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¡Felices Fiestas!

Eso, felices fiestas y mucha juerga, parranda y cachondeo del bueno, que no era precisamente lo que hacíamos nosostros, que ya os he contado que nos daba, por lo general, por ponernos melancólicos y hasta un puntito místicos (que siempre nos pareció, por lo menos por aquel entonces, unas fechas muy apropiadas para ponerse un poquito místicos). Como había sucedido ya el año anterior, que la tarde de Nochebuena estuvimos Rulo, Juan Carlos y mi menda escuchando música en la disco de la asociación de antiguos alumnos de nuestro antiguo colegio, en plan místico y depre como si tal cosa. Y luego nos fuimos a casa todo cabizbundos y meditabajos (¿o se dice al revés?).

Bueno tampoco conviene exagerar, no es que fueramos a sucidarnos ni nada parecido, que ni se nos había pasado por la mollera, oyes, sencillamente que eso de tener que alegrarse por decreto empezaba a parecernos una chorrada tremenda y como éramos un puñao contestatarios, pues no nos daba la gana, ¡ala!, que ya nos alegraríamos cuando nos saliera de las narices, o de cualquier otra parte del cuerpo menos pronunciable, y no cuando marcara el puñetero calendario. Aunque para mi las navidades si tenían algo positivo, y es que como ya estaba crecidito en vez de hacerme un regalo, mi vieja me soltaba pasta para que me comprara lo que quisiera y así iba y me pillaba algún disco.

Es por eso que algunos los relaciono con la Navidad, porque me los compré y empecé a escucharlos por esas fechas, como el "Stand Up" de Jethro Tull, el "Boogie con Canned Heat", el "Obscured by clouds", de Pink Floyd, el Living in the Past" también de Jethro, o el "Raw Sienna" de Savoy Brown. Así que un par de días antes de la Navidad me piraba al centro, a la tienda que había en los sótanos de la Gran Vía y cumplía uno de mis sueños preferidos, hacerme con un disco nuevo. Y ese era para mi el mejor regalo, música, música para escuchar y flipar con todos aquellos grupos que nos acompañaron durante esos años. Y para aprender. Atrás había quedado la época en que tocábamos villancicos en la misa del gallo de la parroquia del barrio. Ya no eramos unos chavalines. Eramos unos jovenzuelos muy dispuestos a comernos el mundo con nuestra propia música. Y aquellos discos eran alimento espiritual (y no exagero un pelo).

Y como ahora estamos en vísperas de las navidades os pongo otro villancico del disco de Joan Baez que teníamos (y aún tengo) en casa. Es la versión francesa (vamos, que la canta en gabacho, ve tu a saber porqué, que a mi por lo demás me daba lo mismo que mis conocimientos de la lengua de Chespir eran tan escasos como con la de Molier), con sus campanitas y todo (que lo de las campanitas es una cosa muy navideña) de "Away in a manger", una canción de navidad tradicional anglosajona, que los villancicos de siempre ya los estamos oyendo todo el día por ahí.





Pues eso, felices fiestas y larga vida al rock´n roll.

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