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Una profesión de riesgo

Llegados a este punto, no me queda más remedio que admitir que la de rockero es una profesión de riesgo. De mucho riesgo. No, no tiene nada que ver con el estilo de vida, ya sabéis, sexo, drogas y rock`n roll, que va. El verdadero riesgo es que puedes lastimarte tu solito facilmente mientras tocas. Y el local de ensayo resulta el sitio más peligroso.


¡Abstenerse pusilánimes!

Como no tienes un duro, no cambias las cuerdas hasta antes de una actuación y ¡zas! se rompe una y te da en un ojo o en su defecto en el lóbulo inferior del orejo que también duele lo suyo. Eso si no te atiza en el labio, que parece que les atraigan las partes más sensibles del careto. Sin contar las veces que te pinchas con ellas por no haber tenido la precaución de enrollarlas bien en el clavijero. No, hombre, que tú no estas para esas minucias, así que las dejas tal cual, todo tiesas, sobresaliendo lo suyo, y es cuestión de tiempo (poco) que te las claves tú o se las claves a alguien que ande cerca.

Si eres batería, no corres ese peligro, pero en cambio más de una vez te desollarás las manos, que estás todo emocionado tocando y te das un meco de espanto con el borde del timbal o el de la caja (este último duele más). ¿Que como puede ser eso?. Por querer hacer virguerías, que se te va la mano y no controlas y ¡toma!, un lindo pedazo de piel que te has dejado por el camino, y los parches chorreando sangre que es un escándalo. También se te puede romper una baqueta y atizarte en toda la frente, aunque eso es menos usual pero casos se han dado.

Yo en cambio, como era teclista, y cada vez cogía menos la guitarra, estaba relativamente a salvo de pinchazos y contusiones, pero me acechaban otros peligros igualmente. Que era el que cantaba, y el micro tampoco es que fuera una maravilla de la técnica, que oir se oía y ya era para darse con un canto en los dientes. En los dientes no, pero en la boca... Te descuidabas un poco, pegabas los labios al micro y ¡ay!, ¡me cago en... !, calambrazo que te crió y no veas como te cortaba el rollo.

Y para que hablar de cuando ibas a soldar el jodido cable ese y te quemabas con el soldador o con el estaño, que a más de uno le ha pasado y no me estoy inventando nada. ¿Que exagero?, se nota que no has tocado en tu vida, chaval... que anda que no era peligroso ni nada eso de ser rockero, que podías salir hecho un ecce homo tan ricamente despues de haber estado toda la tarde tocando, con pinchazos, magulladuras, cortes, quemaduras y otros daños similares, además de haberte quedado medio sordo porque eso si, se ensayaba con el volumen a toda pastilla, que como es bien sabido es excelente para la salud, y te tirabas tres días oyendo piiiiiiiiiiiiiiiiiii.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cierto lo de las cuerdas... Salva, nuestro batería, además de lo dicho había veces que desaparecía detrás de su instrumento: se caía de espaldas como consecuencia del frenesí extremo de nuestros temas, sobre todo en los finales...
Hablando de soldar hay que decir que teníamos a un 'encargao' del tema : Alí Ben a Soldar, ¿recuerdas?.

Eshmun dijo...

¡Es verdad!, ahora me acuerdo, habrá que dedicarle una entrada ¿no te parece?

Anónimo dijo...

... eso, para que se sepa que nosotros no discriminábamos a nadie por sus orígenes étnicos..

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