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De nuevo en la brecha

De nuevo en marcha, después de haber superado toda una serie de desafortunadas incidencias que nos habían dejado bastante descolocados. El nuevo batería que reemplazaba a Salva mientras estuviera en la mili, Juanjo, era un tipo majete que conocía bien su instrumento. Nos hicimos amigos y empezamos a buscar nuevas oportunidades para tocar en directo, que aquí y en aquellos tiempos no era nada que resultara facil.

Por otra parte, mi Panther, que había cascado, había sido reparado (como ya os conté en otra entrada) pero nunca volvió a ser el mismo. Sonaba, si, pero sonaba a rayos, lo cual me producía una terrible congoja y me daba mucho por el c... Pero, ¡que le íbamos a hacer!, no había posibilidad de reemplazarlo así que a joderse tocaban y a tirar pa lante como fuera. Al fin y al cabo éramos un grupo de rock experimental, psicodélico y progresivo (¡ah!, ¿que lo había dicho ya?), así que si al teclista (mi menda) le sonaba el instrumento como una mezcla de gaita gallega y cornamusa bávara, siempre podíamos decir que lo hacíamos aposta, exprofeso o adrede.

Lo más jodido del caso era lo del local para ensayar, mejor dicho su ausencia. Vamos que no teníamos local para ensayar y aunque nos sabíamos nuestros temas de memoria no era un buen plan dar un concierto, si es que finalmente lo lográbamos , sin haber ensayado antes, aunque fuera un poco. Sobre todo teniendo en cuenta que Juanjo, el nuevo batería, tenía que aprenderse nuestros temas y con silbárselos no bastaba. Podíamos recurrir, como habíamos hecho para el concierto de despedida de Carmelo, a alquilar un local de Mario Gómez, el tipo que se forraba alquilando locales y equipo a grupos como el nuestro, pero como había que acoquinar por horas suponía un desembolso que quedaba totalmente fuera de nuestras posibilidades.

Así que a buscar tocan. Finalmente encontramos uno, no lejos del barrio, ahora no me acuerdo muy bien como, que era una especie de cuartucho con una bombilla que apenas daba luz en medio del techo y allí que nos metimos a darle al asunto. Afortunadamente Juanjo andaba bastante espabilado y no le costó trabajo aprenderse nuestros temas y eso que algunos tenían cantidad de cambios, así que al cabo de no mucho tiempo ya estábamos otra vez dispuestos a subirnos a un escenario, el que fuera, tales eran las ganas que teníamos de poder tocar en directo.

Y he aquí que empezó a sonreirnos algo la suerte, que después de la racha que llevábamos no estaba mal tampoco, y por medio de no se que contacto apalabramos un concierto en la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Complu (también conocida a veces como Universidad Complutense de Madrid). ¡Se había disipado el maleficio!. ¡Ibamos a tocar en directo!, y nada menos que en la Universidad. Era la reaparición de MOH en los escenarios madrileños tras una prolongada pausa forzada por las circunstancias adversas. Bueno, con algunos cambios: un nuevo batería que le pegaba bastante bién (aunque no era Salva) y un teclado que sonaba de una manera rarísima. ¡Todo sea por el rock experimental!.

Concertada la fecha (debíamos estar, creo, en el otoño de 1972) empezamos con la publicidad, o sea, que tuvimos que hacer los carteles anunciando el concierto a mano, tan lamentable era nuestra situación económica. Menos mal que Rulo ha sido siempre un artista y la cosa, aunque cutre, no quedó horrorosa. Pusimos unos cuantos por la uni (también conocida a veces como Universidad Complutense de Madrid) y por el barrio, y se lo dijimos a todos los amiguetes. Y a esperar que se llenara el día del concierto.

P.D. Como no tenía ninguna fotico alusiva, en espera de que aparezca alguna, he mangao de un blog (espero que no te rebotes tronco) esa cosa tan maja y psicodélica que he puesto, así si no te ha gustado esta entrada, puedes flipar un poco con ella.

Vocabulario básico

Ha llegado el momento de explicar nuestro vocabulario básico; el que habíamos creado MOH y las palabras que usábamos con frecuencia. Unas las habíamos inventado nosotros, por puro bacile, y otras eran prestadas de la calle con cierto tufillo barriobajero. Que es de lo más importante que una hermandad como la nuestra (ya he explicado antes que MOH no solo era un grupo de rock, sino una hermandad formada por cuatro tíos del mismo barrio con destino en lo musical - usa el burcador, no te apalanques) disponga de un lenguaje propio un tanto esotérico o por lo menos incomprensible para los que no estaban en el ajo.

Empezemos. Para empezar (¿que me repito?, ¿como que me repito?) el propio nombre del grupo MOH (cuyo significado metafísico ha sido aclarado en otro sitio del blog - usa el buscador, no seas vag@) y el de la Ptench Company (lo mesmo). Luego cada uno aportaba su granito de arena. El grito de guerra de Salva fue durante mucho tiempo: "¡aminiñatipañoni!", con gran regocijo de los otros tres que contestábamos a coro: ¡oñi!, ¡oñi!. Rulo solía soltar su "¡No mieeeenntas!, viniera o no a cuento, lo que producía no menos regocijo y bastante algarabía, y tambien solía decir "onútiles" (de ONU) por inútiles. ¡Butenbusennavemboys! era otra expresión, ésta de gran regocijo. Por supuesto también teníamos nuestros apodos, Rulo era, como ya es sabido, el Mago Jarragus y a mi durante una temporada me lamaban Kalikatres Sapientísimo. Un hito aparte mereció el "¡Escarrrramia!, de Juanjo (miembro honorario de MOH), de lo que también hemos hablado.

Más expresiones que usábamos, aunque no fueran creaciones nuestras: "¿Te coscas?", del verbo "coscarse": saber algo, estar al loro de alguna cosa, "¿pasa contigo moñigo?", solo en ambientes muy intímos y que denoten gran familiaridad (su significado es: ¿que tal estás tío?). "¡como mola tu pistola!", para decir que algo era guay o cojonudo, "chachi dabuti", para decir que algo era muy guay o más que cojonudo, "¡que alucine, ti@!", para expresar que algo era sorprendente, "¡que demasiao!", que era el no va más, "¡que pasada!", algo asombroso, "¡que rollo más chungo!", cuando algo no nos molaba nada, "'date el bote!", decirle a alguién que se fuera, "¡vete a mamarla!", equivalía a mandar a alguien a la mierda, y en este plan (y mucho "mola" y mucho "rollo").

