientos años despues (o al menos eso es lo que me pareció a mi) llegamos a Valencia. En la estación de autobuses me esperaban Salva y Rulo. Abrazos y para celebrarlo le endiñamos un poco a las provisiones que alegran el espíritu. Salimos. Un calor de cojones (esta vez no se me ha escapado, es que no hay otra manera de describirlo), empezamos a andar y de repente ¡zas! nos encontramos en medio de la comitiva de una boda que salía de una iglesia. Había que vernos con la pinta que llevábamos en medio de aquel emperifolle. Risas. Deambulamos un poco por el puerto, por aquello de ver el mar, y luego pillamos un autobus para Picassent. Otro trasto de esos, solo que esta vez el viaje era más corto. Llegamos, vamos a casa de Salva y allí nos está esperando en padre (de Salva) y va y nos dice que tenemos que ir todos a un entierro, que se ha muerto fulanito y es costumbre. Miradas incrédulas y al final, allí que estábamos los tres (que no se nos había perdido nada en el sepelio ese, oyes, que ni siquiera conocíamos al tipo ni éramos del pueblo ni na) desfilando entre la muchedumbre apesadumbrada. Y nos dio la risa, que cosas.

Rock progresivo holandes

Pues sí, también en Holanda había grupos de rock que pegaban y pegaban fuerte. Uno de estos era "Focus", banda formada en 1969 (¿que demonios tendrá ese año para la historia del rock?) por el teclista y flautista Thijs van Leer (que también hacía gorgoritos de vez en cuando), el guitarrista Jan Akkerman (una fiera el tío con la guitarra), el bajista Martin Dresden, y el batería Hans Cleuver, casi todos ellos de formación musical clásica (como hubieran tenido allí el mismo tipo de profesores peñazo que nos tocaron aquí en el Conservatorio no es de extrañar, mira tu por donde). Estos dos últimos fueron reemplazados al, poco tiempo, por Cyril Havermans, que adermás de tocar el bajo cantaba, y por el percusionista Pierre van der Linden. Su album más famoso (en realidad el segundo), por lo menos por estos lares, fue "Moving Waves", grabado en Londres en 1971 y que resultó una acertada combinación de clásico, rock y jazz, que incluía el no menos archiconocido tema "Hocus Pocus". El siguiente disco, en el que Havermans fue reemplazado por Bert Ruiter, fue un album doble que también consiguió mucha notoriedad.




Como siempre, esperamos que os haya gustado el vídeo (en el YouTube hay más, para l@s que tengan mono, pero eso ya cada un@ a su aire, ¿eh?). Ale, ya nos vamos viendo (o leyendo).

Vocabulario básico (y 2)

Dentro de poco hará casi dos años que publicamos nuestro primer vocabulario básico, esto es una especie de pequeño diccionario de los palabros que empleábamos de la manera más frecuente en nuestra jerga. Para todo aquel que no se acuerde o que no lo haya visto aún se puede consultar aquí: http://nubequevegeta.blogspot.com/2008/09/vocacbulario-bsico.html. Ha llegado pues el momento (mucha prisa no nos hemos dado, desde luego, pero es que nosotros somos así) de completarlo con algunos palabros y expresiones que faltaban entonces y que añadimos ahora por dejar la cosa completa. A l@s que sois de aquí os sonarán mucho, no tanto seguramente a l@s del otro lado del charco, que sabemos que algun@ hay (gran invento este de poner la arroba para expresar ámbos géneros y pasar así olímpicamente del puñetero lenguaje políticamente corecto y no sexista para más señas).

