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Una mirada es suficiente (si todo lo demás va bién)

Nos gustaba improvisar. Cuando ensayábamos o tocábamos en directo, nos gustaba improvisar. No todo. Llevábamos nuestros temas bien aprendidos, pero, si se daba la ocasión, nos gustaba improvisar. Nos sentíamos libres y creativos cuando improvisábamos. Y a veces conseguimos que sonara realmente bien. Pero no era sencillo. Improvisar era saber lo que iban a hacer los otros y, sobre todo, no cagarla.

Los que sepáis de que va el rollo, mejor iros a hacer otra cosa que no voy a descubriros nada nuevo. Para los demás he de decir que tampoco voy a escribir ahora el manual de la improvisación, así que si os aburre, también podéis ir a hacer lo que se os antoje. ¡Ah!, mira, ha quedado una persona. Te lo voy a explicar ( sí, a tí, que lo estás leyendo ahora, que yo ya se como se hace, y no me lo voy a explicar a mi mismo, pues sería una pérdida de tiempo además de una gilipollez).

Hay que estar en la onda, o inspirados, como dirían los poetas. Sin estas dos condiciones básicas, el fracaso está asegurado. Dicho de otra forma, en vez de sonar bién lo que se consigue es un bodrio (que también nos pasó en alguna ocasión, pero, eso si, las menos). ¿Que como se inspira uno?, ¡Que gracioso!, no hay una receta universal, que si no el mundo estaría repleto de inspiraciones y los de la industria discográfica en paro. Y es justamente al revés ¿no crees?.

Cada uno encuentra su punto a su manera, que para esto no hay reglas fijas, como acabo de decirte, pero lo que de verdad importa, es estar atento a lo que van a hacer los demás (no tu vecino, ni tu portera, los que están tocando contigo ¡hombre!). Pueden haber hecho un cambio de tonalidad o de acorde inesperados (porque están inspirados, de la manera que sea, ¡déjalo ya!) y a ti te pueden pasar dos cosas, a saber:

Una: que te pillen en bragas (es un decir, todavía no he conocido a un músico que toque en bragas, ni siquiera en los ensayos, que debe ser bastante incómodo), estabas mirando a la chavala esa de la primera fila, o sencillamente hoy no tienes un buen día (no hay que acomplejarse, nadie es perfecto). Solución: no precipitarse, hacer como si no hubiera pasado nada y esperar que lo repitan, que lo repetirán, pues ellos quieren que también intervengas, es más esperan que intervengas y abras nuevas vías a la improvisación, sino no serían tus colegas, y si no lo hacen, mejor búscate otro grupo o forma el tuyo propio para improvisar lo que te de la gana. Bien, repiten, apenas han pasado unos compases, ahora estás más al loro, ya has pillado por donde van y no tienes problemas para seguirles.

Dos: Estáis tan compenetrados que una sola mirada es suficiente. Por unas breves milésimas de segundo, intercambiáis una mirada y ya sabéis por donde va a ir la cosa. Lo demás es coser y cantar (o tocar), que no puede ser más sencillo, claro está, con la compenetración y la inspiración (como dirían los poetas) de por medio. Que no vale estar muy compenetrado y poco inspirado, porque las vas a pasar canutas, y tendrás serios problemas para que tu instrumento no desentone. Ni muy inspirado y poco compenetrado, ya que entonces, cada uno va a ir a su bola, y el resultado final puede ser espantoso. O un bodrio.

Bueno, pruébalo, ya verás, con dos veces que os salga bién, como te enganchas...

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