English French German Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified
this widget by www.AllBlogTools.com

El cordero se acuesta en Broadway

Entre los discos que aquel año nos hicieron flipar de lo lindo, uno de los más destacados fue el doble álbum de Génesis "The lamb lies down on Broadway", que es una auténtica pasada. Se trata de una obra conceptual sobre un tipo que se llama Rael que busca a su hermano John en una especie de vieje alucinante en el que le pasa de todo, sin que esté demasido claro que es lo que le está pasando (no, no es que entendiéramos las letras en inglés, que no entendíamos ni papa, ni el resumen en prosa del interior de la carátula del disco, aunque podríamos haber dicho que si y echarnos un farol, ¡es que lo hemos leído en la wikipedia esa!, oyes). Lo escuchamos una y otra vez en casa de Rulo, en la de Guillermo, en el casete del coche de Juan y en el de Juanjo hasta que nos lo aprendimos de memoria.



Lo cierto es que nos causó una profunda impresión. Siempre habíamos sido seguidores acérrimos de la banda de Peter Gabriel, pero este disco nos parecía (y aún nos lo sigue pareciendo) una obra maestra (yo por ejemplo aún lo tengo en vinilo -la verdad es que es el único disco de Génesis que no lo tengo en CD- y lo sigo escuchando). Hemos buscado algún vídeo que se oiga y vea bien, pero no ha habido manera. Este es el mejor que hemos encontrado (con que ya podéis imaginaros como serían los otros) así que ya sabéis, a disfrutarlo que para eso es gratis.

¡Vaya movidón!

El año que comenzaba iba a ser de lo más movidito (en todos los sentidos), solo que nosotros aún no nos habíamos coscado del todo, aunque algo se iba ya notando. El "Momia", apelativo despectivo con el que solíamos referirnos al anciano dictador fascista que nos gobernaba, se había puesto el verano pasado muy malito, y todo parecía indicar que había caído en un prolongado declive (aunque aún habría de cargarse más gente antes de espicharla el muy cabrón, y que me perdonen los cabrones). La Junta Democrática, promovida por el Partido Comunista, estaba cada vez más presente en el cotarro político (a pesar de ser absolutamente ilegal). Nos daba en la nariz que tenía que pasar algo. Bueno, pues si tenía que pasar algo que pasara de una puñetera vez, que cuando se es joven ya se sabe que se tiene mucha prisa (además de creerse uno inmortal, o casi). La conspiración estaba en el ambiente y en el barrio había mucha movida política (clandestina claro, como la celebración de la Revolución del 17 en casa de Llopis, o los recitales más o menos subversivos en los locales de las asociaciones de vecinos) y algunos amigos y conocidos se habían decidido ya por la militancia activa.

Mientras tanto, un grupo de niñatos superpijos, meapilas y fachas por un tubo autodenominados "Guerrilleros de Cristo Rey", en su mayoría hijos de militares y de cargos del régimen comenzaban a hacer de las suyas, sobre todo en la universidad, para ver si conseguían acojonar a los "rojos", que sencillamente eran todos los que nos pensaban como ellos (o sea, la inmensa mayoría del país). Daban el coñazo, sobre todo, en la Facultad de Derecho de la Complu, pero en Historia no se comían un rosco (que estaba aquello lleno de ácratas, rojos y demás gente de mal vivir) y aunque nos hicieron alguna visita esporádica, terminaban yéndose entre los abucheos del personal, e incluso alguna vez tuvieron que salir por piernas. Por lo demás eran muy gallardos (con su pelo bien engominado a lo Roberto Alcazar) y muy "valientes", que algunos tiraban de pipa y todo (seguro que se la habían cojido a papi), pero ni aún así conseguían que nos acojonáramos, que si pensaban que íbamos a pelarnos las greñas, quitarnos las barbas y dejar de tocar rock`n roll ya iban listos y, además, ya estabamos hasta el gorro de fachas en este país como para aguantar a unos niñatos de mierda reconvertidos luego en pistoleros.

Mientras tanto, seguíamos a lo nuestro, soñando con la música y con el momento de poder volver a tocar en directo, que es lo que más nos molaba de todo. La cosa no estaba facililla.

