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Casi se me olvida...

...el arrechucho de Su Excremencia, y es que al dictador (los suyos le llamaban "caudillo") le dió ese verano una flebitis que se puso muy malito, el pobre, y tuvo que dejar el poder y todo (con lo que a él y su camarilla les gustaba) y traspasárselo momentáneamente al príncipe Juan Carlos. Yo estaba de vacaciones con el Bola y su familia, que me trataban a cuerpo de rey (bueno, la verdad es que no se como se trata al cuerpo de un rey, pero me imagino que mejor que al de un rockero de barrio periférico casi seguro) y como el arrechucho le dió en julio, pues ahora me entran las dudas de si no me habré equivocado (que tampoco pasa nada, oyes) y no serían en julio en vez de en agosto esas vacaciones. Porque estuvo jodido Su Excremencia un rato largo, así que es posible que fueran en agosto, que me cauerdo de las conversaciones sobre su precaria salud, aunque también recuerdo que la noticia la trajo el padre del Bola un día que volvía de Madrid (que él se iba a currar) lo que apunta más bien a julio. En fín, que más da.

Lo que no nos daba lo mismo es si se recuperaba del trance o la espichaba de una vez y nos dejaba en paz para siempre el tipo siniestro aquel que mandaba en nuestro país. Yo ya me había aproximado al Partido Comunista y uno de los hermanos del Bola (no el pequeñajo, que aún no tenía edad ni para pensar en las chicas y andaba todo el día liado con el futbol) era de la Joven Guardía Roja (que no veas como molaba el nombre que se habían puesto los tíos) que eran las juventudes del Partido de los Trabajadores, que estaba más a la izquierda del PC, así que me decía que yo era un revisionista y yo le contestaba que él era, en cambio, un estalinista de mierda. Pero todo de muy buen rollo, eso sí. En lo que estábamos los dos de acuerdo, y el Bola se sumaba complacido (aunque no le iba mucho la política), es en que lo mejor sería que la espichara cuanto antes. Pero no fue así, como es sabido, que aunque estaba hecho un cascajo que daba hasta pena verlo, aún tenía que dar el coñazo un año largo más para desesperación nuestra y de todos aquellos que no fueran unos fachas.

Así que aquellas vacaciones estuvieron amenizadas con los incesantes rumores sobre mejorías repentinas y empeoramientos igual de repentinos o más que hacían temer lo peor (que era lo mejor). Tampoco es que estuviéramos todo el día dándole al tarro con el dichoso asunto de la precaria salud de aquel tipo que además nos caía como el culo (y se lo había ganado a pulso), que para esos estábamos rodeados de chavales y chavalas de nuestra edad y todos con unas ganas de juerga que no veas.

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