English French German Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified
this widget by www.AllBlogTools.com

El horror

El horror también planeaba sobre nuestras vidas, no de una forma inminente e inmediata, pero, aunque lejano, no dejaba de estar presente. Seis meses atrás un golpe militar fascista había acabado en Chile con el experimento de Allende de socialismo en democracia. Recuerdo el momento. Estaba paseando aquella noche de septiembre por el barrio, como cada día, a la espera de encontrarme con algún amigo. Y al primero que ví fue a Gerardo, que venía bastante agitado, y me lo soltó de sopetón: los militares han derrocado a Allende. Luego fueron llegando los demás, como cada noche. Quedamos perplejos. Otro golpe militar y a la mierda de nuevo las esperanzas. Las noticias fueron llegando luego lentamente, filtradas por la censura que en nuestro país mantenía una dictadura cruel, rancia y aún temida por muchos. Primero la muerte del presidente en el bombardeo del Palacio de La Moneda, el toque de queda, el estado de sitio instaurado por los nuevos mandos militares, luego la disolución del Senado y la supresión de los partidos políticos (¡adios a las libertades!), los confinamientos de miles de ciudadanos en los estadios de futbol, convertidos en campos de concentración y de exterminio.


Más adelante, y por medio de otros canales, fuimos conociendo otros aspectos de aquella horrible realidad. La muerte de Victor Jara, al que torturaron y quebraron las manos, el confinamiento, hasta su muerte, de Pablo Neruda, los estudiantes asesinados en la Universidad Técnica del Estado, los campesinos asesinados en sus granjas, las torturas en los centros de detención de la siniestra DINA, el asesinato de cualquiera que pudiera ser sospechoso de oponerse a la Junta Militar, las mujeres violadas de las formas más horribles por policias y milicos, la soldadesca inculta y cruel allanando casas y derechos, los miles de "desaparecidos", la Caravana de la Muerte. Eran noticias que la prensa de aquí no publicaba, pero que nos llegaban en un macabro chorreo por medio de los contactos con el Partido Comunista y otros grupos de izquierda presentes en la Universidad. Aquella primavera de 1974 la cosa ya estaba clara. No solo un golpe militar fascista había terminado con la democracia más arraigada de America del Sur, sino que en Chile se había instaurado el horror como forma de vida. El horror y la muerte. Y había una cosa clara para todos, los yankis estaban detrás y eran igual de culpables. ¡Malditos yankis!. Cuando años despues vimos "Desaparecido", a pesar de la gran calidad de la película, aún nos pareció suave el relato de los acontecimientos. ¡Pobre Chile!, ¡pobres chilenos!.

Aquí, mientras tanto, seguíamos "gozando" de una dictadura arcaica que se descomponía pero que parecía que no iba a acabar nunca. Era el otro horror, el cotidiano, el inmediato, un horror cutre de boina, casulla y tricornio en el que ya no te fusilaban junto a la tapia de un cementerio, pero te pegaban un tiro en una manifestación de estudiantes o te rompían los huesos en la comisaria. Un horror al que ya estábamos casi acostumbrados. Casi.

No hay comentarios:

¡Compártelo!