"Abrirse: marcharse, "acoquinar": pagar, "barrila": tostonazo, "chapar": cerrar, "fardar": presumir, "buga": coche (fardar de buga: presumir de coche), "chafar": estropear, "gusa feroz", mucha hambre, "truja": cigarro (de ahí lo de ¿tienes un truja ti@?), "mandanga": hierba que se fuma (si, esa misma), "mogollón": mucho en demasía, lio tremendo (que ésta es polisémica, con perdón), "jalar": correr (aunque a veces también tenía el significado de comer -que también se decía "zampar"- o más bien de engullir, de ahí que a la comida se la llamara "jala"), "mamarse": emborracharse, "aplastarse": acomodarse a conciencia, "rajar": hablar por los codos, "pirarse": marcharse" (¡me piro, ti@!), keli": casa, "sobre": cama, "sobar": dormir, así que "estaba sobando en el sobre en mi keli", quería decir que habías estado durmiendo en la cama en tu casa. Quedan más, pero no estoy seguro de acordarme de todas y tampoco es cuestión ahora de escribir el léxico completo. Lo de "tronco", "colega" y "piba" vino un poco más tarde y ya nos cogió creciditos.

Bueno, si , ya se que no son todas muy originales y que así es como hablaba la baska por la calle, por lo menos en los barrios no pijos de Madrid, que es donde vivíamos nosotros, en un barrio de Madrid, pues eso, que no éramos una excepción, aunque aportamos, eso si, nuestro granito de arena. Y además que, al principio, tampoco éramos tantos los que hablábamos de esa guisa (y también les puede ser de ayuda a los que nos leen al otro lado del charco, ¡saludos!). Luego la cosa se fue extendiendo y ya se sabe...

Ahora que me cosco...

Ahora que me cosco, parece que he confundido el orden en que sucedieron las cosas en algunas de las últimas entradas del blog. Total, para acordarse, como fue antesdeayer. De todas maneras no tiene mayor importancia, ya que las entradas a que me refiero no tienten tanto que ver con las cosas que nos pasaban y hacíamos, como con las que pasaban por ahí fuera y de alguna manera llegaban a influirnos. Esto es, los grandes grupos de rock de la época, sus discos, conciertos y todo lo demás. Bueno, a veces tambien tienen que ver con lo que nos pasaba, aunque no en términos musicales, que de eso estoy bastante seguro.

Por ejemplo, ahora no recuerdo si mi avistamiento de un ONI (objeto nasoluto identificado) en los cielos de Madrid mientras ibamos en el buga del Bola, fue antes, después o mientras andábamos buscando un batería porque Salva se había ido a la mili. Lo que si recuerdo es que nos pusimos a buscar un batería algunos meses despues de que Salva se fuera a la mili (hacerlo antes hubiera sido una gilipollez bien grande). También recuerdo que el nuevo batería, Juanjo, lo encontramos después de andar buscando uno y no antes (que si hubiera sido al revés seguir buscando un batería seria de imbéciles). ¿Se me enteinde?. Pues eso.

Donde la cosa se lía un poquillo más es en el momento justo en que recibíamos alborozados un nuevo disco o noticias frescas (bueno, no tan frescas) de algunos de nuestros grupos favoritos. Y se lía como porque por aquí andábamos con retraso de todo, cuando nos enterábamos de algo hacía tiempo que ya había sucedido y los discos y las pelis también nos llegaban con la correspondiente demora (salvo que los trajera, Susy, el primo de Rulo de Londres; ahí si que estábamos seguros de que andábamos a la última). En donde si me he colado, bueno solo a medias, es en Jesucristo Superstar. El disco lo tenía desde el 71, fijo, aunque la peli no se estrenó en Yankilandia hasta el 73, y aquí no me acuerdo ahora si fue ese año o el siguiente. Pero la música la conocíamos desde antes.

Lo que si recuerdo bien es que mi flamante Panther cascó cuando Salva ya no estaba (un disgusto que se ahorró, mira tú por donde), nos habíamos quedado sin local para ensayar (que parecía que nos había mirado un tuerto) y ya habíamos encontrado a Juanjo, el nuevo batería que nos apañamos, y de que estabamos en ciernes de preparar un concierto memorable del que ya hablaré cuando toque, que será dentro de poco. De la misma manera que recuerdo que el concierto de despedida de Carmelo, del que ya he hablado en otra ocasión, fue antes de que Salva se fuera a la mili (¿1972?), por la senciulla razón de que estaba allí tocando la batería.

Así que si, por poner un ejemplo, en las ultimas entradas he hablado del Concierto por Bangladesh y de 1971, que fue el año en que se celebró, ahora estoy bastante seguro que Salva aún no se había ido a la mili ese año, y también estoy bastante seguro de que el disco nos llegó al siguiente, o sea en 1972, año en que yo cumplí dieciocho añitos y repetí primero de Facultad por haberme dedicado en excesivo al cachondeo durante el año anterior. Podría cambiar el orden en que aparecen dichas entradas pero no creo que merezca la pierna. Lo que no recuerdo bien es si Salva se fue a la mili a finales de ese año (antes no, seguro) o a comienzos del siguiente.

Bueno, pues parece que no estaba tan mal contado, después de todo, aunque las fechas en que aquí se publicaron los discos de los que he hablado no siempre correspondan con el momento en que transcurre la narración de la historia de MOH. Además, cuando empecé este blog no me empeñé en seguir un orden cronológico (de crono= tiempo, y logos= saber, que es lógico saber que el tiempo pasa, a no ser que te hayas quedado muy colgao, colega) estricto sino en ir contando las cosas en su orden según las fuera recordando. Así que tampoco está tan mal ¿eh?.

¡Vaya añito! (1971)

1971, el año que dejé el colegio y fui a la Universidad (yo por entonces tenía diecisiete abriles y era el más joven del grupo, en la baska solo me ganaba a jovenzuelo el Bola) fue un año movidito. Empecé la Universidad y el Conservatorio, que abandonaría pocos meses más tarde de puro aburrimiento. El mundo, por ahí fuera, andaba bastante revuelto. Continuaba la Guerra de Vietnam, en la que nosotros íbamos con el Vietcong, no por rojos, que aún no se nos había ocurrido, sino por joder a los yankis (al gobierno y sus esbirros, se entiende, que muchos de nuestros grupos favoritos eran de USA y nos molaban mogollón, como los jipis, que empezaron allí). También estalló la guerra de Bangladesh que quería independizarse de Pakistan. Por si no fuera bastante, en Sicilia el Etna entró en erupción produciendo un cangelo considerable y en Turquía un terremoto destruyó la ciudad de Budur.

Aquel año hubo tres golpes de Estado, en Bolivia, en Uganda y en Argentina, de los que aquí nos enteramos muy confusamente, como siempre ya que vivíamos bajo un golpe de Estado permanente, así que no nos daban ninguna envidia los de ahí fuera. En la universidad me topé con los "grises", que es como entonces se llamaba a la pasma, y nos dimos más de una carrera para evitar que nos tentaran las costillas con sus porras a lo que eran muy aficionados y ponían gran empeño. Que por lo visto todos los estudiantes éramos unos rojos de la hostia y había que molernos a palos. Cosa que también pensaba en México, entre otros sitios, donde masacraron mogollón de estudiantes ese mismo añito.

