English French German Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified
this widget by www.AllBlogTools.com

40 años no es nada

Resulta que estos días se está celebrando por todo lo alto los 40 años de la publicación del "Abbey Road", el último álbum que grabaron los Beatles, aunque el "Let it be", que se grabó antes se publicaría después (cosas de esas raras que pasan). Como resultado, una muchedumbre de fans del mítico grupo de Liverpool (fenómeno músical que ha resultado irrepetible de lo geniales que eran) se ha trasladado a Londres desde distintos lugares del globo (terráqueo, el otro déjalo para más tarde) para fotografiarse en el legendario paso de cebra inmortalizado en la portada del disco (cosa que se viene haciendo desde entonces, pero en grupos más reducidos), que por otra parte no tiene nada del otro mundo y hasta aparece bastante maltrecho (le haría falta una buena mano de pintura, se ve que el alcalde es un rácano) en las imágenes que publican periódicos, revistas y otros medios de todo el planeta.


Pero resulta que en estos días también cumple años, aunque unos cuantos más, él que esto escribe (o sea, yo) y dada la coincidencia de efemérides (que no se muy bien lo que es, pero queda como muy culto) me ha dado, mira tú por donde, por ponerme nostálgico (que es una mezcla de entre triste y alegre tirando a tristón). Que no se preocupe nadie, que no voy a decir la chorrada esa de que cualquier tiempo pasado fue mejor, por la sencilla razón de que en este caso no solo no es cierto sino que además es mentira (y de las gordas). Aunque éramos muy jóvenes (casí aún adolescentes, al menos yo y alguno que otro más) por aquel entonces, vivíamos en un país de mierda, gobernado por una dictadura de mierda y atenazado por una falsa moral de mierda, y la cosa es que empezábamos a darnos cuenta. Y todo lo que vino después fue mucho mejor. La nostalgia en este caso camina por otros senderos (perdón por la cursilería, pero me ha salido sin pensarlo y ahora no me apetece cambiarlo por otra expresión más rockera).

Tenía entonces 15 años y fue el verano que conocimos a Quique, él tenía 17, y el año en que el grupo comenzó a formarse. Recuerdo que escuchaba el "Come together" una y otra vez en mi viejo tacadiscos cascado de un solo altavoz, pues aún no había entrado en mi casa el equipo stereofónico (como se decía entonces) que habría de alegrarme tantas y tantas horas. Me parecía un tema impresionante y ya advertía en él cierto sónido, por entonces novedoso, que luego sería muy propio del rock progresivo (también en eso se anticiparon, aunque algunos temas del albun blanco ya sonaban muy "progresivos"). Por supuesto, me refiero al single, porque el LP lo conseguiría tiempo después (que costaban una pasta, oyes, y no podías comprarte uno cada vez que te apeteciera). Y cuando meses más tarde lo tuve por fin en casa y pude escucharlo despacio, me pareció (y aún me parece) un álbum genial, una obra maestra de esas que no se repiten y por las que no pasa el tiempo. Y, ¡total!, cuarenta años no es nada (que parece que haya sido ayer).

No hay comentarios:

¡Compártelo!