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¡ONI! (UFO)

Y llegó la manía de los extraterrestres (aún no se decía eso de alienígena) y de los platillos volantes, con retraso eso si, porque aquí llegaba todo con retraso incluidos los platillos volantes esos, que por lo visto los extraterrestres, vinieran de donde vinieran, que sobre eso no había ningún acuerdo, sabían, que es lo suyo, de las peculiaridades de este país y llegaron, lo propio, con retraso. Si en Roswell, Nuevo México se les había escacharrado una nave allá por el 47 y desde entonces se veían por todas partes, España, claro está, was diferent, y había que esperarse un poco. ¡Que listos los extraterrestres!, oyes.

Eso, o que otros listos, estos mucho mas terrestres, que de "extra" solo tenían el morro que le echaban a la cosa, decidieron que ya había llegado el momento de vender historias (y de paso hacerse el agosto) sobre visitantes del espacio exterior de porte angelical, visitantes de mundos lejanos con nombres exóticos, muy buena gente ellos, que no eran marcianitos verdes cabreados con cara de trompeta y antenas que les salían de los orejos, sino como querubines o casi, con muy buen rollo y que venían a traer la paz a la Galaxia, y te contactaban de vez en cuando no se sabía muy bien para qué y se comunicaban contigo telepáticamente, sin necesidad de abrir el pico, que los enanos raquíticos cabezones con unos ojos que ocupan media jeta aún no los había puesto de moda Spielberg.

La cosa había sido precedida por el éxito de ventas de "El retorno de los brujos", un libro del que ya os he contado a propósito del sr. Fulcanelli y sus misteriosas catedrales, y pronto se desarrolló una verdadera plaga de avistadores de ONIS (objetos nasoluto identificados) o de UFOS (Un Flipe Oiga), como también se les llama por ahí, con la ayuda de la publicación en cristiano de los libros de Erich Von Daniken, sobre todo "Regreso a las estrellas", y luego los de sus imitadores locales. De momento la cosa quedaba así, en los simples avistamientos de algún ONI, y algún que otro contacto, que lo de las abducciones vendría más tarde, lógico, como aquí todo llegaba con retraso.

El caso es que a mi me dio particularmente fuerte con lo de los ONIS e incluso una tarde que íbamos por Madrid en el buga (un seiscientos) del Bola (cosa que solía suceder con cierta frecuencia) me pareció ver en el cielo (y no había tomado nada, en serio) un objeto oscuro que se desplazaba en zig-zag a toda pastilla hasta que desapareció en la altura. ¡Un ONI!, ¡un ONI!, ¡había visto un ONI! (o un UFO, que para el caso), lo que reforzó aún más mi creencia en la existencia de los visitantes de otros mundos y en que el Von Daniken ese era un tío dabuten. Claro que también me había visto una vez desdoblarme estando con gripe y en duremevela (pero si eso, ya lo contaré en otro momento, que ahora no viene al caso).

Y como me pasaba siempre que me aficionaba con un tema, empecé a darle la barrila a la baska con los ONIS y todo lo que había leído sobre ellos, y hasta una noche que estábamos de acampada en el campig de Pegerinos les dí una larga charla por la cara al amor de la fogata y de los cubatas que nos estábamos trasegando, que convencí hasta a los más escépticos, que alguno había aunque no muchos, tal era la pasión que le echaba al asunto, o las ganas que tenían de que no les comiera más la mollera. ¿Qué que tiene todo esto que ver con el rock´n roll?. Tu verás, si los Pink Floyd habían sacado años atrás un album que se llamaba "A Saucerful of Secrets" (Un platillo lleno de secretos), ¿porqué a un rockero madrileño como yo no le podía dar la vena con los ONIS?, ¿eh?. Que con tanto universo como había por allí fuera no íbamos a ser nosostros los únicos en este planeta tan cutre.

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