En la universidad (Facultad de Filosofía y Letras) me encontré con el que sería mi amigo Domingo, que vivía en Quintana cerca del barrio, y con un chaval del nuestro, Jesús María, al que apodaban "smily" (o como se escriba) porque siempre estaba sonriente y de buen humor y que resultó que era hermano de Tony, del que ya he hablado antes (o más arriba, como se quiera) a propósito de nuestra baska. Formamos trio desde el primer momento y no fueron pocos los cachondeos que montamos, que el mundo estaba muy jodido, pero nosotros éramos jóvenes y teníamos ganas de reir y pasarlo bien (que raro, ¿eh?).

También conocí allí, en la universidad, a un chaval gallego que estudiaba en mi misma Facultad con beca y que resultó ser del Partido Comunista, lo que en aquella época era bastante peligroso. Nos hicimos amigos y fue el primero que me habló de política seriamente, recomendándome y prestándome algunos libros que yo no tenía ni idea de que existían. Lo cierto es que, aunque me jodían los "grises", aún no me había dado por la política que, en general, me parecía un peñazo.





Menos mal que aquel año salieron a la venta el "Imagine" de John Lennon, el "L.A. Woman" de los Doors, el "Aqualung" de Jethro Tull, el "Tarkus" de Emerson, Lake & Palmer y el "Meddle" de Pink Floyd, entre otros. También fue el año en que salió el disco en directo de Rare Earth, que se habían hecho famosos con su versión del "Get Ready" que nos molaba un montón. En el disco venía una versión muy larga y otra de "(I Know) I'm Losing You", su segundo éxito, que también duraba un güevo y a mi me gustaba aún más (El vídeo que he puesto arriba es de la version del single, que había salido el año anterior, que no ha habido manera de encontrar el otro, solo una versión ya de tarras y no es lo mismo). Un poco de serenidad rockera y psicodelica (de la buena) en medio de un mundo tan desquiciado.

Concierto por Bangladesh

Más o menos por la época que ahora estamos en la narración de esta curiosa y absolutamente cierta (además de verdadera) historia de MOH, ocurrieron los horribles acontecimientos de Bangladesh, de los que aquí solo nos enteramos a medias (como siempre). Como en Querido Rock (un blog muy guapo argentino de un programa de radio que hay por ahí) lo explican cojonudamente, no voy a repertirlo ahora aquí que sería una pérdida de tiempo y echarle mucho morro también al asunto (así que con el link que os he puesto váis sobrados).

En realidad no era el primer gran festival de rock que se celebraba por esos mundos de ahí fuera (los españolitos por aquella época, aún tiernos e imberbes jovenzuelos como nosostros, sabíamos muy bién, que nuestras autoridades ya se encargaban, que estaba "esto" y el resto del mundo de ahí fuera). Antes ya hubo unos cuantos. A ver..., dejad que me acuerde, ¡ah!, si, el primero de todos fue el festival internacional de Pop de Monterrey que se celebró en junio de 1967 (¡je!, nosotros aún éramos unos chavalines por aquella época), luego vinieron los de la isla de Wight, al sur de Inglaterra, que se celebraron en verano durante los años 1968, 1969 y 1970, y en agosto de 1969 se celebró el de Woodstock. Todos eran al aire libre y duraban varios días.

Pero salvo en el de Monterrey, en el que los músicos, con algunas excepciones, no cobraron nada por actuar, y cuya recaudación se dedicó a fines benéficos, los otros estaban montados por sus promotores como negocios, aunque no siempre les salió redonda la cosa, que más de un chasco hubo, oyes. No así el de Bangladesh, que se celebró en el Madison Square Garden de Nueva York el 1 de agosto de 1971 y que pretendía llamar la atención del mundo sobre la situación de aquella pobre gente debido a la guerra y a las catástrofes naturales que se les vinieron encima como si con la primera no hubiera tenido suficiente. La recaudación fue a parar a los damnificados.





Además era la primera vez que reaparecía Gorge Harrisón despúes de la separación de los Beatles, aunque ya había sacado antes su magnífico "All Things Must Pass", el primer álbum triple de un rockero, que dejó boquiabierta a mucha gente, lo que no podía sino estar lleno de nostalgia (¡vaya!, creo que me estoy poniendo un poco moña). También tocó y cantó Ringo, aunque no los otros dos de Liverpool (ellos se lo perdieron, que invitados estaban) y además el fiera de Eric Clapton, Ravi Shankar por supuesto (que a mi el tío ahora me parece un peñazo, con todos los respetos), Bob Dylan (quién te ha visto y quien te ve, tronco), Leon Rusell y Billy Preston, que ya había colaborado antes con los Beatles, entre otros.

Aquí el álbum, que era doble, no salió hasta el año siguiente, algo a lo que ya estábamos acostumbrados y en cuanto estuvo en la calle salimos pitando a pillarlo. Sonaba realmente bien, y era una gozada porder escuchar a los dos ex-beatles en directo, cosa que aquí no había sucedido nunca con el grupo, pues los discos en directo de los Beatles se publicaron mucho después, para variar y para no perder la costumbre. También se hizo una película que tardó aun más en llegar, en fin cosas del sitio este en el que vivíamos.

Un nuevo batería (¡por fin!)

Pues sí, al final encontramos un nuevo batería para reemplazar a Salva mientras estuviera en la puñetera mili. Se llamaba Juanjo (no confundir con el otro Juanjo, el de la baska), y era un chavalote muy majete, y además tocaba bastante bien (de hecho se aprendió bastante pronto nuestros temas, y algunos eran complicados con muchos cambios de ritmo y eso), que solo tenía un pequeño defecto: rajaba el tío sin parar. Aunque eso sí, era sumamente educado y cortés y como se daba cuenta del efecto que tenía sobre nuestras molleras su interminable cháchara, a menudo, demasiado a menudo, se disculpaba con un "¡perdón!, soy un pesado ¿no?". Lo que todavía nos desquiciaba más.

Claro que en aquella época nosotros nos habíamos vuelto poco comunicativos (o que habíamos encontrado otra forma de comunicarnos), a pesar de que nos pásabamos el día, o su mayor parte, juntos, y solo proferíamos de vez en cuando alguna frase lapidaria del tipo de "¡como mola tíos!", ¡que alucine tu!, ¡que rollo más guapo! o ¡joder, como mola tios!, que habíamos llegado a un estado de ensimismamiento en el que las palabras estaban de más y con cuatro frases nos decíamos lo que nos queríamos decir (que tampoco era mucho, tal era la comunión psiquica en la que andábamos metidos).