A ver, que van sin orden ni concierto: palabros relacionados con la anatomía (o sea las partes del cuerpo) de la peña, como por ejemplo "pinrreles" para los pies (o pieses como también se chamulla por ahí); "piños" para los dientes y, por lo tanto, "piñata" para la dentadura en su conjunto; "tocha" para la naríz, de ahí expresiones como "¡vaya tocha que gasta el tío!", que tiene la nariz grande o prominente (que viene a ser lo mismo pero no es igual); "morro", para la cara (que como vimos también se decía "jeta" o "jeró"), de ahí la expresión "¡vaya morro que le echa!", que tiene la cara muy dura; "chola" para la cabeza (tanto lo de fuera como lo de dentro), de ahí "estar mal de la chola", que estás pirao o mál de la cabeza, y también "tarro", de ahí "me duele el tarro mogollón"; "fauces" para la boca; "zarpas" para las manos, de ahí "¡quita tus zarpas de ahí!"; "alerón" para el sobaco (o axila mismamente), de ahí "te cantan los alerones", que te huelen mal los sobacos. Y para ciertas funciones corporales (algunas necesarios y otras no tanto), "jiñar" para hacer de vientre (que lo hemos puesto en finolis que siempre suena mejor que cagar), "cambiar el agua al jilguero" para mear (que aquí orinar ya quedaba muy cursilón); "jumear" para oler mal, echar el pestazo (propio de guarr@s y en general de gente poco aseada);"chorbo" o "chorba" para la persona joven en su conjunto; y "tarra" para la gente mayor.

"Muermo" (que aquí sale mucho) para algo que produce un gran aburrimiento y también para el estado de abatimiento profundo, que ésta es polisémica de esas, que singifica que significa (no nos hemos repetido, es que la frase es así) distintas cosas, vete tu a saber porqué. Más polisémicas: "loro", que puede significar atención, de ahí "estar al loro" y también reproductor musical portatil tipo radiocasete, por ejemplo "me he pillao un loro dabuti", que te has comprado un chisme de esos y estás muy contento. Y por supuesto "viaje", que puede significar golpe o manporro, de ahí "darle a uno un viaje" pero también es sinónimo (o sea que quiere decir lo mismo) que colocón: "¡Vaya viaje que llevo!". Y para terminar, "guarra" (con perdón) para noción o idea, de ahí "no tienes ni guarra", "marrón" (que también sale mucho por aquí) para algo malo, como ¡vaya marrón!; "manguis" para ladronzuelo, "priva" para bebida (fundamentalmente alcohólica) y "tigre" para water, que es donde sueles terminar el marrón con tanta priva.

Un poco de Edad Media

Ya sabemos que a algun@s esto les parecerá un despropósito, pero nos molaba mogollón la música medieval. No solo nos gustaba la música medieval, aunque no había muchas oportunidades de escucharla, sino que la Edad Media se nos antojaba una época romántica y llena de misterios. Era algo que nos venía de la adolescencia, donde nos habíamos puesto motes como Sir Tanen de Espladian, Mayans el Normando, Mago Jarragus y Barón de Espinoza. Luego Quique empezó a investigar, musicológicamente (vaya palabro) hablando y aprendió a tocar en la guitarra clásica algunas piezas medievales y renacentistas. Y de ahí a la composición. Nuestra, al parecer definitivamente perdida, "Sinfonía experimetal nº 1", luego convertida en "Suite de la Historia de Todos los Tiempos", incorporaba varios temas de reminiscencias medievales y también barrocas. ¡Chulos que éramos, oyes!, que el buen rock progresivo no estaba reñido con otras músicas, como ya habían demostrado nuestros adorados Jethro Tull, por ejemplo.

Y si lo que podéis ver y escuchar aquí abajo no os parece sencillamente una maravilla, vamos a tener que empezar a dudar de vuestro gusto musical (que sí, que el rock' n roll es un demasié, pero con él no se acaba el mundo) y también os podemos recomendar a un especialista para que os revise los orejos.


Pues eso, que la Edad Media también mola (con su música, sus caballeros andantes y sus leyendas de trasgos, duendes y demás engendros) y tampoco era tan oscura como nos parece (lo que pasa es que se han borrado con el tiempo los colorines) y si no, ir a ver el pórtico de Nuetra Señora de los Reyes en La Guardia (donde por cierto hacen un vino cojonudo).

