English French German Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified
this widget by www.AllBlogTools.com

Los Doce sueños del Dr. Sardonicus

Y nos hicimos mayores. Vamos que terminamos el colegio. Y nos pusimos a estudiar otras cosas. Salva informática y computadores. ¡Pues claro que en aquella época existían los computadores!. Pero no se parecían en nada a los de ahora; eran mucho pero mucho más tochos y funcionaban con unas trajetas de cartón perforadas. Rulo se matriculó en la Escuela de Artes aplicadas y oficios artísticos, que , por cierto, le iba como anillo al dedo. Quique estuvo en una Academia estudiando no se muy bien que y luego hizo Biblioteconomía, o algo parecido. Y yo, pues me matricule en Filosifía y Letras que es donde había más melenudos y más chicas. Para que luego digan que no tenía vocación.

Lo cierto es que allí conocí a un chaval de Santo Domingo que resulta que su padre conocía a mi padre, que se había pirado cuando yo tenía unos meses y nunca le había vuelto a ver. Cuando cumplí los veintiuno, aún faltaban algunos añitos, un día me llamó y le mandé al carajo. Bueno a lo que iba. Nos hicimos tronquetes. Resulta que su abuela, que vivía en España, le dejaba una casa que tenía vacía para estudiar. ¡Pobre mujer!. Además estaba cerca de mi barrio ¿Quién da más?.

Pues allí que fuimos un montón de tardes para estudiar, pero lo cierto es que estudiar, estudiar no estudiamos mucho que se diga. Había un tocata y él se había llevado algunos de sus discos, muchos de los cuales yo no conocía. Hubo uno en particular que me gustó tanto, que hasta me lo prestó unos días. Era de un grupo americano rarísimo que se llamaban Spirit, como el héroe del comic (que por aquella época yo tampoco conocía) y se titulaba "Los doce sueños del Dr. Sardonicus.

Auténtico sonido undreground californiano del mejor. Ya conocíamos a Jefferson Airplane, gracias a la hermana de Quique, Delia, que le encantaba el "Surrealisctic Pilow". Pero esto era nuevo para nosotros. Me lo llevé a casa de Rulo, claro está, para oírlo una y otra vez. Y ahí estábamos enganchados a Spirit y a su increible música que nos trasladaba a lugares lejanos y a extrañas dimensiones. La portada además era un cantazo de pura psicodelia con las imágenes de los integrantes del grupo como deformadas por un espejo (como se ve en el vídeo que os he puesto). Aun sigue siendo uno de mis discos favoritos.

No hay comentarios:

¡Compártelo!