Un buen año para la musica

Aquel habría de ser un buen año, sobre todo para la música de aquí (también pasarían otras cosas pero aún no lo sabíamos) y sobre todo para el rock progresivo con el que seguíamos identificándonos a pesar de nuestro ramalazo psicodélico y sinfónico (que al fin y al cabo no son sino dos variedades de rock progresivo, ¿no?, ¿como que no?, claro que si). Aunque en la radio y en la tele (el que la viera, que no era mi caso, sencillamente porque en mi casa no había, que mi vieja no era partidaria del invento y a mi pues me daba igual) sonaba la misma pachanga comercial de siempre, algo se empezaba a mover y los que estábamos en el ajo ya íbamos notando algo. Así en Barcelona, los músicos que habían acompañado a Tony Ronald (que a nosotros nos parecía más que un pelín hortera) formaron "Iceberg", un grupazo que sonaba fantásticamente bien combinando los solos de guitarra de Max Suñé con los de teclado de Josep Mas "Kitflus". El resto de la banda lo formaban Primi Sancho (bajo), Jordi Colomer (batería) y Angel Riba (voz, aunque sólo en el primer disco).



Y desde Sevilla aparecieron "Triana" que venían a inagurar el rock progresivo andalúz (que no flamenco/pop ni mangurrinadas similares), después de la aventura un tanto desmadrada (que se llevaba mucho lo del desmadre, oyes) de "Smash", que eran más underground que otra cosa (y que en mi modesta opinión tampoco sonaban tan bién, y que no se enfade nadie ¿eh?, que para gustos colores, y para colores nada como un buen...). Se trata del trio formado por Jesús de la Rosa Luque (voz y teclados), Eduardo Rodríguez "Rodway" (voz y guitarra) y Juan José Palacios "Tele" (batería y percusión). Además estos si que le daban mucha importancia a las voces y a las letras de sus temas. Su primer álbum, que se llamaba "El Patio" (muy andalúz, por otra parte) contenía algunas piezas realmente magníficas. De todas, mi favorita es "En el lago", una pasada de tema, lírico y evocador (¿cursi yo?, ¡que va!). ¡Ah!, y también llegamos a verles tocar en directo aquí en los Madriles, pero eso lo contaré otro día (que hoy es sábado y me largo a tomarme algo por ahí, antes de que prohiban fumar en los bares, que esta gente es capaz de cualquier cosa).

Una casa en la calle Calvario

Por aquel invierno a Guillermo, que era mayor que nosotros (entiéndase, no es que fuera un tarra el tío, simplemente nos llevaba unos años, sobre todo a mi, que era de los más jóvenes) le dió por irse de casa de sus padres a vivir por su cuenta y a su bola, y fue y se pilló una casa alquilada en la calle Calvario, en pleno Madrid antiguo y castizo. La casa en cuestión era tan vieja que debían estar construyéndola cuando la invasión napoleónica o por ahí cerca, desde luego no era de este siglo y cuando digo siglo me refiero al pasado, que es cuando se desarrolla esta historia. O sea que no era del siglo XX y aún era dudoso que fuera del XIX. El "apartamento" de soltero que se había pillao Guillermo, estaba en el último piso, el cuarto creo que era, y la casa, por supuesto no tenía ascensor ni había forma de poner uno, por más que se le diera vueltas al aaunto. Sencillamente no cabía. Así que a pata hasta llegar arriba. No es que fuera mucho, pero si tenemos en cuenta que la calle hacía una pronunciada cuesta (de donde debieron ponerle el nombre, me imagino), cuando llamabas al timbre (y ya es raro que en su lugar no hubiera una aldaba) ya estabas con el bofe fuera.

Tras pasar la puerta te encontrabas en un cuchitril que convertía nuestros modestos pisos de barrio de la periferia en viviendas de semi-lujo. A la derecha una minúscula cocina, tan pequeña que para batir los huevos de una tortilla había que salirse al pasillo. Este era corto y estrecho y desembocaba en un cuartucho que hacía las veces de sala de estar, comedor y demás por lo que su uso era más que polivalente. Allí normalmente nos aplastábamos literalmente en un viejo sofá a escuchar musikeli. Al fondo, otro cuartucho aún más pequeño servía de dormitorio. Las ventanas daban todas a un patio interior, así que luz no es que hubiera mucha (lo que por otra parte nos traía al fresco), a pesar de ser el último piso, ya que su tamaño estaba en consonacia con el resto del inmueble. Un último tramo de escalera permitía, eso sí, subir a una minúscula azotea desde la que se divisaba el bohemio paisaje de los tejados del Madrid viejo (alguna ventaja tendría que tener semejante sitio). El alquiler era barato, por otra parte, y Gullermo se encontraba tan agusto que cualquiera le decía nada. Así que más de una tarde subimos la cuesta de la calle y los interminables tramos de escalera para pasar un rato juntos.

