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Un tunel sin fondo

Si, claro, podía haber dicho sin salida, pero no es lo mismo, si escribo sin fondo, significa que el tunel se parecía más a un agujero oscuro que a cualquier otra cosa. ¿Porqué no dije "agujero"?, sencillo, un agujero sin fondo evoca cosas (un desfalco, por ejemplo, y sin ir más lejos) que nada tienen que ver con lo que me pasaba. Y yo sabía bien lo que me pasaba. Qu estaba en un tunel sin fondo, lo cual quiere decir que el tunel iba hacia abajo y en caída libre. ¿Que, que me pasaba?. Estaba depre. Si, deprimido, amuermado, bajo, totalmente chafado de ánimos. y, ¿por qué?. Sus razones había, no os vayáis a creer. Y eso, que mi menda no ha sido nunca de tendencias depresivas, ni un ciclotímico de esos, por el contrario, los que me conocen creen que soy más bien un optimista. Pero ahora estaba jodido.

Para empezar, llevábamos meses, desde que Salva se fue a la mili, sin dar pie con bola musicalmente hablando. Todo lo que habíamos hecho desde entonces se me antojaba un desastre. O sea, lo que cualquier rockero desea con todo su alma, no tener batería y no poder tocar. Seguimos: no teníamos un local para ensayar. O sea que no ensayábamos. Y yo quería tocar (supongo que los otros, Quique y Rulo, también), pero es que yo, ¡quería tocar!, y sin local de ensayo estaba jodida la cosa. Muy jodida. No, no se podía decir que estuviera contento.

Mi flamente órgano Panther se había escacharrado, literalmente chasmuscado, y después del arreglo que me había hecho el Mauricio a precio de saldo, sonaba a cornamusa (y eso que yo nunca había oído hasta entonces una cornamusa, pero me imaginaba que no debía ser muy distinto). Así que un teclista sin teclado, sin local para ensayar, con un grupo mutilado (por la ausencia de Salva, oyes, que perder, no habíamos perdido ningún otro miembro, aunque yo me se de uno que para lo que me servía... )


Y además, ¡calabazas!. No, no me refiero a los suspensos en la uni y a tener que repetir curso, que eso me lo tomé en plan filosófico. Es que ese año se había consumado mi fracaso sentimental más profundo, hasta el momento, que luego tendría otros. Y es que la chica por la que me pirraba, Ernestina se llamaba, me había plantado (eso si, de muy buenas maneras) al día siguiente de darla yo un beso en toda la boca (que también se decía muerdo), que me había costado lo suyo, que mi menda era mogollón tímido además de cortado, porque el mamón del Bola había tenido la ocurrencia de declarasele la misma noche que yo (si, ya se que lo he contado en otro sitio, ¿y?, sucedió entonces, ese año, y era la gota que colmaba el vaso). Por si fuera poco, a los pocos día se lió (el Bola no, Ernestina) con un compañero de curso y aquello me dejó chafado totalmente.

Así que andaba depre, taciturno, amuermado, con el rostro torvo y el gesto chungo (¿o es al revés?). En fín, hecho una mierda. Metido en un tunel sin fondo. Sin ganas de nada, salvo que me dejaran en paz. El nuevo, y para mi, mismo curso empezaba, Salva no estaba, no teíaimos local de ensayo, y no íbamos a tocar en ninguna parte. ¿Quién da más?. Recuerdo que aquellos meses a menudo me cogía el rebote y me piraba a vagar por ahí sin sentido. O me sentaba en la plazoleta de Virgen de Lourdes bajo la lluvía hasta que me quedaba aterido. ¿Que podía hacer?. Nada, ¡a joderse tocan!.

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