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Ojalá estuvieras aquí

Así es como se llamaba, traducido al cristiano claro, el último álbum de nuestros adorados Pink Floyd, una de nuestras bandas favoritas de la que se puede decir que éramos casi fanáticos seguidores (y sin el casi también, ¡que narices!) que aquel otoño del 75, escuchábamos con mucha frecuencia. Un nuevo disco conceptual y con un sonido magnífico que era un tributo a Syd Barret, el miembro fundador de la banda y ausente desde hacía tiempo debido a problemas mentales debido al abuso de las drogas (eso dicen, al menos, las malas lenguas, vete tú a saber) y una grave crisis nerviosa. Al mismo tiempo era también una cruda crítica a la industría musical, inhumana y avariciosa (y chavacana, y hortera por más señas ). Con aquel "Wish you were here" Pink Floyd volvía a situarse en la cima más alta del rock sinfónico para deleite de nuestros orejos y gran satisfacción nuestra, ya que lo recibimos con auténtica euforia pues hacía casi dos años de su último "Dark side of the Moon", que tanto nos había marcado y servido de alimento espiritual como toda su música.





El vídeo que os hemos puesto se lo queremos dedicar a nuestro querido amigo Quique, guitarra solista de la banda (de la nuestra, claro) y a tod@s cuantos le han apreciado. Su ausencia nos sigue doliendo a cada recuerdo suyo  (¡y son tantos!) y a cada instante de nuestra soledad que se hace inmensa. ¡Ojalá estuvieras aqui!.

La ha palmado, la ha palmado (por fin)

Aquella mañana, de un dia tal como hoy, sonó pronto el teléfono en casa, cosa que no solía ser muy habitual. Fui a descolgar y era mi amigo Domimgo para decirme que no fuera a clase porque acababan de decir por la radio (o por no se donde) que la habia palmado su excremencia y que ya nos veríamos luego por el barrio. Total, casi un mes esperando. Me metí en la cama otra vez y seguí durmiendo como si tal cosa. Más tarde, a la hora del aperitivo (que es una costumbre muy de aquí) había que ver la cara de felicidad y las sonrisas que lucía la peña por los baretos. Solo los fachas estaban tristes y mohinos, además de acojonados ¡que se jodan!, que ya les iba tocando. Tomamos un montón de cañas con la baska para celebrarlo (normalmente también solíamos tomar un montón de cañas aunque no hubiera nada que celebrar, costumbres sanas que teníamos). Pronto llegó la noticia, ¡se había acabado el champan en todo el país!. Desde luego era la mejor manera que teníamos de despedir a aquel tipo siniestro y malvado. Y luego rumores absurdos, como que los rusos ya estaban a las puertas de Madrid y avanzaban hacia el Puente de los Franceses (como si los probrecicos no tuvieran otra cosa mejor que hacer).



Y para celebralo -como lo estuvimos celebrando nosotros y mogollón de gente aquel día y los siguientes- treinta y cinco años después no se nos ha ocurrido nada mejor que el vídeo y la canción que hemos puesto.

Aires celtas

Aquel otoño del 75 (si no recuerdo mal, que todo pudiera ser teniendo en cuenta lo que ha llovido desde entonces) mi amiga Ana me dió a conocer un disco del que quedé profundamente enamorado y me ha acompañado desde entonces. La verdad sea dicha (o escrita, que tampoco nos vamos a poner ahora pejigueros, que son las tantas y no es ocasión ni hay motivo) tampoco es que hubiéramos escuchado mucha musica celta antes, bueno un poquito del Alan Stivell ese (si el menda que tocaba el harpa) que era lo que más se oía. Se trataba de Malicorne, una banda francesa de folk-rock de aires celtas. ¡Sonaba increíblemente bien!. Así que en cuanto pude fui a pillarmelo. Todavía lo conservo (en vinilo como tiene que ser) y aún lo escucho a menudo. Aquí abajo uno de los temas que más me gustan.




Bonito ¿verdad? (la foto que se ve en el vídeo es la carátula del disco).

¿La palma o no la palma?

Pues así estaban las cosas por aquí, pendientes de si palmaba o no palmaba su Excremencia que mucha transparencia informativa (como se dice ahora, que entonces no se sabía lo que era eso) no es que la hubiera, no (cosas que tienen las dictaduras, oyes, que acostumbran a volar los periódicos que no les molan con dinamita, que aquí ya había pasado), y nos decían que estaba pocho el hombre pero que se iba recuperando un poco (pero ¿cuanto de poco?), pero lo cierto es que según fueron pasando los días íbamos perdiendo el interés por el asunto, que siempre nos soltaban la misma monserga del parte médico oficial ese como si fuéramos tontos  (que es otra cosa muy propia de las dictaduras el tratar a todo el mundo, menos al lider y sus compinches, como si fueran imbéciles), y que ya venía a darnos lo mismo si la espichaba o no (que tampoco le podía quedar mucho por delante, que por algo se le apodaba "el momia", entre otras tantas sutilezas propias del ingenio popular, que otra cosa no tendríamos pero gracejo y ocurrencvias jocosas no nos faltaban), pero que nos dejaran tranquilos con las comidas de coco, que el tipo ese no tenía dignidad ni para moririse.