Durante una temporada el más ensimismado fue Rulo, que había que hacer un esfuerzo que te cagas para sacarle una palabra y no os digo una frase, que al parecer había abrazado con entusiasmo la vida contemplativa y estaba tan feliz el hombre. Tan solo habría la boca para exclamar sus alabanzas, por lo general breves, sobre tal o cual color que había visto en un árbol o en un seto, que es lo que tiene tener alma de pintor, oyes. Cuando se le pasó, al cabo del tiempo, no paró de largar durante unos cuantos meses, como si quisiera recuperar el tiempo en que había estado sin decir ni mu.

Volviendo a Juanjo, nuestro nuevo batería, que se acabó convirtiendo más tarde en un músico profesional (¡eh!, tío, si andas por ahí y por casualidad lees esto un saludo muy grande) con el hicimos algunas actuaciones memorables. Ahora que lo pienso, todas fueron memorables, algunas porque no estuvieron nada mal, otras porque fueron un desastre y también en alguna ocasión porque el sitio y la compañia no eran precisamente de lo más propicio (mejor dicho, no eran nada propicios). Pero de eso hablaré en otra ocasión.

Bien, teníamos un nuevo batería con el que no nos llevábamos mal (a pesar de que hablara sin parar, menos cuando tocaba) que tenía su propio instrumento y que le daba a las baquetas bastante bien. Pero seguíamos teniendo un problema. ¿Cual?. No teníamos local para ensayar, que es lo peor que le puede pasar a un grupo de rock después de no saber tocar y sonar a rayos. De hecho ensayábamos de prestado o alquilábamos uno de los locales de Mario Gómez, un tipo que se dedicaba a alquilar equipo y locales de ensayo a grupos como el nuestro (con la loable intención de sacarles la poca pasta que tenían) cuando se presentaba una ocasión de tocar. Pero costaba dinero (se pagaba por horas, como en otros "servicios" menos recomendables -este tampoco lo era mucho- y que podrían haber compartido tugurio) y si no recuerdo mal, ya he explicado que nuestra economía no era muy bollante precisamente que digamos.

P.D. Sorry, tampoco tengo ninguna foto de Juanjo, así que que le vamos a hacer, hoy va tal cual.

El parato del hijo del Jeffer

Como ya he contado antes (¿cuando?, no me acuerdo que ya llevo unos meses dando la matraca con esto de MOH y si me tuviera que acordar de cuando he escrito una cosa u otra no tendría tiempo de seguir largando el rollo, ¿no te parece?) éramos un puñao de jipis, además de psicodélicos, experimentales, progresivos y undegrounds de esos de los buenos, así que no le resultará raro a nadie (y le resulta que le vamos a hacer, que siempre tiene que haber alguien dispuesto a dar la nota) que nos molara un grupo de San Francisco como Jefferson Airplane, que también eran mogollón de jipis, psicodélicos que te pasas tronco y con un toque muy underground. Si, ya se que he hablado de ellos en otros post (¡anda!, de eso si que os acordáis, ¿eh?), pero me apetecía, mira tu por donde, dedicarles uno enterito para ellos solos.

Aunque comenzaron en 1965 teniendo grandes influencias del merseybeat británico, que es un tipo de pop (para que luego digan que no se puede cambiar) y del folk californiano, pronto desarrollaron un estilo muy personal de rock psicodélico, y su albúm "Surrealistic Pillow", producido por Jerry García de Grateful Dead (aunque no aparece como tal en los créditos) fue todo un éxito de ventas en el que fue conocido por ahí fuera (o sea, en el resto del mundo) como como "verano del amor" (que nosotros nos lo perdimos, ¡coño!, que debíamos andar entre los trece y los quince añitos y además aquí verano si que hubo, pero amor libre de ese nasti de plasti que no estaba el horno para bollos y menos para guarrerías venidas del extranjero, cosas de la masonería y de maricones), solo superado por el "Sargent Peppers" de los Beatles.

Luego en el 69 sacaron "Volunteers" toda una bronca pacifista (¡pues claro que se puede ser pacifista y dar la bronca!) y contra la guerra de Vietnam, que yo escuchaba mucho con un colega de la Universidad en una casa que su abuela nos había dejado, pobre mujer, para que estudiáramos (no es coña), allá por el 71 (que el disco también llegó tarde, como todo), aunque antes habían publicado "After Bathing at Baxter's", "Crown of Creation" y un albun en directo que no me acuerdo ahora como se llamaba, de lo cual, claro está, nos enteramos algún tiempo después. Luego aún vendrían los magníficos "Bark", "Long John Silver", que como ya estábamos al loro no nos los perdimos, y otro en directo "Thirty Seconds Over Winterland " (que de este si me acuerdo).


Mi amigo el Bola, alias Jose Ignacio, también conocido como Nacho por algunos colegas de la Universidad, era igual de fan o más que yo de la banda de Frisco, y a los dos nos pasaba lo mismo, casualidades de la vida, que además de gustarnos el grupo nos iba cantidad la Grace Slick, la cantante o vocalista como decían los cursis, que la tía cantaba dabuti, y era letrista y todo (que escribía las letras de algunas canciones, vamos) y además estaba cantidad de buena y que le íbamos a hacer, oyes, si teníamos las hormonas desmadradas que tampoco es que sea raro cuando se tiene esa edad que teníamos nosotros entonces.

Bueno, pues los Jefferson Airplane fue uno de esos grupos que nos impactaron por su sonido y su estilo propios, con sus guitarras distorsionadas y hasta llegaron a meter a un violinista muy pasao, y por jipis y undergrounds también, que todo hay que decirlo. Yo aún tengo algunos de sus vinilos, y mientras estaba escribiendo esto me he escuchando tan ricamente su primer recopilatrio que se llamaba "The Worth of Jefferson Airplane", que además los tíos eran unos cachondos.

Buscando un bateria

Salva estaba en la mili (muy a nuestro pesar y al suyo, que es lo que tienen esas cosas), y nosostros compuestos y sin batería. Las distintas soluciones que habíamos probado como trío no funcionaban, como ya he contado en otro post (o entrada, o como queráis llamarlo), y ¿como se puede tener un grupo de rock sin batería?. No se puede, no, sencillamente. No hay manera. Si fuera folk, o incluso blues acústico, vale, pero rock no. No cuela. Y no queríamos reconvertirnos en un grupo de folk, que para eso ya estaba Cábala, ni de blues acústico, que para eso ya estaba el parque del barrio o los pinares de La Elipa, mudos testigos de nuestras sesiones estivales de blues "unpluged", como se dice ahora.

