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No, si ya nos parecía...

De las cosas que se acaba enterando uno. Resulta que Papa Noel, no es en realidad Papa Noel, no confundir con Santa Klaus o San Nicolas, que ese es otro tipo que también acabó unido a la celebración de las navidades. No, yo me refiero al gordo ese de las barbas blancas que lleva una especie de pijama rojo, gorro de dormir incluido, se desplaza en un trineo tirado por unos renos ¡que vuelan!, se cuela por las chimeneas o por las ventanas en su caso, si no hay chimenea, y que al parecer vive muy cerquita del Polo Norte, por Laponia o por algún sitio de esos, donde no se iría uno a vivir ni loco (que hace una rasca que no veas).

Lo que ocurre, según dicen los enterados en estas cosas (que también hay enterados en estas cosas, oyes) es que finalmente se acabaron fundiendo dos leyendas, la de San Nicolas, un tal Nicolás de Bari que al parecer era un tío muy enrollao con los pobres y con los niños (además de obispo, según parece) y la del Abuelo Invierno muy celebrado entre las poblaciones del norte de Europa. Y también parece que fueron los colonos holandeses los que le llevaron consigo a America, aunque le llamaban, en su lengua, claro, o sea en holandes, algo así como Sinter Klaas (que, aunque parezca mentira no tiene nada que ver con los sintetizadores ni otros cacharros similares que solemos usar los rockeros).

El menda, al principio montaba un caballo que volaba, lo cual no deja de ser un flipe, aunque todos sabemos que en realidad se desplaza en un trineo tirado por renos, como he escrito antes. Además, antes de convertirse en un abuelete gordinflón de mejillas sonrosadas, parece que se le represantaba más bién delgaducho y escuchimizado, como una especie de duende que además vestía de verde. Y parece ser que fue un dibujante de tiras cómicas norteamericano, que se llamaba Thomas Nast, quién primero lo representó de esta guisa, como un duende o gnomo que, habiendo bajado de su trineo, se colaba cargado de un saco por las chimeneas el día de Navidad para dejar sus regalos, que el tipo puñao enrollao también era, pero tenía que subirse en un silla de puro chiquitajo.

Luego lo fueron dibujando cada vez más gordo y más grande (que al parecer le sentaron bien los cereales y los dulces que le dejaban) y le cambiaron el traje verde por uno rojo como el que lleva ahora. Pero siguió usando su trineo tirado por renos que vuelan. O sea, que un gnomo, convertido luego en regordete abuelo bonachón, va por ahí en un trineo mágico gracias a que los renos vuelan, como si tal cosa. Los gnomos viven normalmente en las setas, fundamentalmente en esas rojas con pintitas blancas que, mira tú por donde, son las que se zampan los renos y los ciervos para cogerse unos colocones que no veas. Así que ya sabemos como volaban los renos, que cuando llevas un colocón de espanto también te dicen que vas volao (a saber lo que va fumando en la pipa). Además, las setitas en cuestión suelen crecer debajo de los pinos y los abetos, que también hay que poner y decorar con bolas de colores y lucecitas muy majas para que venga Papa Noel. No si ya nos parecia...

P.D. Los gabachos le llamaban Bonhomme Noël, de donde viene Papa Noel, y la imagen actual tan hortera se la debemos a la Coca Cola (como tantas cosas...)

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