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Parque de Atracciones

Resulta que en Madrid hay un Parque de Atracciones. No es Disney World, ni puñetera falta que hace, pero la verdad es que no estaba mal, por lo menos para aquellos tiempos que corrían. Y resulta que nuestra amiga Mayte conseguía a menudo invitaciones gratis para el Parque, por su padre creo, o sea que no págabamos en la entrada, aunque luego había que retratarse en cada atracción. Además de las atracciones al uso, como la Montaña Rusa a lo bestia, que se llamaba Jet Star o algo así, en la que Juanjo y yo no consentíamos en subir y otras por el estilo, como un invento diabólico que no me acuerdo como se llamaba que consistía en que te hacían girar como si te hubieran metido en una centrifugadora gigante, a las que tampoco subíamos (que no nos hacía ninguna gracia que nos cobraran por torturarnos y tampoco íbamos a sacarnos el carné de astronautas), había otras más clásicas y molonas, como el Tren de la Bruja o la Casa Magnética, que esta última si que molaba cantidad.

También había un auditorio bien grande al aire libre donde en las noches de verano se solían programar conciertos por la cara, o sea gratis, que si ya habías entrado en el Parque, de la manera que fuese, que eso ahora no viene a cuento, no tenías que pagar ni un duro. Y tenía restaurante y todo, que servían unos platos combinados que eran un mierda, pero a nosostros nos daba igual que ya nos llevábamos el bocata de casa. Allí vimos, por ejemplo, a Los Pekenikes (¡un respeto!, ¿eh?), como ya he contado aquí en otro sitio, y también a Joan Manuel Serrat, que dió un conciertazo muy guapo. Que sí, que éramos rockeros, muy rockeros y muy jipis, pero también nos iba el Serrat, oyes, que no hay nada malo en ello y el tío cantaba de puta madre y hacía unas canciones tela fardonas.


Así que cuando la ocasión se presentaba, que tan poco solía ser muy a menudo, allá que nos íbamos la baska al Parque de Atracciones a flipar de lo lindo, en metro, claro, que estaba a tomar por c... del barrio y muy cerquita de la Casa de Campo, sobre la que ya hablaré en otro momento, que allí también flipamos de lo lindo (y era gratis). y, ¡ala!, a vacilar en el Pulpo, la Casa Magnética (que tenía luz negra como las discotecas y solo se te veían los piños, pero eso si, la mar de blancos), el Barco Pirata que también era un flipe, que había que pasar por una rueda que no dejaba de girar a toda leche, el Tren de la Bruja, que a mi me molaba cantidad, y cosas por el estilo, y hasta en Los Caballitos, oyes, que había que vernos con la pinta que teníamos.

Y recuerdo una vez que nos fuimos los cuatro MOH en plan iniciatico, que nos habíamos tomado un enteógeno de esos, y no veas si flipamos, aunque yo no me atrteví a subirme a todo, que siempre he sido un poco cageta, oyes, razón por la que he llegado tan sano a mi edad y sin ningún hueso roto, pero si que me monté, con los otros tres, en la noria, que era un puñao de alta y se eaía desde arriba todo Madrid y no veáis que alucine. Fue como una iniciación para los cuatro amigos rockeros, sin nadie más de la baska, como en otras ocasiones, y no lo pasamos de puta madre de bien.

Y también recuerdo otra vez, que Juan, el Bola y mi menda nos habiamos ligado a unas chicas (que ya era una cosa bastante rara en nosotros, y casi un puro milagro) en Moncloa, después de salir de la univerisdad, y las invitamos a ir al Parque de Atracciones y allí estuvimos haciéndo el ímbecil (que es lo que se suele hacer en esas ocasiones) y tirándonos el moco, a ver si colaba, y no lo pasamos mál, que las volvímos a ver un par de veces más (pero no nos comimos un rosco, eso sí), pero nada que ver con la otra vez que acabo de contar (y eso que no había chicas ni nada), ni con las otras con toda la baska, que eso de ligar al final era un muermo. Pues eso, a flipar de lo lindo en el Parque de Atracciones.

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