Así que nos pusimos a buscar un batería que reemplazara a Salva mientras estuviera en el servicio militar. La cosa no era sencilla pues Salva era un bateria fenomenal. Si, ¡fenomenal!. No, no es que nos cegara ser sus amigos, es la verdad y vosostros mismos lo podeís comprobar si escucháis alguno de nuestros temas (lo ideal es que los escucharais todos). ¿Que donde están?, ¡vaya!, ¿aún andamos así de despistados?, bueno pues podéis encontrarlos (y de paso decirnos que os parecen) en los post (o entradas o como queráis llamarlo) etiquetados como "Nuestra Música".

Además tenía que ser alguien de nuestro rollo, que congeniáramos y esas cosas, aunque estaba claro que si, con suerte, consegíamos encontrar alguien que tocara la bateria y nos molara (y nosostros le moláramos a él), nunca podría llegar a ser tan tronco como lo era Salva. Como ya he dicho se trataba de una solución de compromiso. Hicimos correr la voz entre nuestros contactos del incipiente mundillo rockero, psicodélico, progresivo y underground madrileño.

Pero no era facil encontrar un buen batería. Y menos un batería del nivel de Salva. Por una curiosa razón que por aquel entonces se nos escapaba, había guitarristas, mejores o peores, a porrillo, cantantes, algunos bajistas y hasta algún que otro teclista, pero los baterías escaseaban. Así que empezamos a desanimarnos. Para que la cosa estuviera más completita hacia tiempo que habíamos dejado nuestro local de ensayo en la discoteca del cole, por lo que tampoco tocábamos demasiado. Estábamos en el dique seco y era jodido. Muy jodido.

Eran malos tiempos e intentábamos capearlos de la mejor manera. No sería la primera ni la última vez que el dichoso servicio militar se había cargado un grupo de rock en este país. Pero nosostros ni siquiera lo considerábamos como una posibilidad. Por supuesto que esperaríamos a que Salva terminara la mili, pero también queríamos tocar mientras tanto y no solo en el parque del barrio o en los pinares de La Elipa. Queríamos tocar a lo grande, como ya habíamos hecho en varias ocasiones. Se nos había metido el gusanillo y etábamos totalmente enganchados. ¡Tocar en directo! (y para eso hay que ensayar), donde sea y como sea. ¿Hay algo que le enganche más a un rockero?.

¡ONI! (UFO)

Y llegó la manía de los extraterrestres (aún no se decía eso de alienígena) y de los platillos volantes, con retraso eso si, porque aquí llegaba todo con retraso incluidos los platillos volantes esos, que por lo visto los extraterrestres, vinieran de donde vinieran, que sobre eso no había ningún acuerdo, sabían, que es lo suyo, de las peculiaridades de este país y llegaron, lo propio, con retraso. Si en Roswell, Nuevo México se les había escacharrado una nave allá por el 47 y desde entonces se veían por todas partes, España, claro está, was diferent, y había que esperarse un poco. ¡Que listos los extraterrestres!, oyes.

Eso, o que otros listos, estos mucho mas terrestres, que de "extra" solo tenían el morro que le echaban a la cosa, decidieron que ya había llegado el momento de vender historias (y de paso hacerse el agosto) sobre visitantes del espacio exterior de porte angelical, visitantes de mundos lejanos con nombres exóticos, muy buena gente ellos, que no eran marcianitos verdes cabreados con cara de trompeta y antenas que les salían de los orejos, sino como querubines o casi, con muy buen rollo y que venían a traer la paz a la Galaxia, y te contactaban de vez en cuando no se sabía muy bien para qué y se comunicaban contigo telepáticamente, sin necesidad de abrir el pico, que los enanos raquíticos cabezones con unos ojos que ocupan media jeta aún no los había puesto de moda Spielberg.

La cosa había sido precedida por el éxito de ventas de "El retorno de los brujos", un libro del que ya os he contado a propósito del sr. Fulcanelli y sus misteriosas catedrales, y pronto se desarrolló una verdadera plaga de avistadores de ONIS (objetos nasoluto identificados) o de UFOS (Un Flipe Oiga), como también se les llama por ahí, con la ayuda de la publicación en cristiano de los libros de Erich Von Daniken, sobre todo "Regreso a las estrellas", y luego los de sus imitadores locales. De momento la cosa quedaba así, en los simples avistamientos de algún ONI, y algún que otro contacto, que lo de las abducciones vendría más tarde, lógico, como aquí todo llegaba con retraso.

El caso es que a mi me dio particularmente fuerte con lo de los ONIS e incluso una tarde que íbamos por Madrid en el buga (un seiscientos) del Bola (cosa que solía suceder con cierta frecuencia) me pareció ver en el cielo (y no había tomado nada, en serio) un objeto oscuro que se desplazaba en zig-zag a toda pastilla hasta que desapareció en la altura. ¡Un ONI!, ¡un ONI!, ¡había visto un ONI! (o un UFO, que para el caso), lo que reforzó aún más mi creencia en la existencia de los visitantes de otros mundos y en que el Von Daniken ese era un tío dabuten. Claro que también me había visto una vez desdoblarme estando con gripe y en duremevela (pero si eso, ya lo contaré en otro momento, que ahora no viene al caso).

Y como me pasaba siempre que me aficionaba con un tema, empecé a darle la barrila a la baska con los ONIS y todo lo que había leído sobre ellos, y hasta una noche que estábamos de acampada en el campig de Pegerinos les dí una larga charla por la cara al amor de la fogata y de los cubatas que nos estábamos trasegando, que convencí hasta a los más escépticos, que alguno había aunque no muchos, tal era la pasión que le echaba al asunto, o las ganas que tenían de que no les comiera más la mollera. ¿Qué que tiene todo esto que ver con el rock´n roll?. Tu verás, si los Pink Floyd habían sacado años atrás un album que se llamaba "A Saucerful of Secrets" (Un platillo lleno de secretos), ¿porqué a un rockero madrileño como yo no le podía dar la vena con los ONIS?, ¿eh?. Que con tanto universo como había por allí fuera no íbamos a ser nosostros los únicos en este planeta tan cutre.

¡La gran conmoción!

En unos pocos años habíamos pasado de ser unos chavalines locos por la música a unos rockeros de tomo (veánse las melenas en las fotos) y lomo, rockeros progresivos, psicodélicos, experimentales y underground. ¡Ahi es ná!. Y además, por si fuera poco, habíamos aprendido a tocar nuestros instrumentos (y hasta a afinarlos y todo) y teníamos un repertorio de temas propios. Vamos, que podíamos dar un concierto de hora y media sin repertirnos ni versionear, que no era moco de pavo teniendo en cuenta que no éramos sino unos veinteañeros recién estrenados.

