English French German Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified
this widget by www.AllBlogTools.com

¡Diablos!

Empezaba a hacer buen tiempo, lo que en Madrid significa que es uno de esos pocos días de primavera avanzada (mes de junio) que no te congelas de frío ni te achicharras de calor y que duran menos que un pico en la casa de un yonki. ¡Una gozada!. Volvíamos aquella noche de sábado andando al barrio por aquello de gozar de la temperatura agradable y de paso despejarnos un poco con el paseo, que a lo tonto habíamos pillado un buen pedo y aún nos sentíamos un poco confusos. La caminata nos vendrá bien, habíamos decidido. ¡Y además es que nos apetecía andar!, ni que fuera tan raro oyes, que es algo que solíamos hacer a menudo.

Andando y charlando nos topamos en una esquina con un tipo de mediana edad, cara rasgada, ojos penetrantes y vestido con vaqueros y una chupa de cuero negro. Cuando llegamos a su altura, nos dijo mientras sosteía un cigarro apagado en la boca: "¿tenéis fuego chavales?". "Aquello de "chavales" nos picó un poco, aunque pensamos que solo quería hacerse el simpático. ¡"Chavales"!, ¡un repeto!, que somos rockeros de barrio periférico o es que ¿no se nota?, debímos pensar al unísono (o sea, todos a la vez, pero sin habernos puesto de acuerdo).

Nos acercamos y Salva le arrimó el mechero encendido al cigarro con lo que se le iluminó levemente la cara. ¡Aquel tipo nos resultaba familiar!. "Gracias", respondió con una media sonrisa y a continuación añadió "sois músicos, ¿verdad?, y no os van muy bien las cosas". Pensamos que nos conocía y le conocíamos, solo que con aquella oscuridad... "¿Quién eres?", dijo Rulo, "¿nos conocemos?", añadió rascándose la barba. "Habréis oido hablar de mi y seguro que no son cosas buenas", repondió aquel tipo con tono enigmático mientras soltaba el humo de una calada. Mentalmente, intente hacer una lista rápida de todos los tíos chungos que conocíamos o de los que habíamos odido hablar, solo que este no parecía encajar con ninguno de ellos. Nos miramos un instante desconcertados dispuestos a seguir nuestro camino.

"Soy el demonio", espetó de pronto el tipo aquel a media voz soltando otra vocanada de humo. "¿El Liborio?", le espetó Rulo que aún no se había despejado lo bastante. "¡Ah, ya!, el diablo", dijo Quique, "bueno, pues ¡mucho gusto!, colega", añadió con el tono de quién se ha a  dado cuenta de que se estaba quedando con nosotros, "¡que te vaya muy bien, tronco". "¡Nada de Diablo!", contestó entonces como si le hubiera molestado realmente, "Demonio, si no os importa, y no tengo la culpa de nada de lo que os pasa. ¿estamos?", dijo. Estaba claro que nos estaba bacilando. Nos miramos un momento y cuando volvimos a dirigirle la mirada, sencillamente había desaparecido. ¡Que cosa más rara!. ¿Donde se había metido el tipo aquel?. "¡Que flipe, ¿no?", dijo entonces Salva resumiendo muy bien lo que todos estábamos pensando. ¡Diablos!, ¡que pedal habíamos pilado aquella noche!.

No hay comentarios:

¡Compártelo!