Así que seguimos tal cual, cada uno a lo nuestro y a ver que hacia el vecino por si podíamos ponerle verde un rato (que es algo muy de aquí), como si no pasara gran cosa, ahora, eso sí, la botella de champan (del barato) seguía bien fresquita en la nevera por si un aquel, no la fuera a palmar el maromo en el momento más inoportuno que el menda ese era muy capaz (que con tal de jodernos era capaz de cualquier cosa y ya lo había demostrado sobrada y ampliamente) y tuviéramos que cogernos el pedo con champan calentorro (y del barato) que entra muy mal y además da muchos gases, que para eso es mejor la birra bien fresquita pero no es plan, que no se le muere a uno un dictador joputa así como así y tan de repente (que hay que avisar, ¡coño!, con tiempo, para que la peña esté preparada y pueda celebrarlo como se merece la ocasión).  Eso si, a los fachas del barrio, que los había (y unos cuantos) se les veía cono nerviosillos e intentando como disimular, no se sabe muy bien qué, que todos sabíamos que eran unos fachas de tomo y lomo y pasábamos de ellos como de comer mierda. Asi que, ¡nada!, que se muera cuando le de la gana (mejor antes que después), pero que nos deje en paz, que ya empezaba a aburrirnos el rollo ese de si la palma el tipo o si no la palmaba aún, que hasta se hicieron chistes al respecto.

Y puestos a versionear a los clásicos...

...el tipo este lo hacía realmente bien. Kevin Gilbert, californiano, compositor, cantante, arreglista y multi-instrumentalista (tocaba la trompeta, los teclados, la gutarra, el bajo, el violncello y la batería) murió a los vientinueve años de edad en mayo de 1996. Antes había creado su propio grupo de rock progresivo, Giraffe, (no confundir con The Giraffes que son otra peña y van de otro rollo) y también trabajó mucho como productor musical (que no se sabe muy bien de donde sacaba  tiempo el hombre). Por estos terruños me parece que no ha sonado demasiado, pero sin embargo sonaba maravillosamente como podéis comprobar en la mágnifica versión de "The Lamia" de Genesis, una de las mejores baladas (si es que se la puede llamar así, que no estamos muy seguros, en cualquier caso un temazo como un piano de grande) del rock progresivo y sinfónico en el vídeo que os dejamos aquí abajo.





Esperamos que hayáis flipado con él igual que nosotros y os prometemos que muy pronto habrá nuevas sorpresas (estad, pues, al loro).

Rumores, rumores, rumores...

La cosa comenzó una tarde del pasado mes de octubre de aquel año del 75. Estábamos unos cuantos en la asociación de vecinos de barrio cuando, de repente, llegó la noticia: "Su Excremencia está muy malito y parece seguro que la va a diñar en breve, eso si no la ha diñado ya". Quién tal cosa nos dijo era uno de los responsables de la asociación y militante del PCE para más señas (como mi menda lerenda por aquella época), así que le hicimos caso (que en ese tipo de cosas y en otras muchas más los "pceros" solían estar la mar de bien informados). De vuelta a la calle difundimos el notición entre amigos y colegas del barrio y algunos nos fuimos de cañas para celebrarlo: "¡Que su Excremencia está palmando o ha palmado ya!" (bueno, un poco más bajito, por si los chotas, aunque solíamos tenerlos controlados). Joder con la noticia, por si acaso pusimos una botella de champan (del barato, que el presupuesto no daba para más) a enfriar en la nevera. ¡Menudo pedo nos íbamos a coger cuando se hiciera oficial!.

Los rumores siguieron al día suiguiente, y al otro y al otro y así llegamos a los primeros días de noviembre con el champan (barato) enfriándose en la nevera y nosotros ansiosos por descorcharlo y pillar el pedo del siglo (que no se nos muere su Excremencia todos lod días). ¡La está palmando!, ¡la esta palmando!, ¡su Excremencia la está palmando!, bueno, pero que la palme ya de una vez el tío pesado este, que nos ha jodido en la vida y aún parece que nos quiere joder en la muerte. Y pasó otro día, y otro y así unos cuantos más. Y los rumores se convirtieron en todo tipo de especulaciones de lo más descabellado: que si la ha palmado ya, pero lo han congelado como a Hitler (que decían los enterados que estaba congelado al ladito de Walt Disney) hasta que lo puedan resucitar (¡sapristi!), que si ya ha palmado el maromo pero es que le están buscando un doble para poder dar el cambiazo tan ricamente, que si ya tenía doble, pero es que el doble tiene la gripe y no quiere salir moquenado en la Plaza de Oriente (donde solía reunirse el facherio) delante de todo el mundo no se le vaya a despegar el bigote y descubrirse el pastel, que si lo han abducido los extraterrestres y al darse cuenta de quien era por poco se desencadena un conflicto estelar, y en ese plan...

Un sinvivir, oyes

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