Antes de que ocurriera todo eso, sucedió la gran conmmoción. ¡Los Beatles se separaban!. No era posible, era un mal rollo tremebundo, ¡no nos lo podíamos creer!. Los Beatles, pero si eran inmortales, simepre habían estado allí y siempre tenían que seguir estando allí. Recordábamos nuestras interminables sesiones escuchando el "Sargente Peepers", lo que habíamos flipado con el doble album blanco y, luego, el "Abbey Road", una genialidad que solo unos genios como ellos podían hacer, la cumbre de la música rock. El "Let it be" era más flojillo, por eso volvíamos a escuchar el "Magical Mistery Tour", o el "Rubber Soul", o el "Revolver". Además, no importaba, ya volverían a hacer otra obra maestra.



Su música nos había acompañado durante aquellos largos años en que dejamos de ser unos niños para convertirnos en unos jovenzuelos. Siempre había estado allí y esperábamos que siempre estuviera allí. Lo dábamos por hecho. ¿Qué si no?. Yo, por ejemplo, me había aprendido el "Yesterday", que las chicas decían que cantaba como McCartney, y otras canciones como "Michael", o "Girl" y, más tarde, "Let it be". También habíamos versionado su "Rock`n roll Music", "Kansas City" y otros por el estilo, hasta la "Balada de John y Joko" y "Get back", pero ¿quién no lo había hecho alguna vez?

Pero no, se habían separado, fue como un mazazo, y parecía que la cosa iba en serio aunque no nos lo podíamos creer. ¿Como se iban a separar los Beatles?. No era solo perder a los cuatro grandes músicos de Liverpool, sino a los cuatro grandes amigos que servían de inspiración a todos los amigos (como nosotros) colgados por la música y el rock. y a quienes habían servido tantas veces de inspiración. ¿Que les había pasado?, ¿quien tenía la culpa?, ¡no había derecho, coño!, no se podían separar, era un mal rollo que no veas.

Se decía que Paul y John se habían distanciado por culpa de la pirada de Joko Ono y empezamos a odiarla secretamente (y sin ninguna justificación). Luego salió aquella historia rocambolesca sobre la muerte prematura de Paul en un accidente de coche y su sustitución por un sosias (¡coño!, que más que un sosias tanía que ser un clon el menda y todavía la experimentación genética no había llegado a tanto) y las pistas que habían ido dejando en los discos, que algunos había que oirlos al revés y todo, y más rollo de aquél que, sin embargo, al principio nos creímos a pies juntillas.

Lo vivimos entonces como el final de una época, una época particularmente alegre, pues si algo nos transmitían sus canciones era eso, alegría, ganas de bailar y de vivir. ¡No podía ser!, los Beatles se habían separado. No volverían a componer ni a a tocar juntos. ¿Como había sucedido?. No sólo eran unos músicos famosos, eran unos filósofos, nos habían enseñado una manera de vivir y ellos habían sido los precursores. ¿Que les había pasado?. Y si les había pasado a ellos, los más grandes, ¿nos pasaría algún día también a nosotros, los cuatro inseparables MOH?. No era posible. En silencio nos juramentamos para que aquello no nos sucediera. Y durante un tiempo funcionó...

Que mal rollo


Londres, 15 sep (EFE).- Richard Wright, teclista y miembro fundador de la legendaria banda británica de rock "Pink Floyd", murió hoy de cáncer a los 65 años, informó su portavoz.

"La familia de Richard Wright, miembro fundador de Pink Floyd, anuncia con gran tristeza que Richard falleció hoy tras una corta lucha contra el cáncer", indicó la fuente.

"La familia ha pedido que su intimidad se respete en este difícil momento", agregó el portavoz, sin precisar qué tipo de cáncer ha acabado con la vida del músico.

Wright pasará a la Historia de la música por haber creado "Pink Floyd" junto a Roger Waters (cantante, bajista y compositor) y Nick Mason (batería).

Los tres artistas, que se conocieron en la Escuela Politécnica de Arquitectura de Regent Street (centro de Londres), fundaron en 1965 "The Pink Floyd Sounds", nombre original del mítico conjunto.

Aunque como compositor no fue tan prolífico como Waters, con quien mantuvo una agria rivalidad, sí escribió algunas canciones de álbumes tan conocidos como "Meddle" (1971), "The dark side of the moon" (1973) y "Wish you were here" (1975).

Durante la grabación de "The Wall" (1979) -uno de los discos más emblemáticos de Pink Floyd- Wright se vio obligado a abandonar la banda por sus diferencias irreconciliables con Waters, quien amenazó con echar por tierra ese trabajo si el teclista no dejaba el grupo.

Sin embargo, Wright, posiblemente el componente más discreto de la banda cara a la opinión pública, siguió tocando con el conjunto como músico a sueldo durante los conciertos de promoción de "The Wall" en 1980 y 1981.

Autor de dos discos en solitario, "Wet dream" (1978) y "Broken China" (1996), el músico continuó colaborando puntualmente con "Pink Floyd", sobre todo, tras la salida de Waters de la banda en 1985.

En 2005, el grupo (David Gilmour, Nick Mason, Roger Waters y Richard Wright) volvió a reunirse al completo, por primera vez desde 1981, para participar en el concierto "Live 8" de Londres contra la pobreza en el mundo.

Richard Wright, que nació en Hatch End (norte de Londres), contrajo matrimonio tres veces. A su tercera esposa, Millie, le dedicó su primer álbum en solitario, "Broken China" (1984).

In Memoriam

"Underground"

Pues eso, música underground o "subterránea", que viene a ser lo mismo, y no es un invento de ahora, no, que hay mucho desconocimiento en el tema y algunos la relacionan con el punk o con cierta música house de los clubs neoyorkinos, pues ni p... idea. que tienen los tíos. El underground es un movimiento mucho más antiguo, que se inicia (como todo) a mediados de los sesenta (del pasado siglo, claro, que en este aún no hemos llegado, y si fuera por el Bush y otros de su calaña no llegaríamos fijo), y es sobre todo un movimiento contracorriente, en una época en que algunos rockeros ya se habían instalado en lo del famoseo y ganar una pasta gansa, y hasta se casaban con modelos neumáticas y superbuenorras, que no se cortaban un pelo, oyes.

La definición más dabuti, la que más se acerca al sentido del movimiento underground la he encontrado en un blog, que se llama "El rock de este pueblo" y dice así (cito literalmente):

"El movimiento underground es algo que no muchos conocen y algo que muchos menos han vivido. Las bandas que pertenecen a este movimiento no cumplen por lo general con las características de la música comercial y van en contra de lo que la palabra comercial significa, hacerse ricos y famosos con el negocio de la música no es lo importante, si no ser reconocidos por su música y su ideología. Los conciertos son pequeños y más clandestinos. Por otro lado el publico y el presupuesto es mas reducido al igual que en el cine independiente y muchas veces la calidad de grabación sufre las consecuencias de su posición económica dentro de la música".

