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Retirados

El Retiro, el gran parque que hay en el mismo centro de Madrid, que en realidad se llama Los Jardines del Buen Retiro y que era un lugar a donde los reyes (antiguos) iban a descansar cuando en este país aún había reyes de los de antes, de cuando llevaban la corona todo el rato y mandaban mogollón, que luego pasó al pueblo madrileño para su disfrute tras la revolución de 1868 que supuso el destronamiento de Isabel II (¡toma ya lección de historia!, gracias SanGoogle y Wikipedia, que a mi se me habían olvidado estos detallitos de nada).

Resulta que era uno de nuestros lugares favoritos, como de cualquier madrileñ@, para pasar un buen rato en plan tranquilito. Y además, era gratis, que es lo bueno que tienen los parques y demás equipamientos municipales del municipio municipal (que viene de los romanos, lo de municipio, digo, que uno es rockero hasta las entrañas pero algo también ha leido, que no está reñido oyes), que los puedes disfrutar por la cara, claro que con los tiempos que corren no nos extrañaría nada que también los privatizaran y hubiera que soltar la pasta para ir a dar de comer a los patos del estanque de los patos o para darse un garbeillo entre las frondosas veredas (un amigo me dice que no de ideas).

Pues eso, que anda que no hemos ido veces y nos han pasado cosas divertidas en el Retiro, que tiene un gran estanque, con una gran escalinata donde la baska se aplasta a tomar el sol, en el que puedes montar en barca, aunque eso ya no es gratis, que si lo fuera no habría barcas para todo el gentío o muchedumbre que iría en plan orda a darse un voltio por la jeta, que con tal de que sea gratis yo me monto, tronc@, aunque no tenga puñetera idea de manejar una barca de esas, que tampoco es que haya que ser un licenciado, pero tiene su truquillo, que si no te pones de acuerdo te puedes pasar dando vueltas todo el rato (y está comprobado).

A nosostros lo que nos molaban eran las piraguas, en plan canadiense, como las de los indios de las pelis, que también había, y eran para dos y esas si que molaban que si remabas con brío cada uno a un lado aquello iba a toda leche. Y recuerdo un día, entre muchos, que nos fuimos el Cesar y yo con nuestras amigas Ana y su hermana Menchu, y cogimos dos piraguas de esas y nos lo pasamos en grande que creíamos que estábamos en mitad de los Grandes Lagos esos y nos entró un rollo buenísimo que nos duró todo el día, y todo muy mágico y con su colorines, que parece que teníamos la mollera alterada o se nos había expandido la conciencia, como dicen ahora los enterados.

Otro de nuestros sitios favoritos era el lago del Palacio de Cristal, que no veas como mola con cisnes y todo para flipar de lo lindo y una fuente en medio del lago que echa un chorro de agua enorme a las alturas y un gruta con un banquito a pie del lago que se está dabuten y bien fresquito en verano, en la cueva viendo el agua, que hay bofetadas para sentarse, y alucinas cantidad de la buena. Y los jardines versallescos, y el paseo de las estatuas, y la ría artificial, que si no te dicen que es artificial no te coscas, y la estatua del angel caído que parece que es el único parque del mundo que tiene una estatua al demonio, y mogollón de cosas para enrollarse y pasarlo cojonudamente sin soltar un duro (¡viva la revolución de 1868!).

Además en el Retiro hemos vivido momentos geniales, como aquella vez que estábamos tocando la guitarra y de pronto apareció un tio con largas greñas entre la maleza en plan duende o elfo o similar engendro de la naturaleza y traía una flauta (travesera, que son las que molan, que las otras son para que estudien los niños música en el colegio) y la venía tocando siguiéndonos el rollo como si tal cosa, que fue un flipe y fue total. Resulta que era Juan Lacal, que así le conocimos, y nos hicimos tronquetes y hasta ahora.

Y aunque en Madrid, hay otros parques muy grandes, como el del Oeste o la Casa de Campo, que más que un parque es un buen cacho de trozo de campo pegado a la ciudad y también tiene estanque y se puede montar en barca, estan más lejos de nuestro barrio, que tambien estaba al lado de dos parques, como ya hemos contado, y no tienen el rollo tan guapo que tiene el Retiro, que he visto otros parques bonitos por ahí, como el de La Coruña, o de de María Luisa en Sevilla, que molan un puñao, pero a mi me gusta más el Retiro.

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