Como ya habíamos comentado en alguna entrada (no nos gusta poner "post", ¿que pasa?, que es un palabro extranjero de esos y aquí tenemos otros que significan lo mismo) anterior, aquel verano del 75 iba a ser especialmente rural, lo que no es que tenga mucho que ver con unos rockeros de barrio periférico, pero si que tiene que ver, y mucho, con el depauperado estado de nuestros bolsillos (porque decir "finanzas" sería más que una exageración, una fantasmada), que andaban, como casi siempre, bastante vacíos los pobres, así que como no teníamos pelas para ir a ninguna parte, pues íbamos donde podíamos y, sobre todo, donde nos invitaban, que siempre había un alma caritativa que se apiadaba de unos jovenzuelos como nosotros que tan rápidamente nos habíamos convertido en unos músicos casi muertos de hambre, que si no llega a ser porque aún vivíamos en casa de nuestros padres (que para eso decíamos que éramos estudiantes) las habríamos pasado canutas.
En aquella ocasión el alma caritativa fue la madre de Salva (mujer salerosa donde las haya, y no lo decimos solo por este bondados0 gesto sino porque realmente era, y es,una persona muy jovial y amable a la que le teníamos gran confianza pues la conocíamos desde niños), que nos invitó a pasar una temporada en la casa que tenían en Picasent, que es un pueblo de Valencia de donde eran oriundos (que es algo así como que eres de tal sitio) sus padres (los de Salva, bueno y los de su madre a lo mejor también, que no estamos muy seguros, que nunca nos ha dado por preguntarle de donde eran sus abuelos, los de Salva, no los de la madre, bueno, dejémoslo estar), aunque él, al igual que su hermano había nacido aquí, en el Foro (que es como le decimos los madrileños a nuestra ciudad), como la inmensa mayoría de la gente que vive aquí, que han venido de fuera o ellos o sus padres, y eso es lo bueno que tiene Madrid, que a nadie la va a importar un carajo de donde diantres eres tu o tu familia.
El plan era el siguiente, nos íbamos a pasar los cuatro mohosos (de MOH), las siglas del grupo ¿eh?) un verano muy dabuti entre huertos, viñas y naranjos, que Salva ya nos había contado que sus padres en el pueblo, además de la casa, también tenían huertos, viñas y naranjos, lo que lejos de parecernos muy rural, como a algún petimetre de esos que andaban por ahí haciéndose el finolis, a nosotros nos encantaba, que ya hemos contado varias veces que nos iba mogollón el campiri (como le decíamos nosotros), y bueno aunque esto no era el campiri exactamente, se le parecia bastante o por lo menos se le parecía más que la ciudad y con eso era suficiente. Además estaba la perspectiva de la horchata, que Salva decía que la de su pueblo era la mejor del mundo, y de las paellas, que por lo visto el abuelo, al que aún no conocíamos, nos podía preparar una (si nos lo currabamos y le caíamos bien) que nos íabamos a chupar los dedos. Así que la perspectiva nos parecia inmejorable, oyes, o eso, o quedarnos en el barrio todod el verano muertos de calor. La cosa estaba clara (continuará...).
Un verano entre huertos, viñas y naranjos (Intro)
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