English French German Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified
this widget by www.AllBlogTools.com

Un verano entre huertos... (Sobresalto nocturno)

Allí que estábamos tan tranquilamente, Salva, Rulo y mi menda lerenda en pleno campiri (bueno, más bien, en medio de huertos y viñedos, que es una especie de campo domesticado, por decirlo de algún modo, pero se parece más al campo que a otra cosa ¿no?) pasándolo dabuti con la guitarrita y el casete que nos habíamos llevado (que podíamos estar en medio de un bosque de abedules -que no era el caso- pero no podía faltar la guitarrita ni el casete para hacer y oir musica, oyes, que era como una manía que teníamos y no nos la podíamos quitar, ni nos daba la real gana), totalmente a nuestra bola (que es como a "nuestro aire" pero más a lo bestiajo), sin horarios, ni nada que nos metiera prisa, ni plastas, ni ningún otro tipo de rollo chungo, lejos del asfalto y del ruido de los coches, como buenos jipis de barrio periférico que éramos (además de rockeros progresivos y tal).

Así que todo esta muy tranquilito hasta que una de las primeras noches nos llevamos un susto de espanto (íbamos a poner "morrocotudo", pero que nos sonaba como cursi y un tanto barroco). Allí que estábamos sobando los tres tan ricamente cuando de pronto nos sobresaltó un ruido como de estruendo (mejor dicho, nos sobresaltó directamente un estruendo). Nos despertamos asustados y echamos mano de los cuchillos y navajas que habíamos llevado (mayormente para cortar el salchichón, que era parte fundamental de nuestra dieta diaria, pero también como posible defensa ante el hipotético ataque de alguna alimaña o bestia corrupia de esas, aunque muchas no vimos, la verdad). Plantada en el umbral de la puerta estaba la silueta de un tipo con sombrero y una escopeta en la mano (¡ah!, no, él con escopeta y nosotros con navajas y cuchillos, no nos molaba nada y era una clara desventaja a su favor). De pronto dijo algo así (pero en valenciano) como "¿Quién coño sois vosotros y que cojones estáis haciendo aquí?", sin dejr de apuntarnos con la escopeta y también con una linterna que llevaba (que si no, ¡y un carajo iba a vernos visto!).

Resulta que el tipo era guardía de caza o algo parecido (que por allí mucha caza no es que se viera, pero tampoco podemos llamarle guadia forestal, porque tampoco había ningún bosque y el único árbol cercano era el algarrobo que estaba cerca de la casa, así que le llameremos "guadían del terruño", ¿vale?), pasaba por allí de ronda o algo de eso y se fijó que la puerta estaba cerrada lo que le infundió poderosas sospechas de que allí pasaba algo raro. La puerta estaba cerrada, porque nosotros le habíamos puesto un candado por dentro y otro por fuera, y cada noche la cerrábamos al irnos a dormir (no vaya a venir el Coco a devorarnos) como elemental precaución, igual que la cerrábamos por fuera cuando nos alejábamos un rato (no fueran a mangarnos el salchichón). Curiosa la manera de pensar del tipo aquel. Se mosqueó porque la puerta estaba cerrada en vez de abierta y decidió tirarla de una patada, que fue lo que provocó el estruendo que nos había despertado. ¡Esta visto que hay gente para todo!, hasta para encontar un motivo para tirar de una patada una puerta en el campo en medio de la noche. Finalmente se aclaró la cosa. Salva le explicó quienes éramos y que hacíamos allí (sobar, mayormente) y como por lo visto conocía a  su familia, se disculpó y se marchó dejándonos la puerta desvancijada que tuvimos que arreglar al día siguiente.

No hay comentarios:

¡Compártelo!