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¡Feliz año nuevo! (nos vemos en la farola)

En Nochevieja teníamos la costumbre de, poco después de las campanadas y las uvas, reunirnos todos los amigos en la farola que había en la isleta central de la Avda. Donostiarra.,que era por así decirlo como el centro topográfico, o sea el verdadero centro, del barrio. Digo que había, porque con el tiempo acabaron quitándola debido al empecinamiento de algunos conductores de estrellar su vehículo contra ella (que parece que le habían cogido gusto, oyes, y no pasaban tres meses sin que ¡zas!, batacazo contra la pobre farola que solía quedar maltrecha). No solo los de MOH y la baska, también acabaron sumándose amigos y colegas del barrio y nos juntábamos una peña considerable con ganas de golgorio y de celebrar como es debido el Año Nuevo. Bacilábamos un rato, nos deseabamos y deseábamos a todo el que pasara por allí feliz año, entre el ruido de petardos y algún cohete (¡alegria, coño!) y luego se disolvía la festiva cuadrilla y cada grupo se iba a lo suyo.

La tradición, que eso es lo que nos parecía a nosotros, una tradición en toda regla, no era muy antigua. Veamos. Yo aquel año había cumplido los dieciocho añitos y salía en fin de año desde los quince, así que este era el cuarto año que salía. El primero fue a un guateque en casa de los padres de mi amigo Pato, que estaba monopolizado por los amigos y amigas de sus hermanos mayores que ponían una música de lo más hortera. El segundo a otro guateque en casa de los padres de su novieta, la novieta de mi amigo Pato se entiende, allí la música la poníamos nosotros: mucho Canned Head y mucho "Llena tu cabeza de Rock" y los padres entrando cada dos por tres para ver que demonios estabamos haciendo (y la verdad es que no estábamos haciendo nada de nada, salvo escuchar música). El tercero en la discoteca de la asociación de antiguos alumnos de nuestro antiguo colegio, a nuestra bola, aunque el cura también entraba de vez en cuando, pero menos que los padres de la novieta de Pato el año anterior. Y este era el cuarto.

Así que, seguramente, y a no ser que alguién se acuerde de otra cosa, la añeja tradición de quedar en la farola de mitad de la Avda. Donostiarra se remontaba nada mas y nada menos que ¡al año anterior!, pero a nosotros nos parecía algo que habíamos estado haciendo toda la vida, así de raro fluye el tiempo cuando se es jovenzuelo (y cuando se es un tarra, por cierto, que te da por acordarte de cosas que parecían olvidadas: los viejos amigos, las primeras chicas, las primeras fiestas... ). Lo cierto es que la costumbre perduró por lo menos los siguientes años, hasta que como digo, el Ayuntamiento retiró la dichosa farola que por lo que se ve era un poderoso imán para toda clase de conductores borrachos o simplemente distraídos. En fin, ¡feliz año nuevo!, y nos vemos luego en la farola...

2 comentarios:

Bonzu Pipinpadaloxicopolis III dijo...

Feliz año 2009!!

Eshmun dijo...

Gracias!, feliz 2009 para ti también.

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