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Pues va a ser que no

Me escribe alguien al correo interno del blog (manía de no dejar mensajes, oyes) preguntándome si para sacar pelas (dinerito contante y sonante, vil metal) no recurríamos a lo que han recurrido la gran mayoría de los grupos de entonces y ahora. Que ahora se llama hacer "bolos" y antes se llamaba hacer el hortera, o sea ir por los pueblos tocando un repertorio de lo más hortera, copla española y pasodobles incluidos, y estar dispuestos, ademas, por si fuera poco, para amenizar (si llegara el caso), bodas, bautizos, comuniones y hasta funerales (que alguna ocasión se ha dado, no tanto aquí, pero vés y preguntales a los irlandeses. que se toman lo de la muerte y, sobre todo, lo del sepelio, ¿como diría yo?, ah si, con un rollo mucho más positivo), con semejante ristra de tonadillas (que no se les puede llamar nada mejor).


Pues va a ser que no. ¡Que no, hombre, que no!. Que no habíamos abominado de Karina, y de Los Albas, y pelearnos con las chicas en los guateques (que es mucho más grave, que a esa edad lo que te estás jugando es un calentón, y a falta de otra cosa... ) con la birria esa de los Beach Boys de las narices, que mira que eran y siguen siendo horteras (que parece que es algo que no se cura con el tiempo, como la gripe, no que vá, que imprime carácter de por vida, hortera eres y hortera te morirás) los tíos, y encima van de windsurferos de los c..., que como todo el mundo sabe es algo que cualquier hijo de proleta puede practicar sin mayor problema, ¡ah, no!, que se me olvidaba, hay que tener playa cerca (aquí jodido), ser rubio (tampoco) y un completo gilipollas (menos aún), o los Bee Gees que todavía resultaban más insufribles de puro blanditos y melifluos (que no sé muy bien que significa, pero aquí mi colega que se está bebiendo una birra me ha dicho que lo ponga).

Que no señor, que no nos daba la gana ir por hay tocando las horteradas del momento, que eran muchas y muy variadas, y no voy a hacer la lista que no quiero resultar cansino (y además se van a creer por ahí que me las se todas lo cual es mucho más chungo), que para eso no nos habíamos convertido en rockeros y mucho menos aún en jipis de esos, que la gente te miraba mal por la calle, que tu no sabes que país era este y si lo sabes es que se te ha olvidad0 (que es todavía peor, que se te haya olvidado) por lo de las greñas y la pinta que llevábamos, pero nos daba lo mismo, y a las pruebas me remito, ¿que, qué pruebas?, mira las fotos, coño, y no me distráigas que estoy escribiendo y si me distraes ya no se ni lo que escribo. Que aún rockeros ha habido alguno horterilla, pero que no vamos a decir nombres, no preocuparse, que todos somos como una gran famila (o manada o tribu, o lo que sea) aunque al tipo ese del fondo que se está bebiendo mi güisky no le conozco de nada. Pero jipis menos, horteras digo, y si los había pues que lo disimulaban mejor, que se les notaba menos, vamos.

Pues eso, que no nos daba la gana ir de pueblucho en pueblucho (y eso que nos iba el campo un puñao, pero nos sus moradores, sobre todo los que andaban a dos patas y tiraban de garrota como si tal cosa), que no nos íbamos a cortar las melenas, con lo que habían tardado en crecernos, y las discusiones que habíamos tenido en casa (que si te cortes el pelo, que pareces un no se qué y cosas por el estilo) y con ellas corríamos un serio peligro físico, y no es broma ni exagero un pelo (y no es alusión ni metáfora, sino todo lo contrario), y menos aún perder el tiempo aprendiendo a tocar horteradas de esas. ¿Que otros lo han hecho?, pues mira que bién, que nos alegramos por ellos, que seguro que tampoco se han sacado un pastón y han creado su propia discográfica (que al final, es todo lo que los rokeros queremos y el que diga que no, miente más que el Judas Tadeo ese, bueno o el otro, que ahora no se muy bien quien era el que metía los pufos y las trolas, que lo tengo como olvidado, oyes) y más de un marrón se han comido por ahí, lo que pasa es que no lo cuentan. Que no queríamos ser como los de la foto que he puesto, que seguro que son todos muy majetes, pero mucha pinta de rockeros y jipis pues no tienen, la verdad.

Y ahora va a ser que es que éramos unos señoritos, ¡oiga!, que no nos iba lo de pringarnos con la cosa esa cutre del bailoteo en los pueblos (que alguna fiesta de esa nos ha pillao de paso, que las tías bailaban con las tías y los tíos con los tíos, que lo he visto yo y he flipado en colores tú, y como para quedarte a tocar encima), bodas, bautizos y comuniones. Seguramente, por eso vivíamos en un barrio periférico y nunca teníamos un duro para nada. O a lo mejor es que no éramos musicos de verdad, que un músico (de verdad) tienen que saber tocar lo que le pidan (¿a quién se le habrá ocurrido semejante chorrada?) y no lo que él quiera o sepa tocar y le salga de los güevos en ese momento, que los músicos nos debemos al público y todo eso. ¿El público?, ¿que público?, ¿entonces, en este país? Pues va a ser que no.

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