Un verano entre huertos... (Los preparativos)

Se acercaba la fecha de nuestras ansiadas vacaciones lejos de casa y del barrio y había que hacer una serie de preparativos. Aconsejados por Salva, que era quien conocía bien el terruño donde íbamos a morar (también podíamos haber puesto "residir", pero era más largo y más pijo, este suena más a campo) durante un tiempo de aquel verano, había que proveerse de una serie de artilugios que, según él, nos resultarían indispensables. A saber: unas buenas cantimploras, por aquello de que el abastecimiento de agua estaba chungo y además se preveían largas caminatas; unas buenas linternas, a ser posible las más tochas que hubiera, por aquello de que no debía haber luz eléctrica (ni ningún otro tipo de iluminación que no fuera la que procedía directamente del sol) y parte de las caminatas se nos antojaban nocturnas (vete tu a saber porqué); unos buenos cuchillos de monte, pues al parecer nos podían acechar un sin fín de peligros en forma de bestias inmundas (bien de naturaleza humana o no) cuando, abandonando huertos, viñas y naranjos, partiéramos en pos de la aventura: y, por fín, vajilla de campaña (o sea platos, vasos y cubiertos para jalar decentemente en un ambiente tan hostil como aquel).


Pues nada que le hicimos caso, que para eso era casi aborigen y debía de saber de que hablaba, así que mi menda lerenda se pilló, en una tienda de esas de artículos deportivos, una cantimplora  (como la que podíes ver aquí arriba) muy dabuti, de esas de metal y todo, forradas de fieltro verde y con una capacidad, creo acordarme de litro y medio o dos litros (que daba igual que fueran de agua o de birra, que venían a ocupar lo mismo), además de un cuchillo de monte, que luego he conservado durante muchos años para más tarde pasar a heredarlo mi hijo, muy guapo con la hoja de acero enmangada en una empuñadura que parecía estar hecha de la pata de algún bicho. Lo de la vajilla de campaña se lo dejé a mi vieja, más por vaguería que por otra cosa, y mira tu por donde la mujer fue y me compró el kit del perfecto excursionista, que incluía un vaso de plástico de esos plegables, y unos recipientes, en forma de cuencos y platos, que según ella le habían dicho en la tienda que estaban fabricados de un material prácticamente indestructible, muy parecido al que usaban los astronautas, cosa que no me quedó clara entonces y aún me parece confusa (¿para que demonios querrían los astronautas un vajilla indestructible?, a no ser que fuera para tirársela a la cabeza. ¿No comían pildoritas y otras bazofías que metían en tubos de pasta de dientes?). Para mi que la vieja me estaba bacilando.

Las chirucas, que ya tenía de años anteriores, una gorra, un abrelatas explorador y ya tenía el equipo casi preparado.

Cine y rock`n roll

El cine estaba muy bien en verano. Hacía fresquito, ya que era uno de los pocos sitios públicos con aire acondicionado (bueno, también estaba El Corte Inglés, pero no íbamos a irnos allí a pasar la tarde). La verdad es que no había muchas oportunidades de ver buen cine sobre el rock`n roll. Estaban, eso si, las pelis de los Beatles, de las cuales la que más nos molaba era "Yellow submarine", con sus dibujos animados en plan psicodélico. Precisamente ese año se había estrenado la versión cinematográfica de Tommy, de los Who, dirgida por Ken Russell, pero aquí aún no la echaaban en los cines (que ya sabemos que todo llegaba tarde), aunque, eso sí, teníamos un casete con la banda sonora del filme. Así que lo más que uno podía hacer era ir a ver, si los echaban (pues no solían estar mucho tiempo en cartel) las pelis en plan reportaje como la de Pink Floyd en Pompeya, una de Emerson, Lake & Palmer, y cosas así.