Cada cosa por su nombre

En aquel tiempo no teníamos la manía de llamar a las cosas por otro nombre que no fuera el suyo. Así, la policía era la "pasma" o la "bofía", ilustres apelativos que se había ganado a pulso desde hace tiempo (y se lo habían currado, ¿eh?). Lo de "maderos" vino mucho después, cuando a los grises les cambiaron el uniforme por aquello de que era un cante. A los horteras les decíamos "horteras" (que había un puñao por ahí sueltos) y a los pijos, pues les decíamos "pijos" y además les teníamos una tiña horrorosa (vamos, que no podíamos ni verlos). A los plastas, "plastas", que ya se sabe que un plasta es un pesado y aquí no caben interpretaciones lingüisticas. A los muermos, "muermos", que un muermo es algo muy aburrido, aburrido del todo, y también un mal rollo (que el vocablo es polisémico, oyes, que yo no tengo la culpa). Y a los fachas, pues "fachas", que no se les podía llamar de otra manera.

Y al invierno, le decíamos "invierno", porque hacía un frío de la leche y no nos andábamos con eufemismos de esos (de un tal Eufemio, que era primo..., bueno en fín, que fue el que los inventó) sobre "ola de frio polar", "caída brusca de las temperaturas" y zarandajas similares, que ya nos hubiera extrañado mucho que las olas de frio polar fueran en agosto y en julio la caída brusca de las temperaturas. Pues que sigue como entonces, en invierno hace mucho frío y hasta nieva y todo (que es lo suyo) y en verano pues no (que para eso es verano). Eso sí, el invierno es mucho más jodido, que duda cabe, sobre todo si no tienes pelas y estás todo el día tirado en la puta calle. Pero no nos amilanábamos (del verbo amilanarse, yo me amilano, tú te amilanas...) ni por esas.

Así que recuerdo algunas cosas que hicimos en invierno, como ir a Navacerrada a esquiar (que ya se que no es una cosa, que digamos, muy rockera, pero Manolo, el hermano de Juanjo, era forofo y además te alquilaban el equipo), bueno yo a deslizarme en trineo que siempre he sido bastante tocho en lo que a las habilidades deportivas se refiere y no tenía ninguna gana de partirme la crisma (ni ninguna una parte del cuerpo, ya puestos, por insignificante que fuera o pareciera). Y por supuesto, no se nos ocurrió nunca, deslizarnos por la nieve a toda pastilla subidos en el plástico de una bolsa de basura, que seríamos rockeros de barrio periférico pero no éramos jilipollas y no teníamos ninguna gana de partirnos el culo o la espalda con un pedrusco escondido. Que bastante arriesgado era ya vivir en un sitio como este con las pintas que nos gastábamos y la manía que tenían los grises de liarse a hostias.Así que nosotros, lo de vivir peligrosamente ya lo cumplíamos sobrados a diario.

Algo del Foro para empezar bien el año

Para empezar bien el añito que se nos ha venido encima como quién no quiere la cosa (como se nos han ido viniendo o yendo todos los demás, que en esto hay disparidad de opiniones) os recomendamos la música que ahora mismo están haciendo unos chavales de Madrid (o sea, del Foro, que es como se ha llamado siempre) y de barrio periférico como nosotros (de Leganés, para ser más exactos). Se llaman Hypnostate y ya tienen su primer album "Curious State of Harmony", podéis escuchar sus temas en el widget (palabro donde los haya) de Jamendo (y es que la mejor música está en sitios como este o el MySpace) que os dejamos aquí abajo:



Algunos temas son un poco reiterativos, pero otros están muy bien y la banda suena estupendamente. Próximamente actuarán en Alcorcón y desde aquí les deseamos mucho éxito en todo lo que emprendan. Pues eso, ¡animo y palante!.

¡Compártelo!