Vale, si, pero insisto que es algo bastante antiguo, mientras que ahora se utiliza sobre todo para referirse a grupos de rock, de variados estilos, y hasta raperos, que van a su bola. Seguramente el mejor ejemplo de lo que digo es la Velvet Underground de Lou Reed, tambien Frank Zappa y sus "Mother of Invention", aunque hubo otros grupos underground menos conocidos, y además era un movimiento más amplio que incluía otro tipo de artistas que se dedicaban a hacer cosas raras (pintores, dibujantes de comics, escritores, cineastas, comediografos...) y que evolucinó hacia posiciones más provocativas, propias del freak. Además la música underground se distinguía por la búsqueda de sonidos y armonías poco convencionales y hasta absolutamente disonantes, que cono no tuvieras el orejo preparado, estabas listo.




Ahora que lo pienso, nostros éramos bastante underground 0 "subterráneos" de esos, y no porque nos pasáramos la vida en el metro cuando había que ir a algún sitio (cuando no se tiene un duro ya se sabe). Aborrecíamos de la música comercial y de todo lo que oliera a comercial. Nuestros conciertos, por lo general, y sobre todo al principio, eran, salvo excepciones, en sitios pequeños, y clandestinos no es que fueran, pero tampoco había forma de hacerse mucha publicidad, que hasta teníamos que dibujarnos los carteles. Aunque nos nos hubiera importando hacernos famosos, lo que queríamos es que se reconociese nuestra música y nuestra manera de ser. Así que éramos bastante underground por lo que se ve (¡como mola, tronc@!). Lo de ganar pasta con la música ni nos lo planteamos, que éramos underground pero no gilipollas, y aquí solo se ganaba pasta, por aquel entonces, tocando horteradas (y a veces ni eso).

Superestrella (J.C.)

Pues claro que queríamos convertirnos en unas superestrellas del rock, como nuestros ídolos, los grupos que escuchábamos, que todos los rockeros tienen un punto de narcisistas y algo de exibicionismo (en el buen sentido) también hay, pero no, no me refiero a eso, que ahora que me doy cuenta lo tenía que haber metido en el post (o entrada) anterior que iba de ese rollo, pero que no se me ocurrió entonces, oyes (sorry).

Me refiero a Jesucristo Superstar (Jesucristo en su pedestal, decían por aquí los que no se habían enterado de que iba la vaina), la opera rock con libreto de Tim Rice y música de Andrew Lloyd Webber y que yo conocí por un disco que me dejó un amigo del cole (en el último curso) que era una versión reducida americana bastante aceptable. La verdad es que me gustó un puñao y la oía una y otra vez hasta que tuve que devolverle el disco a su legítimo dueño, que por entonces aún no teníamos casetes (bueno el Bola tenía uno de los primeros, que costaba un pastón y no sonaba demasiado allá) y no podíamos grabarla.

Luego, por fín, publicaron aquí el album doble de la obra de teatro, que se representó en Broadway y en el West End de Londres, que es lo que era en un principio, un músical rock basado en la última semana de la vida de Jesús desde el punto de vista de Judas, que por lo visto en el Vaticano fliparon y no me extraña, que Judas siempre había sido el chungo de la pandilla y en la obra te lo presentaban bastante enrollao y preocupado políticamente, mientras que a Jesús le iba mas lo de la mística y se destacaba sobre todo su lado humano.

El disco era una maravilla, con mogollón de buenos músicos de rock, entre ellos algunos de Soft Machine (de los que tendré que hablar algún día), Ian Gillian de los Deep Purple en el papel de Jesús que el tío cantaba de maravilla, Murray Head en el de Judas y la extraordinaria Yvonne Elliman en el de Maria Magdalena. Lo escuchamos hasta machacarlo (que es lo que tenían los vinilos que si los escuchabas mucho e iban de mano en mano acababan machacaditos), y luego se me perdió, o no me lo devolvió alguien a quien se lo presté (cosa que solía ocurrir a menudo), así que años más tarde me lo pillé en cd.

Después llegó la peli, y fuimos la baska a verla, aunque tuvimos que sortear a unas monjitas que de rodillas en la entrada del cine (pobres) suplicaban por la salvación de nuestras pecadoras almas, como si hubieramos cometido el más infame de los pecados, cosa que no era tal. Nos gustó, aunque la adaptación musical, donde además había dos temas nuevos, era un tanto blandita, en realidad bastante blandita. Ian Gillian ya no estaba en el papel de Jesús y Ted Neeley, que lo había reemplazado, aunque no cantaba mal, no tenía ni la mitad de fuerza.





Lo de poner a Judas negro me pareció un puntazo muy propio de los americanos (los del norte, los gringos esos), que si hay alguien chungo, aunque al final no lo sea tanto, tiene que ser negro, faltaría más, que pudiendo ser negro el chungo no lo vas a poner de blanco, que para eso ya estaba el Ku Kux Klan. Más tarde aquí hicieron el musical de teatro con Paloma San Basilio y Camilo Sesto, pero en plan hortera, así que mi menda paso de ir a verlo.

Solo queda el Rock`n Roll!

Pues eso es lo que parece a veces, cuando todo va mal y las cosas no salen como quieres, cuando todo se complica y te encuentras solo y abatido (¡joder, parece la letra de una canción!) que solo queda el rock´n roll y te aferras a él como a una mano ardiente que te tendiese el mismísimo demonio (pobre diablo). Que para eso es un forma de vida y no solo un tipo de música. Te puede gustar el rock o ser rockero; son cosas distintas. Lo primero es un gusto músical, lo segundo una manera de ser y sentir las cosas.

Aunque no hay una sola forma de ser rockero, sino muchas, que si no no tendría gracia la cosa, en algo parecen estar todos de acuerdo, rockero se nace y no se hace. Y si se hace no es más que una moda pasajera, así que no eres un auténtico rockero, sino un pringao que en una época de tu vida, normalmente la juventud, te dió por el rock`n roll, seguramente para ligar. De estos últimos hay muchos y los foros de internet están que revientan de ejemplos de uno y otro tipo. A ellos me remito.

Bueno, ¿y que es lo que en definitiva le convierte a uno en rockero?. En primer lugar el amor desenfrenado por el rock`n roll en su más diversas variantes, amor que te lleva a escuchar este tipo de música (lo que no quiere decir que no puedas escuchar otras) porque, sencillamente te hace sentirte muy bién. Además, si eres un auténtico rockero, tocarás algún instrumento (bajo, batería, guitarra, harmónica, preferentemente, aunque también piano o algún teclado) con mejor o peor técnica y fortuna o por lo menos lo habrás intentado. Esto es requisito esencial, no se puede ser rockero sin haber intentado siquiera tocar un instrumento.