Es curioso que tantos años después podamos encontrar buenas pelis sobre rock`n roll ambientadas o que tienen que ver con aquella época (la de cuando éramos jovenzuelos y aún teníamos una mata de pelo considerable). Una de elas es "Siempre locos" en cristiano) una comedia dirigida en 1998 por Brian Gibson sobre los miembros de una antigua banda de rock de los 70 (jeje, como nosotros) que deciden juntarse de nuevo. Auque es menos conocida que "Casi famosos" de Cameron Crowe, está realmente bien y tiene una banda sonora, compuesta por gente como Marti Frederiksen, Glen Ballard, Mick Jones (Foreigner), Chris Difford (Squeeze) y Jeff Lynne (E.L.O.), estupenda, como se puede ver en el vídeo que os dejamos aquí debajo:


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Así que si podéis pillarla por ahí (la manera de conseguirla ya no es cosa nuestra) no dudeis en verla porque seguramente os va a gustar bastante. Y si ya la habíes visto, estonces seguro que estaís bastante de acuerdo con nosotros.

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KOTEBEL: rock progresivo madrileño de ahora

Hoy os presentamos un grupo madrileño de rock progresivo con toques sinfónicos y épicos que hacen una música estupenda y que a nosotros nos gustan un puñao: se llamam "Kotebel" y es de lo mejorcito que hemos escuchado ultimamente. Aquí abajo podéis escuchar algunos extractos de nuevos temas suyos, así como otros temas completos y también os podéis bajar algunos, aunque para eso (para bajaróslos por la cara) tenéis que haceros fans antes, que como además es gratis y muy fácil (te apuntas a la listade correos, "mailing list" en la lengua del Chespir, y ya está), pues no está nada mal la cosa. Si os gustan tanto como a nosotros darlos a conocer a vuestros amigos y amigas, que la buena música hay que difundirla (no vamos a estar todo el día escuchando la pachanga que nos ponen por ahí).



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Pues ¡ala!, nosotros ya volvemos un día de estos con nuestra particular barrila.

Viejos vinilos

Resulta que va a ser verdad eso que andan diciendo por ahí de un tiempo a esta parte. A saber, que los viejos vinilos sonaban mejor que los cds. ¡Un momento!, ¿no habrá gato encerrado? (y ¿porqué hay que encerrar al pobre gato?, ¡que lo dejen en paz de un vez!). A ver si va a ser que ahora las discográficas quieren volver a los viejos vinilos por aquello de que no hay manera de piratearlos. ¡Chorradas!, ¿quien no le ha grabado una cinta de casete a unos amigos con ese disco que te molaba tanto?. Eso, si, era un "pirateo" al detalle, de a poco a poco, vamos, nada que ver con lo de bajarte música de la red por todo el careto (e ilegalmente, que hay otra gente, entre la que humildemente nos contamos nosotros, que pone su música para que te la descarges por el morro). Si es así, los de las discográficas no andan muy finos pues ya existen dispositivos de esos que te permiten convertir un viejo (o nuevo) vinilo en un mp3 y hasta en un mp4. Así que en un pispas estaría otra vez subido en la red a disposición de la peña.

Por mi parte, nunca me deshice de mis viejos y queridos vinilos y, en los ochenta, cuando el auge de los cds, aún aproveché para comprar muchos más de saldo. Así que tengo una buena colección en casa, aunque, cuando se me estrpeó el viejo tocata, no tuve más remedio que cambiarme a los cds si quereía seguir escuchando mi música favorita. Hay que reconocer que son pequeños, suenan bien (aunque esto depende de las grabaciones, claro, que hay algunos que suenan de pena), y se estropean menos (aunque se estropean, que eso de que no se escacharran es un mito), pero precisamente por eso, que son pequeños, no se disfrutan como los viejos vinilos con sus carátulas y las letras de las canciones en el interior. Bueno, si, algunos cds las traen, pero hay que mirarlas con lupa para poderlas leer. ¡Que no es lo mismo, oyes!. Y el precio, pues no es más barato, sino todo lo contrario, que te están vendiendo los cds de las bandas antiguas como si fueran el éxito del momento, así que mi menda los ha ido comprando de ocasión y por eso resulta que sigo teniendo más vinilos que cds.