No menos importante es la adversión que debes sentir por la música comercial, pachangera, hortera y blandita, y fundamentalmente por el puñetero pop (que no, que los Beatles no son pop, ¡que manía!), sin descuidar otros engendros como el regaton o el vallenato y, por supuesto toda la música discotequera y el maldito tecno en todas malditas sus variantes. Como un rockero es en el fondo algo así como un proletario músical, no tendrás inconveniente en que te guste el folk o alguna otra música popular, pues al fin y al cabo tu también eres un hijo del pueblo, solo que urbano.

El rockero o la rockera debe ser una persona rebelde e inconformista, pero no solo un rato mientras dura la moda, sino toda su vida, y por ello simpatizará con toda clase de perdedores y marginados. Como esto ya lo he desrrollado en otros post anteriores no voy a volver a dar la matraca sobre el asunto. También debe ser una persona, y esto es muy importante, con hábitos poco sanos: bebe (mucho), fuma (mucho y cualquier cosa) y folla (lo ideal sería también mucho, pero seamos realistas, cuando se puede, de ahí lo insano, pues lo saludable es follar cantidad). Así que no se puede ser rockero y vegetariano o abstemio, lo siento, que le vamos a hacer.

Por último, la indumentaria es lo de menos, que como es bien sabido el hábito no hace al monje ni la chupa de cuero al rockero, así que no hace falta ir siempre de negro, sobre todo si tienes el careto lechoso, que vas a parecer una mortaja. Ahora eso sí, se huye como la peste de los trajes, las chaquetas, las corbatas y los polos, y lo único que se admite, en determinadas ocasiones, es una chaqueta vieja con pantalones vaqueros, que hasta ahí podríamos llegar ¡hombre!. No, no hace falta ser un guarro y un mal hablado para ser rockero, ¿pero donde habéis oído eso?, aunque se evitarán todo tipo de expresiones cursilonas y pedantes, ¡ah! y también se puede ser calvo y rockero, ¡faltaría más!.


Lo de siempre, el enlace de abajo para oírlo:
http://www.reverbnation.com/tunepak/1548634


Para celebralo os he puesto otro de nuestros temas, y claro, en esta ocasión, no podría ser sino un típico rock´and roll, que aunque nosotros éramos progresivos, psicodélicos y hasta sinfónicos, de vez en cuando, como a todo rockero que se precie, nos apetecía tocar un buen rock `n roll.

El misterio de las catedrales

Pues si, que le vamos a hacer, animado de mi vena romántica y de la mano de mi amigo Juanjo me dio por leer a Fulcanelli y su "Misterio de las catedrales". Pura alquimía, mística de la buena de un autor que escribe bajo seudónimo y que dieron a conocer al gran público Louis Pauwels y Jacques Bergier en su "Retorno de los Brujos", que había sido un éxito de ventas y ellos habían ganado una pasta gansa. Esoterismo culto para iniciados. Que antes ya me había dado por Mesmer y el magnetismo universal, gracias a unos libros antiguos que me había regalado Qique, que era todo muy científico, y hasta hicimos algunos experimentos de magnetización para ver quienes eran "sensibles" y cosas por el estilo, y resultó que Salva era el más sensible de todos y Yayu, la hermana pequeña de Quique y nuestra amiga, podía ver lo que estaba haciendo Pato en otra habitación, una vez convenientemente magnetizada (no es broma, que nos acojonamos y no lo volvimos a hacer más).

Pero esto era distinto. Otra ciencia, otros conocimientos. La verdad es que me leí el libro de Fulcanelli varias veces y no me entere de mucho más que las catedrales góticas de toda Europa encierran en su arte códigos secretos de un saber antiguo que si estas al loro puedes llegar a desvelar. Pues o yo no estaba al loro, o me estaba volviendo memo, porque desvelar, lo que se dice desvelar, no desvelé ninguno (ni Fulcanelli, tampoco). Y eso que nos dio por visistar la catedral de Toledo, que al fin y al cabo no estaba lejos, y Juanjo, de vez en cuando tenía que ir por cuestiones de su curro a visitar la Real Fábrica de Antigüedades (que yo flipé cuando me enteré que las antigüedades se fabricaban), y yo le esperaba dándome un garbeo por las murallas y luego los dos nos íbamos a la catedral a alucinar con Fulcanelli.



Y a la vuelta les dábamos la matraca a la baska, y a quien se terciara, que a labia no nos ganaba nadie, con el dichoso Fulcanelli, los Siete Arcanos de marras, los Saberes Ocultos, el Santo Grial y en este plan, que aún no comprendo muy bien como nos aguantaban la barrila que les metíamos con la dichosa alquimia de las narices y el conocimiento esotérico ese, que o erán muy buenos amigos y nos seguían el rollo o quedaban profundamente narcotizados por nuestra cháchara, pero por más que nos esforzáramos mucho conocimiento no llegamos a tener del tema por más pasión que le poníamos.

De "Las moradas filosofales", su otro libro, me enteré aún menos, y eso que yo era de letras de siempre, por puro horror a las matemáticas, y no se me daba mál la filosofía que en el cole sacaba buenas notas en esa asignatura y en primer año de Facultad, donmde me daba clase nada menos que Luis Cencillo, me presenté voluntario para hacer un trabajo y una exposición filosófica sobre "La libertad", que resultó un bodrio ininteligible y pretencioso (la libertad no, mi exposición).

Que el tal Fulcanelli, sea quien fuere, utilizaba un lenguaje entre críptico y metafórico, solo apto para iniciados, que no te enterabas de nada oyes, y digo, yo, si ya eres un iniciado, para que puñetas necesitas los dichosos libros del tal Fulcanelli (sea quién fuere el gachó), y si no le eres te va a dar igual, que por mucho que los leas no te vas a enterar de nada, colega. Al final consideré que el verdadero misterio era porqué el tal Fulcanelli (fuera quién fuese) había escrito los dos libros a no ser que nos las quisiera hacer pasar moradas (conducta impropia de un alquimista, por otra parte).

Bueno, por lo menos me sirvió para despertarme la curiosidad por el arte medieval, el gótico, el románico (ni favorito) y todo eso, que bien pensado no está mal, que aunque uno sea un roquero de tomo y lomo no tiene porqué ser un gañán al uso, y que un poco de cultura no le sienta mal a nadie y menos a un jovenzuelo inquieto y bastante ingénuo como era yo por aquel entonces. Y eso que yo he seguido teniendo cierto ramalazo místico pero en plan laico, como el Aldous Huxley ese, o el Robert Graves, solo que a mi manera, que no es que pretenda ahora compararme con tan preclaros ingenios y mentes despejadas, que a veces no por mucho ingenio se me despeja la mente. Pero quedé vacunado de Fulcanelli, alquimias, esoterismo y otras yerbas del mismo tenor y desde entonces me la han traído al pairo todas las teorias sobre los Templarios, el Santo Grial, el Código Da Vinci y similares. Que ya tuve bastante, mira tú por donde.

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