Hace unos pocos años mi viejo tocata se escacharró definitivamente (que tenía más de treinta años el pobre y había currado de lo lindo), así que me quedé todo triste y compungido pero con mis viejos vinilos a buen recaudo (que alguno habría de costar ya una pasta y lo mismo me saca de un apuro cualquier día de estos). Y resulta que hace unos pocos meses me enteré que los viejos tocatas se volvían a fabricar y a vender (antes solo podías pillarte los platos en plan dj de esos, y no era plan de gastarse un pastón en dos platos si solo querías uno). Así que me pillé uno, los conecté a mis viejos altavoces (de los que no me había desecho por precaución y porque les tengo mucho cariño) y ¡vaya si suenan bien los viejos vinilos!. Tal vez no den tantos matices como los cds, pero el sonido es mucho más cálido, igual que pasa con los amplis de válvulas, que suenan mejor que los de transistores y por esos se están usando otra vez. Desde entonces, no hay día que no escuche uno de mis viejos vinilos y me lo pase pipa.

Un verano entre huertos, viñas y naranjos (Intro)

Como ya habíamos comentado en alguna entrada (no nos gusta poner "post", ¿que pasa?, que es un palabro extranjero de esos y aquí tenemos otros que significan lo mismo) anterior, aquel verano del 75 iba a ser especialmente rural, lo que no es que tenga mucho que ver con unos rockeros de barrio periférico, pero si que tiene que ver, y mucho,  con el depauperado estado de nuestros bolsillos (porque decir "finanzas" sería más que una exageración, una fantasmada), que andaban, como casi siempre, bastante vacíos los pobres, así que como no teníamos pelas para ir a ninguna parte, pues íbamos donde podíamos y, sobre todo, donde nos invitaban, que siempre había un alma caritativa que se apiadaba de unos jovenzuelos como nosotros que tan rápidamente nos habíamos convertido en unos músicos casi muertos de hambre, que si no llega a ser porque aún vivíamos en casa de nuestros padres (que para eso decíamos que éramos estudiantes) las habríamos pasado canutas.

En aquella ocasión el alma caritativa fue la madre de Salva (mujer salerosa donde las haya, y no lo decimos solo por este bondados0 gesto sino porque realmente era, y es,una persona muy jovial y amable a la que le teníamos gran confianza pues la conocíamos desde niños), que nos invitó a pasar una temporada en la casa que tenían en Picasent, que es un pueblo de Valencia de donde eran oriundos (que es algo así como que eres de tal sitio) sus padres (los de Salva, bueno y los de su madre a lo mejor también, que no estamos muy seguros, que nunca nos ha dado por preguntarle de donde eran sus abuelos, los de Salva, no los de la madre, bueno, dejémoslo estar), aunque él, al igual que su hermano había nacido aquí, en el Foro (que es como le decimos los madrileños a nuestra ciudad), como la inmensa mayoría de la gente que vive aquí, que han venido de fuera o ellos o sus padres, y eso es lo bueno que tiene Madrid, que a nadie la va a importar un carajo de donde diantres eres tu o tu familia.

El plan era el siguiente, nos íbamos a pasar los cuatro mohosos (de MOH), las siglas del grupo ¿eh?)  un verano muy dabuti entre huertos, viñas y naranjos, que Salva ya nos había contado que sus padres en el pueblo, además de la casa, también tenían huertos, viñas y naranjos, lo que lejos de parecernos muy rural, como a algún petimetre de esos que andaban por ahí haciéndose el finolis, a nosotros nos encantaba, que ya hemos contado varias veces que nos iba mogollón el campiri (como le decíamos nosotros), y bueno aunque esto no era el campiri exactamente, se le parecia bastante o por lo menos se le parecía más que la ciudad y con eso era suficiente. Además estaba la perspectiva de la horchata, que Salva decía que la de su pueblo era la mejor del mundo, y de las paellas, que por lo visto el abuelo, al que aún no conocíamos, nos podía preparar una (si nos lo currabamos y le caíamos bien) que nos íabamos a chupar los dedos. Así que la perspectiva nos parecia inmejorable, oyes, o eso, o quedarnos en el barrio todod el verano muertos de calor. La cosa estaba clara (continuará...).

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